BREVE HISTORIA DE LA CLASE DIRIGENTE CUBANA *** Por Frank Escobar

por **Admin** Mar Feb 18, 2014 10:47 am

BREVE HISTORIA DE LA CLASE DIRIGENTE CUBANA

Posted on 02/17/2014 by Nuevo Accion

Y SUS SUCESIVAS CRISIS DE LIDERAZGO

Por Frank Escobar- Exclusivo para Nuevo Acción

Mientras los jóvenes estudiantes venezolanos irresolutos y mal dirigidos pero con muchísimo valor se han lanzado a las calles porque como ellos mismos proclaman: “prefiero morir por mi país antes de ser asesinado por el hampa” o “Madre me fui a pelear por Venezuela si no regreso es porque me fui con ella”, en Cuba ha comenzado el desfile oportunista de cubanos mal nacidos cuya única patria es el dinero. La clase económica cubana siempre fue mayoritariamente cobarde, con excepción de aquellos primeros hacendados que también fueron patriotas como Francisco de Arango y Parreño, Nicolás Calvo de la Puerta y O’Farrill, el Conde de Montalvo, o los Presbíteros Jose Agustín Caballero y Félix Varela Morales.

La generación subsiguiente, la de los discípulos del Padre Varela ya marcó fuertes equidistancias. Mayoritariamente reformistas y políticamente autonomistas marcaron un retroceso en el gradiente revolucionario con respecto a su Maestro que proclamó el independentismo ante la intransigencia de Fernando VI aunque siempre puso la condición que fueran las clases más pudientes quienes encabezaran la revolución. Algo que esencialmente nunca ocurrió.

En esa generación se destacaron el propietario del ferrocarril de Matanzas José Luis Alfonso, fundador del anexionista “Club de La Habana” quien llegó a declarar: “en el Siglo XIX la Patria es la propiedad” y su amigo y protegido que se volvió su némesis por su anti anexionismo José Antonio Saco. Alfonso también afirmaba entonces arrogantemente frente a las alarmas de su amigo Saco: “no habrá revolución en Cuba mientras seamos capaces de producir azúcar y cosechar café.”

Al final frente a la inevitabilidad del conflicto y para conservar sus propiedades que para él eran su verdadera patria, Jose Luis Alfonso traicionó a su primo y cuñado Miguel Aldama, aceptó el título de Marqués de Montelo y sus hijos pelearon como oficiales del Ejército Español. Saco contempló irresoluto desde Barcelona la destrucción de la propiedad y la economía auténticamente cubana que rápidamente paso a manos de los comerciantes integristas españoles que, como ya habían hecho en época del Capitán General Miguel Tacón, se volvían milagrosamente hacendados azucareros. Ese grupo de españoles integristas favorecidos por el general Tacón, uno de los derrotados por el Mariscal Antonio José de Sucre en la Batalla de Ayacucho, Zulueta. Baró, Casa Moré, fueron quienes en 1868 pagaron el ejército que enfrentó a nuestros patriotas en la Guerra de los Diez Años, que tuvo todas las características de una desastrosa guerra civil.

Como resultado del fracaso de la Junta de Información y el estallido de la Guerra Grande los hacendados miembros del Partido Reformista fueron tildados de independentistas y sus propiedades vilmente confiscadas. El más afectado de todos fue Miguel Aldama y Alfonso, el hombre más rico de Cuba, que perdió junto a su padre cuantiosas propiedades y se fue a vivir a los Estados Unidos. Miguel Aldama, patriota y brillante empresario si los hay, pudo haberse desentendido de la insurrección pues hasta entonces él era solo un reformista y hubiera podido irse a vivir tranquilamente a España conservando sus grandes propiedades e inversiones financieras. Pero Don Miguel era un patriota y sabiendo mejor que nadie lo que perdía- por sus conocimientos y experiencia comercial adquiridos en Hamburgo y Londres- corrió el riesgo y llevó a su anciano padre a la ruina, comprometió el futuro de su familia y se fue al exilio a preparar expediciones para independizar a su patria. Murió pobre, solo e incomprendido por sus hijos- culturalmente absorbidos- que lo acusaban de ser el causante de la desgracia económica familiar.

Los hacendados villareños, camagüeyanos y orientales también corrieron la misma suerte y sus propiedades pasaron automáticamente a comerciantes españoles integristas y sirvieron para pagar el ejército regular y las tropas de voluntarios. Los Gutiérrez, Machado, Cisneros, Betancourt, Simoni, Arango, Agüero, Agramonte de Camagüey y Las Villas. Francisco Vicente Aguilera, el hombre más rico de Oriente que murió pobre y con las suelas rotas recogiendo dinero para la causa independentista por las calles de New York. Los Céspedes, Maceo Osorio, Figueredo, Mármol, Masó también orientales. Todos arruinados o muertos por la causa de la libertad de su patria.

BREVE HISTORIA DE LA CLASE DIRIGENTE CUBANA *** Por Frank Escobar ALFIEFANJUL

Durante la Tregua Fecunda los nuevos inversionistas Americanos como Atkins, quien en 1879 adquirió el Central “Soledad” en las inmediaciones de Cienfuegos, siendo esta la primera propiedad adquirida por un americano en Cuba, se convirtieron en aliados económicos de los hacendados integristas de entonces entre los que despuntaban ya los Castaño, Gutiérrez, Cacicedo, Falla, Gómez Mena- el bisabuelo de los “sugar boys” Alfonso y José Fanjul.

La razón por la cual los Fanjul mantienen hoy su dinastía azucarera se debe a que el Gobierno Interventor del General Leonard Wood no permitió que se hiciera justicia con las propiedades confiscadas por el gobierno español y bajo la presión de los intereses azucareros americanos que eran sus socios, los mismos integristas españoles que habían pagado la guerra que perdieron los españoles, fueron recompensados con las mismas propiedades que antes ellos habían robado a los aliados de los americanos que paradójicamente los habían derrotado en el campo de batalla.

Ante una injusticia tan evidente los generales de la Guerra de Independencia José Miguel Gómez, Francisco Carrillo, Gerardo Machado, Emilio Núñez, Juan B. Alemán, invadieron territorio de Las Villas y Camagüey para compensar a sus aguerridos soldados y posesionándose de propiedades absentistas o abandonadas, fomentaron colonias, poblaciones e ingenios para ellos lo que constituyó el arranque de la recuperación de la propiedad territorial nacionalista cubana, que poco a poco fue aumentando hasta competir con los intereses integristas y superarlos en el caso de las propiedades americanas, en fecha tan temprana como 1930.

Fue en la provincia de Las Villas donde nació el Partido Liberal, la fuerza politica de los nacionalistas cubanos que constituyó junto a los conservadores y moderados la troika partidocrático de la Primera y Segunda Repúblicas Cubanas.

Los primeros treinta años de la República Cubana, la Primera y Segunda República divididas por la Segunda Intervención Americana, solicitada por el presidente Tomás Estrada Palma, que algunos llaman peyorativamente la “República de los generales y doctores”, se caracterizó por el contrapunteo político de dos partidos antagónicos.

Uno que defendía los viejos intereses integristas y los nuevos intereses americanos liderados primero por el ciudadano americano y primer presidente Tomás Estrada Palma con el Partido Moderado y respaldado por los generales habaneros Freyre de Andrade y Montalvo, suegro éste último del magnate azucarero Julio Lobo. Luego con la transformación del Partido Moderado en Conservador pasó a ser dirigido por el general Mario García Menocal, graduado de Cornell University y ex-administrador del coloso azucarero norteamericano “Chaparra”. Menocal era además sobrino del ingeniero y alto oficial de la Armada Norteamericana Aniceto Menocal.

El otro partido era el Partido Liberal, dirigido por el Mayor General José Miguel Gómez y era mayoritariamente villareño. A Gómez le secundaban el general Gerardo Machado Morales y los Coroneles Orestes Ferrara y Enrique Villuendas, éste último vilmente asesinado en Cienfuegos en 1905, lo que constituyó el primer crímen político de la Historia Republicana. El Partido Liberal era el abanderado de los intereses nacionalistas.

En La Habana también se había fundado el Partido Popular, de corte liberal, cuyo líder el Dr. Alfredo Zayas-Bazán Alfonso fue el cuarto presidente de la República Cubana. Con la caída de su sucesor, el general Gerardo Machado en 1933, del Partido Liberal, quien renunció ante una inminente intervención americana terminó la Segunda República, la etapa liberal – conservadora de nuestra historia republicana que se caracterizó por la impronta de fuertes personalidades que más que por ideologías o filosofías políticas gobernaron y fueron grandes líderes a partir de su arrastre y su historia, siempre legitimados por una Constitución, la de 1901, que por liberal y laica fue un reconocimiento y un motivo de orgullo para aquellos grandes hombres que la hicieron posible,

Después de la caída de Machado provocada por la mediación del factotum de House, Roosevelt y el Nuevo Orden Mundial, Benjamin Summer Welles, Cuba quedo geopolíticamente engarzada en el nuevo escenario mundial que quedaría completado al final de la Segunda Guerra Mundial con el mundo bipolar de Estados Unidos y la URSS o la llamada “Guerra Fría”. Welles y luego Jefferson Caffery fueron los encargados de desterrar de la vida politica cubana cualquier vestigio de tradición y conservadorismo y a partir de entonces todo el conflicto político cubano quedó constreñido a las luchas intestinas en el bando revolucionario, es decir todas las fuerzas políticas vivas se decantaron hacia el progresismo. La ya innecesaria “Enmienda Platt” fue abolida y como regalo de consolación fue devuelta a Cuba la Isla de Pinos.

Después de destruir el Ejército Constitucional Cubano -que había sido el heredero del Ejército Libertador- con el asesinato de toda su alta oficialidad en la masacre del Hotel Nacional, Caffery empotro a Rubén Zaldívar, más conocido como Fulgencio Batista como el jefe militar supremo apoyado por su revolución de sargentos y alistados. A su vez y luego de ser eliminado por Batista el conflictivo y peligroso Antonio Guiteras Holmes, el Dr. Ramón Grau San Martin, profesor de Fisiología de la Universidad de La Habana, se estableció como el líder indiscutible del nacionalismo reformista con el apoyo de la fuerza paramilitar de los estudiantes que habían sido declarados los heroicos ganadores de la lucha contra el “Machadato” y habían establecido a partir de entonces “la efebocracia” como alternativa politica.
Después de un intermedio político donde Batista se acomodó como el hombre fuerte de los americanos al mejor estilo “rooseveltiano” y Grau terminó de aglutinar sus fuerzas políticas opositoras con la creación del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) se estableció una Asamblea Constituyente y se redactó y aprobó la famosa “Constitución de 1940”. Las elecciones fueron ganadas por la Agrupación Republicana- Comunista, con restos del Partido liberal, los eugenistas abecedarios y los comunistas, liderada por Batista, y perdió la fuerza opositora el Partido Auténtico.

Así se restablecía de nuevo el sistema democrático bipartidista al estilo americano que caracterizaría la lucha politica cubana hasta la imposición del totalitarismo. El mayor punto de conflicto entre ambas fuerzas era el comunismo. Batista no escondía sus simpatías hacia el Frente Nacional Antifascista y legalizó el Partido Socialista Popular, nuevo nombre del partido de los comunistas, así como la Central comunista de Trabajadores (CTC). Hizo también a comunistas ministros de su gabinete y senadores y representantes por su partido. Por el otro lado los auténticos no escondían su visceral anticomunismo y asi quedó de manifiesto con la fundación de la Liga Anticomunista por Salvador Díaz Verson y con la creación durante el gobierno de Grau San Martin de la nueva Confederación de Trabajadores anticomunista por Eusebio Mujal Barniol.

La decisión tomada por Grau San Martin de apoyar la candidatura de Carlos Prío Socarras frente a la de Eduardo René Chibás trajo como consecuencia una división dentro de las filas auténticas. Chibás fundó el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) y comenzó una lucha mediática sin cuartel contra el gobierno auténtico de Carlos Prío bajo el lema de “vergüenza contra dinero”, denunciando la corrupción administrativa. Mientras tanto el gobierno democrático de Prío, considerado por muchos el mejor de nuestra historia, se anotaba grandes éxitos económicos como la famosa zafra azucarera de 1951 que produjo siete millones de toneladas métricas de azúcar, la implementación de instituciones aprobadas por la Constitución del 40 que no se habían puesto en práctica, como el Tribunal de Cuentas y el Banco de Fomento Agrícola, y la culminación del ambicioso programa de modernización y renovación urbanística de la ciudad de La Habana que había iniciado el arquitecto francés Nicolás de Forestier bajo el gobierno de Gerardo Machado.

El Plan Piloto de urbanización de la Habana de 1951 fue diseñado por el arquitecto y urbanista catalán Josep Lluis Sert, y en él participó un grupo de brillantes y prometedores arquitectos cubanos, entre quienes se destacó entonces muy joven, nuestro siempre bien recordado y querido Nicolás Quintana.

El autentisismo había ganado indiscutiblemente la lucha política en Cuba y ahora para las elecciones del 52, existía una intensa polarización entre auténticos y ortodoxos. A pesar de la muerte inútil por intento de suicidio de su líder, el Partido del Pueblo Cubano se perfilaba como favorito.

El histrionismo y la táctica demagógica asumida por Chibás y su politica agresiva, casi histérica, había captado a antiguos aventureros del “bonche” o pandillerismo universitario que presumían de “mussolinistas” como Fidel Castro Ruz, quien inició su primera y única campaña política democrática en esa época aspirando a Representante a la Cámara por Marianao. Tuve la oportunidad de ver en la famosa “Colección Amarilla” de la Biblioteca Nacional “José Martí” de Cuba, los pasquines de esa campaña, celosamente escondidos junto al panfleto escrito por Nicolás Guillén: “Batista, el hombre más grande de América” y los dieciséis tomos de “Cuba: Economía y Sociedad” del geógrafo e historiador Leví Marrero Artiles.

Fidel Castro ya había establecido entonces sus secretas relaciones con el hombre que marcaría su destino político, el misterioso William Wieland, protegido de Summer Welles y su factotum en el Departamento de Estado, luego de su inesperada destitución como Sub- Secretario por embriaguez pública y escándalo homosexual en un tren oficial con dos camareros negros. Wieland había vivido en La Habana como corresponsal de “The Herald” bajo el nombre de Guillermo Montenegro y luego ya trabajando para el Departamento de Estado estaba casualmente situado como Cónsul en Bogotá justamente cuando la visita de Fidel Castro a Colombia durante “El Bogotazo”. Luego en el año 1955 se encontraba como diplomático en Méjico coincidiendo con la preparación de la expedición del Granma y poco después en 1957 es ya el Jefe de la Oficina del Departamento de Estado para Centroamérica y el Caribe y es también quien propicia el viaje y la consecuente campaña publicitaria de Herbert Matthews en el “New York Times”. En 1959 recibió triunfante a Fidel Castro durante su visita a los Estados Unidos.

BREVE HISTORIA DE LA CLASE DIRIGENTE CUBANA *** Por Frank Escobar FUELGENCIOBATISTACORONEL

A partir el Golpe de Estado de Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952, acto que le dio a su gestor la tristemente célebre condición de ser el único cubano que ha traicionado una constitución a la que le había jurado lealtad en tres solemnes ocasiones: como Jefe del Ejército, como Presidente de la Republica y como Senador por la Provincia de las Villas, se estableció a través de la traición y la violencia una polarización entre dos líderes que marcarían los sucesivos sesenta y tantos años de gobierno inconstitucional primero y luego del totalitarismo más brutal y antinacional que pueblo alguno haya sufrido.

Una dicotomía politica que aun hoy después de cincuenta y cinco años subsiste en la Isla y en el exilio, entre quienes promueven la indefendible reivindicación de Fulgencio Batista, aferrados al dinero, las influencias políticas y el empecinamiento y la soberbia de establecidas dinastías políticas cubanoamericanas y los que aun siendo despojos del totalitarismo no pueden arrancarse la librea de lacayos y se han aliado a los nuevos ricos de los vuelos “charters”, las agencias de viaje y las elitistas jerarquías laicales para patrocinar un destino de castrismo sin los Castros.

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