EL VICIO DE LA INTOLERANCIA

Posted February 15th, 2010 by Reinaldo Escobar


Una voz amarga dice: Cada pueblo tiene el gobierno que se merece, y una multitud enardecida se lanza hacia el amargado, dispuesta a silenciar la desagradable sentencia.

La intolerancia, tan humana, tan común y tan disimulada por quienes la practican esta en la raíz de todas las violencias políticas que maltratan la dignidad plena del hombre. ¿Quien ha dicho que el malo soy yo?, el malo siempre es el otro, ese que nos estorba, que nos irrita, que nos recuerda nuestros defectos.

La nación cubana esta dividida, y cada parte reprocha a la otra todos los males de este mundo, mientras tanto el tiempo pasa, y nos vamos dirigiendo hacia el trágico final de los pueblos que se odian a si mismos. El mundo ocupado en sus asuntos, de vez en cuando mira hacia Cuba y hacia sus exiliados, y solo ve algo confuso que se retuerce bajo las sacudidas de dos discursos antagónicos, el de una derecha e izquierda política que ya se acostumbró a vivir del conflicto.

El exilio en medio de una opulencia ajena, y bastante difamado por los grandes medios, se hunde sin remedio en la decadencia política, siendo parasitado por los agitadores de siempre, que con sus eternos radicalismos prolongan el conflicto por inercia intelectual, o pereza moral.

En la isla, los que ganaron la gran batalla contra medio pueblo siguen deseando la existencia de una extrema derecha vociferante y ridícula, que desde el imperio anglosajón justifique el gobierno de partido único y la ausencia de libertades civiles en la isla del infortunio.

La política de plaza sitiada genera las simpatías necesarias en todo el mundo, sobre todo cuando los contrarios, envueltos en la bandera estadounidense declaran con orgullo frases anexionistas, o se empeñan en gritar a los cuatro vientos que están de acuerdo con todos los embargos posibles, cuando en realidad el único bloqueo, es el que conviene a los inmovilistas en el gobierno totalitario, el que justifica la existencia de un régimen vigilante y represor.

Los cubanos soñamos con un régimen de libertades que a menudo no llevamos por dentro, nuestros valores culturales heredados, en combinación con el trauma nacional de haber sido peones de un juego ajeno que la guerra fría nos impuso, han marcado demasiado el carácter de muchos, que ante el esfuerzo que requiere la convivencia en democracia posiblemente tomaran el camino fácil del conflicto y de la descalificación de los contrarios.

Es tarea seria, la de retomar los ideales de los fundadores de nuestra nación para construir una nueva cultura democrática donde aprendamos a convivir de forma fraterna en medio de la diversidad de criterios, para que la primera ley de la nueva república sea el culto a la dignidad plena del hombre.

¡Sumate al nacionalismo!






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