EL ULTIMO CONGRESO TOTALITARIO EN CUBA (UJC)

Posted April 6th, 2010 by Reinaldo Escobar



Es patético cuando llaman revolución


a lo que es dictadura inmovilista


La clausura del IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas dejó en los ingenuos una desagradable sensación de derrota, porque en los que conocemos las maldades del sistema quedó la placentera certeza de que los días del totalitarismo cubano están contados.
Los que vimos desde la distancia a esos jóvenes de discurso fascista defender lo indefendible, llegamos a la conclusión de que el régimen se está preparando para suicidarse políticamente cerrando todas las puertas para el dialogo nacional. Sin lugar a dudas no solo no quieren renunciar a los privilegios del poder absoluto, sino que tampoco están dispuestos a legalizar a la oposición que en sentido contrario se eleva cada día a niveles superiores de sacrificio y entrega a favor de los derechos inalienables de la nación. Los irresponsables llamados al linchamiento de las voces de la sociedad civil provienen de la voluntad despótica, y para nada esas palabras vacías de idealismo, y llenas de adulación al despotismo ni pertenecen a una vanguardia, ni a una militancia confiada en su destino, todo el tiempo las voces pertenecieron a la reacción y la honestidad brillo por su ausencia.
El cubano en todas partes a suspendido sus rutinas y ha puesto sus ojos en Cuba, su tierra. Algo tremendo está por suceder, y lo que no ocurrió en medio siglo de opresión, ya viene llegando. Por primera vez ya no esperamos por otros ni pedimos permiso para cumplir con nuestro deber.
La contrarrevolución que paraliza a Cuba estaba en las voces de ese congreso de jóvenes que se arrastran tras la voluntad de los tiranos, y de espaldas al pueblo discuten cosas que no interesan a nadie. Mientras tanto una auténtica revolución recorre los corazones de la nueva Cuba, una generación que para nada esta representada en estos fascistas discute día a día los problemas del mundo real, se trata de la juventud eternamente revolucionaria, la que no se arrastra a lamer las suelas del viejo comunismo, y que sin pedir permiso para pensar, si tiene fe en su destino político, que es el de ser parte de una gran nación.

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