JAN POTOCKI EL MASON QUE ESCRIBIO EL MANUSCRITO DE ZARAGOZA
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JAN POTOCKI EL MASON QUE ESCRIBIO EL MANUSCRITO DE ZARAGOZA
Jan Potocki de Pilawa fue un noble, científico, historiador y novelista polaco, capitán de zapadores del Ejército Polaco, célebre por su novela El manuscrito encontrado en Zaragoza.
Nació en Pików, 8 de marzo de 1761. Como era costumbre en la nobleza, ingresó en la Academia Militar de Viena, pero pronto la abandonó para consagrarse a las dos pasiones que iban a dominarle hasta su muerte: los viajes y los estudios. Decidido a saberlo todo, no tardó en poseer una cultura enciclopédica, y un dominio de casi todas las lenguas modernas, además de las clásicas.
Academia Militar en Viena
El joven conde Potocki se contagió del espíritu liberal y progresista que imperaba en la ilustrada de la corte polaca, cuyo soberano, Estanislao Augusto, era uno de los protectores de la masonería. Algunas damas compartían ese espíritu, entre ellas la princesa Isabel Lubomirska, nacida Czartoryska, con una de cuyas hijas, la princesa Julia, se casaría Potocki pocos años después.
Julia Lubomirska, esposa de Potocki
Potocki escribió una "Cronología de los hebreos", estudió la Cábala y el Talmud e incluso incluyó en casi un centenar de páginas la figura del Judío Errante en su célebre novela en la versión de 1804 aunque decidió eliminar toda mención al mito del Judío Errante en versiones posteriores.
El judío errante
Agunos biógrafos (cf. F. Rosset) han visto en ello un intento de ocultar sus orígenes parcialmente hebreos, dado que en esa época se había casado con la princesa Julia que era católica y con la que tuvo descendencia. De ella tuvo Potocki dos hijos: Alfredo, nacido en 1786, y Arturo, nacido en 1787. Pero Julia murió de [tuberculosis]] en 1794, y Potocki, dejando a sus hijos al cuidado de su suegra, la mariscala Lubomirska, se consagró enteramente a los viajes y los estudios.
Gran Mezquita de Kairouán
Cementerio de la Mezquita de Kairouan
Imágenes de http://www.daniel.prado.name/Varios-Viajes.asp?art=233
El joven conde decidió conocer el mundo a los que unía su vocación de historiador y de etnólogo.
En un primer ciclo, que duró de 1778 a 1780, recorrió Italia, visitó la isla de Malta, Sicilia y Lampedusa, y desembarcó en Túnez, donde el príncipe Ali-Bey le recibió en su palacio. También visitó la Gran Mezquita de la ciudad santa de Kairuán. Potocki evocaría más tarde, en su Manuscrit trouvé a Saragosse, algo de esa Tunicia entrevisto en 1779.
Quitasol, Francisco de Goya
Desde Túnez, Potocki pasó a España, país que iba a atraerle más que ningún otro, y en el que reinaba el ilustrado Carlos III. La España que visitó Potocki era una España vivaz y pintoresca, rica en bandidos y contrabandistas, gitanos y mendigos, que vagabundeaban por los caminos y las ventas, pero rica también en artistas y en escritores, en nobles humanistas y científicos de renombre.
Sevilla, parque de María Luisa
Le atrajo sobre todo Andalucía, ese paraíso que no iba a tardar en convertirse en una de las metas obligadas de los viajeros románticos. Visitó Sevilla, Granada, Córdoba, recorrió los caminos y montañas de Sierra Morena, y estudió de cerca las costumbres de los gitanos y algo de su lengua. De esta frecuentación de los gitanos andaluces hay huellas en El manuscrito encontrado en Zaragoza y en otra obra de Potocki, la opereta Les Bohémiens d'Andalousie.
Paseo de Andalucia
Entra dentro de lo probable que Potocki visitara en Madrid el estudio de Goya, como afirma su biógrafo Edouard Krakowski.
Tras el viaje a España, inició Potocki un segundo periplo, en el que visitó, de 1781 a 1784, los países del Imperio Otomano: Turquía, Grecia, Egipto, Albania y Montenegro. Turquía le entusiasmó especialmente. Sus impresiones de ese viaje las escribió en forma de cartas dirigidas a su madre, reuniéndolas luego en un volumen con el título Voyage en Turquie et en Egypte, que fue publicado en edición de muy pocos ejemplares en 1788. El gusto por lo oriental quedó desde entonces muy vivo en su espíritu, y a veces tenía el capricho de vestir a la turca, como su fiel criado Ibrahim.
Estambul
Viajó por Egipto, Holanda, Marruecos, París....
Vuelto a Varsovia en 1792, escribe una serie de pequeñas piezas de teatro con el título de Parades, en la tradición de la commedia dell'arte italiana, que se representan en el teatro privado de su suegra la mariscala Lubomirska. En una de ellas, titulada Cassaridre démocrate, Potocki se burla a un tiempo de los emigrados aristócratas y de los revolucionarios. En el castillo de Lancut -el Versalles polaco-, ya desengañado de sus ilusiones revolucionarias, acogió generosamente a los emigrados del París jacobino, entre ellos al duque de Berry y a algunos obispos, que allí se enteraron de la ejecución de Luis XVI.
En 1799, Potocki contrajo nuevo matrimonio, esta vez con su prima, la espiritual Constance Potocka, hija del conde Felix Potocki y de la condesa Josefina. De este segundo matrimonio tuvo Potocki un solo hijo, Bernardo, nacido en 1801. En los años siguientes, Potocki se consagró al estudio y a las investigaciones etnológicas. Su capacidad de trabajo era enorme, y cada año salían nuevas obras de su taller de infatigable trabajador: obras de historia, de etnografía, de geografía, de viajes...
San Petersburgo
Imagen de http://itaka.es/portal/node/175
Potocki, que fue llamado a San Petersburgo para ocupar un puesto en la Dirección de Asuntos Asiáticos del ministerio. Al año siguiente el Zar le designó jefe de la Misión Científica adjunta a la embajada que, dirigida por el conde Golovkine, iba a visitar China con fines políticos y científicos. Doscientas cuarenta personas formaban esta embajada,de la que conservamos una relación precisa y no exenta de humor gracias a la Mémoire sur l'expeditlon en Chine que Potocki escribió como diario del viaje. Los resultados políticos de la expedición fueron nulos, al negarles el paso el emperador Jiaqing, pero Potocki supo recoger en su Memoria no pocos datos científicos de interés, yendo a parar a Mongolia.
Pekin, Ciudad Prohibida
Aquejado de una fiebre maligna y de terribles dolores neurálgicos, el 2 de diciembre de aquel año, encerrado en su biblioteca en Uladowka, el conde Jan Potocki se suicidó de un pistoletazo en la cabeza con una bala de plata que él mismo había limado a partir del asa de un azucarero de plata, hasta tener el tamaño necesario para su pistola. Su final romántico en cierto modo contrasta con el progresista ilustrado dieciochochesco que fue en su juventud.
Diego Moldes ha realizado un estudio comparado entre “El manuscrito encontrado en Zaragoza”, de Jan Potocki y la película que en su día realizó Wojciech Jerzy Has.
"–... ¿Qué tiene esta historia para haber fascinado a tantos autores?
–No es una historia, son más de un centenar. Las historias del conde Potocki se entrelazan en una espiral infinita que abarca tres milenios y cuatro continentes. Tardó trece años en escribirla (1791-1804). No contento, cuando se retiró el conde a su castillo la reescribió por completo de su puño y letra. Cuando la concluyó, en diciembre de 1815, se suicidó. En España el franquismo ignoró la novela por varios motivos: Potocki era masón, además se habla en ella de la Cábala, de la sexualidad explícita y otros temas que la España de la época no podía tolerar.
–El propio manuscrito tiene una historia de cine...
–Es imposible de resumir aquí. El propio Manuscrito encontrado en Zaragoza es un puzzle de manuscritos, uno de los cuales, por cierto, está en la Biblioteca Nacional, en Madrid. Cada editor dice que la suya es la edición definitiva, pero no existe una así, porque el conde se suicidó sin dejar indicaciones de cómo deberían ordenarse los capítulos..."
A su vez, el Instituto Polaco de Cultura define así el manuscrito de Potocki y la obra de Has, al hacer la presentación del libro de Diego Moldes:
"Desde 1797 hasta poco antes de suicidarse, el conde polaco Jan Potocki (1761-1815) estuvo trabajando en su célebre obra "Manuscrit Trouvé à Saragosse". Escrita en francés y estructurada en jornadas, la novela se desarrolla en España, y en ella se van sucediendo personajes extraordinarios: gitanos, princesasmoras, ladrones, endemoniados,miembros de la Inquisición, cabalistas... en historias que se entremezclan hasta convertir el libro en una de las obrasmásmisteriosas y legendarias de la historia de la literatura gótica y fantástica.
Casi dos siglos después, el prestigioso cineasta polaco Wojciech Jerzy Has (1925-2000) dirigirá la adaptación al cine Rękopis znaleziony w Saragossie (1964) a partir de un guión adaptado por el poeta, dramaturgo y novelista Tadeusz Kwiatkowski (1920-2007). La película, casi desde elmismomomento de su estreno, se convirtió en una obra de culto y ha contado con admiradores tan dispares como Luis Buñuel, Jerry Garcia, Coppola y Scorsese. Ambas obras, novela y película, son, sin duda, obrasmaestras, y junto a sus autores expresan la diversidad cultural, que es también parte esencial y constituyente del ser europeo."
Este libro es un estudio comparado y detallado de la novela de Potocki y de la brillante adaptación cinematográfica de Has.
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