CUBA: UNA VICTORIA QUE FORJAR
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CUBA: UNA VICTORIA QUE FORJAR
(6-4-10-11:00AM)
Por Luis Conte Agüero
Nuestra historia baña el alma y nos acompaña el recuerdo de la patria:
CUBA: CIELO EN SUELO
Azul hecho verdor en el Caribe.
Hecho isla.
Hecho mar.
Hecho luz.
Hecho patria
Hecho lengua.
Hecho raza.
Hecho credo
Y hecho mantilla de rosas
que envuelven en pétalos y espíritus
jirones de gloria intacta y esperanzas rotas.
Sementera de sueños y palmas;
de nostalgias que beben recuerdos de miel.
No procuro exaltar a tus héroes,
ni tampoco execrar a tus viles;
sólo busco besar tu sonrisa perenne
por los siglos de los siglos,
y agradecer a Dios haberme permitido
ser uno de los hijos de tus hijos.
El comunismo que fusila derechos y personas, y también la historia, ha llevado al paredón, entre otras, la efemérides del 20 de mayo de 1902, fecha de instauración de la República de Cuba. Obliga a que sólo se conozcan y conmemoren sus propios hechos, los mismos que sumen al país en desgracia tan horrenda.
Frente a este crimen de lesa nacionalidad es deber ineludible honrar nuestro pasado y avanzar hacia un futuro que queremos democrático, ético, libre y próspero. Urge reconquistar nuestra historia para salvar el porvenir. Repito el lema “De la añoranza a la esperanza”. Duele esa Cuba de hoy, dolorida y trágica donde se exhiben cual tesoro un teléfono celular, una mocha para trabajos agrícolas u hospedarse en un hotel, afrenta a la civilización occidental que llora ante los ojos de la humanidad.
De ahí el aprovechamiento de fechas claves por organizaciones del destierro para volcar su digna indignación contra el totalitarismo asesino, honrar la patria fundada por los próceres y alzar un mañana donde sea la democracia el orden de la libertad, el ciudadano soberano y el derecho de gentes tan natural como el agua y el sol.
Tras las penas inenarrables que hoy padece, el pueblo de Cuba tiene el derecho y el deber de hacer lo suyo y más, y reclamar la ayuda del mundo para liberarse de su luto actual y vivir en progreso, paz y Dios.”
A pesar de la miseria que azota al pueblo de la Isla, nada indica una salida pronta a la tragedia cubana. Aves de rapiña vuelan en direcciones múltiples inventando feudos y tesoros. Mercaderes intensifican sus gestiones en el Congreso y en otros campos de los Estados Unidos e internacionales para que se levante el embargo o se viabilice de algún modo el comercio con los Castro. Otros desean que los Estados Unidos le hagan el trabajo y les recoja y regale la cosecha.
Cosecha maldita fue Luis Posada Carriles encarcelado, abusado y, lo peor, calumniado por aquellos sectores con los cuales combatió patrióticamente al comunismo. Algo similar sufrieron Santiago Alvarez, Osvaldo Mitat, Ernesto Abreu, como antes lo sufrieron Rodolfo Frómeta y los ortodoxos Jorge Pérez, Osvaldo González y Benito González.
Los Servicios de Inteligencia norteamericanos, brazos ejecutivos del poder nacional, cumplen órdenes; su mecánica excluye lo ético y la diferencia entre mercenario y patriota. No ignora la diferencia colosal. La crisis surge cuando varía el rumbo oficial y el cuerpo de inteligencia recibe órdenes de abandonar una tarea que el patriota continúa. Entonces puede perseguirse como a enemigo al amigo de ayer. De ahí métodos y consideraciones miserables contra el combatiente que sigue la lucha por su patria, su familia, su gente y porque otros combatientes han quedado en el camino y él siente que si abandona la lucha los abandona y se abandona y se deshonra.
En la maraña de ataduras que caracterizan la estructura jurídica de los Estados Unidos, palabras ardientes y medidas tibias equivalen en la práctica a una venta de ilusiones. No las compramos.
Ningún cambio esencial ha ocurrido en Cuba. Raúl Castro consolida el control del Partido Comunista. La cantaleta de la transición devino broma. La tiranía ni siquiera finge transigir. Exhibe su capacidad represiva. Patea a quienes se le oponen y a los más contumaces dialogueros. La última broma es trasladar algunos presos para prisiones menos lejos de su hogar.
¿A dónde mirar entonces? ¿A que la presión popular en Cuba se anime, cobre fuerzas, se movilice, exija, rete; a que el exilio sea realmente el auxilio de la resistencia combatiente; a que se rebelen militares inconformes con sus dificultades económicas ante la riqueza obscena de sus jefes multimillonarios? ¿A que acaso en algún jerarca se empine la pasión de libertad y Dios?
ALGO CLAVE QUE ACLARAR: VICTIMARIOS VÍCTIMAS
Es clave aclarar que el pueblo de Cuba, unos y otros, enemigos y aparentes enemigos, ha sido víctima del sistema castro-comunista para beneficio exclusivo de una jerarquía ladrona y criminal que convierte la Isla en finca privada, invierte en propiedades lejanas y esconde miles de millones de dólares en bancos y otros destinos extranjeros.
Muchos que ayer ensalzaban y cantaban loas a bienes por llegar, ya desvanecidos esos espejismos, lloran desencanto o protestan o procuran escapar.
Para escapar de ese “mar de felicidad’ que babosamente pintara otro déspota delirante, millares de cubanos se dieron al mar y frecuentemente naufragaron en olas trágicas. Al Corredor de la Muerte de la Florida se suman otros puertos, otros rumbos, otras tumbas.
Recuérdese el fusilamiento instantáneo de Lorenzo Enrique Copello, Bárbaro Leodán Sevilla y Jorge Luis Martínez, tres muchachos negros que intentaron huir y el asesinato de otros tres jóvenes negros de quienes se dijo casi burlonamente que al descubrirse la fuga se suicidaron con un mismo revólver y un niño resultó herido.
El pueblo es víctima. Quienes integran los pelotones de fusilamiento quedan marcados por recuerdos espantosos.
A la gente suya, a quienes se prestan a ello y a los que no pueden oponerse, el sistema los manda a servir de esbirros en prisiones infernales.
A matar en Etiopía, el Congo, Angola... a huir en Granada; a subvertir en América; a morir en Bolivia para alimentar un delirio imperial, ahora venido a menos por el desastre económico que obliga a importar azúcar de Brasil y Colombia.
A gritar “escoria” y “gusanos” y arrojar huevos y agredir a quienes aprovechen cualquier tolerancia temporal para marcharse de la Isla en busca de horizontes nuevos. O a gritar infamias y reprimir a las Damas de Blanco, sólo armadas con su dignidad y los gladiolos.
A perpetrar abusos desalmados en Brigadas de Respuesta Rápida y Turba-tropa apestosa, bañada sólo en infamia.
A la Escuela al Campo y los sacrificios de una agricultura que a veces no logra otra cosecha que el fruto desnaturalizado de un aborto en la promiscuidad sexual.
A envenenar la infancia fabricando pioneritos, recitar consignas, perfeccionar odios.
A mostrar senos y curvas de jineteras en infames folletos oficiales para consumo exterior.
Sin pudor alguno el tirano prometió que el niño Elián González no sería utilizado políticamente, y ahí lo tienen uniformado, crecido en babas y declamando comunismo.
Desde la infancia y en todas las estructuras y tareas, el sistema sistematiza la obediencia, el acatamiento, el servilismo, la delación, el espionaje, la impiedad, y es tanta la miseria creada por la corrupción y la incapacidad que fabrica delincuencias en las personas de a pie.
No planteamos una absolución global de culpables. A muchos de ellos deben juzgar los tribunales. Se quiere que un pueblo víctima se incorpore a la construcción de un futuro radicalmente distinto a este presente de fracaso, penuria, tristeza, opresión.
Por favor; no insista Valenzuela ni los voceros de Obama en hablar sobre Cuba. La indefinición hace que cada vez que abren la boca liberan un disparate. No esperen reformas; el comunismo no tiene remedio. Cuanto ceda o conceda será insustancial para un porvenir que queremos plenamente democrático, soberano, próspero, izados cual bandera los valores más altos de la civilización occidental.
No habrá transición. Si la hubiera sería transacción enemiga, contraria a un mañana cubano sin miedos ni miserias.
Quienes aducen que es fácil presumir de intransigencia impoluta desde ambientes sin riesgos, recuerden que salvar los principios y buscarles caminos es la estrategia más eficaz. Y al pretexto de que las medidas duras no han tenido éxito aclárese que las llamadas medidas duras no lo son, que el incompleto embargo embarga muy poco y que el régimen ignora o rechaza todas las casquivanías dialogueras. Sólo prohija a sus mercaderes y cómplices y tolera las iniciativas que pueda manipular en su provecho.
El Autonomismo no condujo a la independencia de Cuba. Las pobres reformas obtenidas de España resultaron de una guerra mambisa de diez años y de otras rebeldías cuyo resurgimiento la Corona española buscaba evitar. Por algo el Capitán José Martí, hijo del Apóstol, encabezó las tropas-custodios de la ceremonia del 20 de Mayo inaugural de la República.
SIN DESCANSO Y SIN CANSANCIO
Sin descanso y sin cansancio insistimos en la necesidad de intensificar la lucha por la liberación de Cuba.
Está bien mantener el embargo, aunque embargue muy poco. Levantarlo sería complicidad.
Esta bien mantener Radio Martí contra la canalla que pretende eliminarlo. Y ante el argumento de su alto costo obsérvese que cuesta menos anualmente que lo que algunos peloteros ganan en las Grandes Ligas.
Está bien impedir, dificultar, encarecer, el regreso a la Isla de quienes para asilarse juraron ser perseguidos políticos. Tal regreso sólo lo excusa una razón humanitaria superior y la siembra patriótica en terrenos fértiles de semillas libertadoras.
Está bien denunciar a quienes dividen al exilio para neutralizarlo o restarle eficacia.
Está bien llamar a gobiernos y pueblos a que no apoyen al castrato, a que la Unión Europea se defina más contra los desdenes de la tiranía, a que sean solidarios otros centros de poder e influencia en el mundo.
Todo eso y mucho más está bien. Falta el indispensable y fundamental enfrentamiento a la tiranía y aplicar violencias que hoy están ausentes de casi todos los libretos. Ese casi salva. Para que no se extinga ni muera. En estas historias lo que hoy luce congelado y yerto puede reír y sonreír mañana.
¿Cómo encender esa sonrisa, además de argumentar en seminarios, peñas y banquetes y rebuscar elocuencias para declaraciones enérgicas?
El derrotero que evita la derrota intenta lo que se puede y lo que no se puede hacer, cumple deberes consecuentes con nuestra mejor historia, llama al pueblo cubano a protestas mayores, excita a las fuerzas armadas a servir realmente a la República, no a déspotas corruptos. ¿A qué esperan militares patriotas para alzarse a su estatura?
Pienso. Sueño. Consulto. Me desvelo. No alcanzo otra respuesta cuerda que la “locura” de la lucha. La perpetuación del totalitarismo sería bochorno, vergüenza, desvergüenza.
Se pelea para conquistar nuevos caminos a civilizaciones que fanatismos crueles incivilizan. ¿Y Cuba? ¿Qué nieves apagan los fuegos que avivaron nuestra esperanza? ¿No resolver en el bajo vientre de los Estados Unidos la agresión que se afana por años en envenenar al continente?
Esto fuerza la paradoja de que lo que no hagan los que pueden hacerlo, lo hagan los que no pueden. Porque esa gente de excepción, que jamás renuncia, aman a su tierra. Porque en ellos viven esos nombres del 19 y el 20 de mayo que en tiempos de inacción da pena mencionar: Martí, Maceo, Gómez, García, Agramonte, Céspedes. Porque el coraje heroico bulle en tales venas especiales. Porque la libertad no renuncia en el pecho de los dignos.
La decencia no acepta componendas. Ni siquiera conviene una “democratización” que el despotismo no ofrece, no propicia ni acepta, y que hipotecaría con pestes comunistas el futuro de la República. ¡Cesen de inventar mediatizaciones y cobardías.
Los cubanos queremos vivir con iguales derechos y deberes democráticos que el pueblo de los Estados Unidos. ¡No somos menos, caray!
Y el desvelo no encuentra más respuesta que el combate mambí y el económico y el técnico y el militar. Regresar al grito combatiente de los mitines inaugurales del destierro. Que el exilio sea el auxilio de la resistencia interna, de la movilización popular reclamando justicia. Coincidir radioemisoras, empresas de televisión, periódicos, organizaciones, toda la gente de ley, en la convocatoria al deber.
UN TANQUE IDEOLÓGICO
Urge crear un Tanque Ideológico administrado y dirigido por su donante inicial y los donantes sucesivos. Consagrado a la acción, el Exilio terminaría prontamente con el totalitarismo en la Isla. Se lo impiden represiva y férreamente las autoridades norteamericanas y un ambiente pacifista fabricado por nuestros enemigos y los amigos flojos. Realidad tan penosa obliga en esta etapa y en los Estados Unidos a consagrar cuantiosos recursos a fomentar ideas e ideales.
Este Tanque Ideológico sería independiente de las organizaciones del exilio y de Colegios y Universidades mediatizadas y hasta enemigas. Documentos en inglés publicados en la gran prensa norteamericana, tarea que no reprimirían los cuerpos de inteligencia de los Estados Unidos ni los cobradores de impuestos.
Imaginemos un patriota que destinara un millón de dólares a este tanque ideológico y encabezara los documentos concebidos por académicos de acuerdo a Derecho. No tardaría otro patriota en aplicar otro millón para cumplir su deber y buscar “good will” para sus negocios y empresas. Y una Corporación no lucrativa haría donaciones complementarias. El aporte sería fundamental al lema: “Estamos en guerra por el alma de Cuba y por el carácter mismo de los Estados Unidos de América.”
¿Se quiere honestamente la libertad de Cuba? ¿Se cree que el pueblo cubano tiene el mismo derecho que el norteamericano a vivir en libertad, democracia y Dios, o se piensa que es una ciudadanía de segunda que merece un futuro hipotecado por pestes comunistas? ¿Hubo sinceridad al decir con Martí que la libertad no es negociable?
El rechazo a los dialogueros de oficio en busca de propaganda o prebendas o disimulando su complicidad con la tiranía, no se aplica a patriotas que intentan métodos pacíficos para obtener la victoria de la libertad. Lo pacífico digno y sostenido puede contribuir a lo digno violento. Muchos tantean hoy tales procedimientos y merecen respeto. Sin embargo, el pueblo no renuncia al combate que lo redima. Es válido cuanto produzca una libertad plena, una República sin ataduras ni sátrapas.
Sea el Exilio el Auxilio de la Disidencia y la Resistencia Interna.
Fúndese ese Tanque Ideológico.
Confírmese a la oposición y al pueblo cubano su condición de víctimas. Víctimas son la mayoría de los victimarios.
Dígase a las Fuerzas Armadas que ellas no tienen un deber con Castro sino con Cuba... Y que lo entienda así quien sea mambí.
Un pueblo que ha sufrido tanto, quiere y merece un repicar de campanas.
No lo escuchan los oídos de la lógica; sí resuenan en los tímpanos del corazón.
Demos a la ilusión y la esperanza carne de historia.
Qué esas campanas de libertad repiquen clamorosas desde el suelo hasta el cielo de la patria.
Por Luis Conte Agüero
Nuestra historia baña el alma y nos acompaña el recuerdo de la patria:
CUBA: CIELO EN SUELO
Azul hecho verdor en el Caribe.
Hecho isla.
Hecho mar.
Hecho luz.
Hecho patria
Hecho lengua.
Hecho raza.
Hecho credo
Y hecho mantilla de rosas
que envuelven en pétalos y espíritus
jirones de gloria intacta y esperanzas rotas.
Sementera de sueños y palmas;
de nostalgias que beben recuerdos de miel.
No procuro exaltar a tus héroes,
ni tampoco execrar a tus viles;
sólo busco besar tu sonrisa perenne
por los siglos de los siglos,
y agradecer a Dios haberme permitido
ser uno de los hijos de tus hijos.
El comunismo que fusila derechos y personas, y también la historia, ha llevado al paredón, entre otras, la efemérides del 20 de mayo de 1902, fecha de instauración de la República de Cuba. Obliga a que sólo se conozcan y conmemoren sus propios hechos, los mismos que sumen al país en desgracia tan horrenda.
Frente a este crimen de lesa nacionalidad es deber ineludible honrar nuestro pasado y avanzar hacia un futuro que queremos democrático, ético, libre y próspero. Urge reconquistar nuestra historia para salvar el porvenir. Repito el lema “De la añoranza a la esperanza”. Duele esa Cuba de hoy, dolorida y trágica donde se exhiben cual tesoro un teléfono celular, una mocha para trabajos agrícolas u hospedarse en un hotel, afrenta a la civilización occidental que llora ante los ojos de la humanidad.
De ahí el aprovechamiento de fechas claves por organizaciones del destierro para volcar su digna indignación contra el totalitarismo asesino, honrar la patria fundada por los próceres y alzar un mañana donde sea la democracia el orden de la libertad, el ciudadano soberano y el derecho de gentes tan natural como el agua y el sol.
Tras las penas inenarrables que hoy padece, el pueblo de Cuba tiene el derecho y el deber de hacer lo suyo y más, y reclamar la ayuda del mundo para liberarse de su luto actual y vivir en progreso, paz y Dios.”
A pesar de la miseria que azota al pueblo de la Isla, nada indica una salida pronta a la tragedia cubana. Aves de rapiña vuelan en direcciones múltiples inventando feudos y tesoros. Mercaderes intensifican sus gestiones en el Congreso y en otros campos de los Estados Unidos e internacionales para que se levante el embargo o se viabilice de algún modo el comercio con los Castro. Otros desean que los Estados Unidos le hagan el trabajo y les recoja y regale la cosecha.
Cosecha maldita fue Luis Posada Carriles encarcelado, abusado y, lo peor, calumniado por aquellos sectores con los cuales combatió patrióticamente al comunismo. Algo similar sufrieron Santiago Alvarez, Osvaldo Mitat, Ernesto Abreu, como antes lo sufrieron Rodolfo Frómeta y los ortodoxos Jorge Pérez, Osvaldo González y Benito González.
Los Servicios de Inteligencia norteamericanos, brazos ejecutivos del poder nacional, cumplen órdenes; su mecánica excluye lo ético y la diferencia entre mercenario y patriota. No ignora la diferencia colosal. La crisis surge cuando varía el rumbo oficial y el cuerpo de inteligencia recibe órdenes de abandonar una tarea que el patriota continúa. Entonces puede perseguirse como a enemigo al amigo de ayer. De ahí métodos y consideraciones miserables contra el combatiente que sigue la lucha por su patria, su familia, su gente y porque otros combatientes han quedado en el camino y él siente que si abandona la lucha los abandona y se abandona y se deshonra.
En la maraña de ataduras que caracterizan la estructura jurídica de los Estados Unidos, palabras ardientes y medidas tibias equivalen en la práctica a una venta de ilusiones. No las compramos.
Ningún cambio esencial ha ocurrido en Cuba. Raúl Castro consolida el control del Partido Comunista. La cantaleta de la transición devino broma. La tiranía ni siquiera finge transigir. Exhibe su capacidad represiva. Patea a quienes se le oponen y a los más contumaces dialogueros. La última broma es trasladar algunos presos para prisiones menos lejos de su hogar.
¿A dónde mirar entonces? ¿A que la presión popular en Cuba se anime, cobre fuerzas, se movilice, exija, rete; a que el exilio sea realmente el auxilio de la resistencia combatiente; a que se rebelen militares inconformes con sus dificultades económicas ante la riqueza obscena de sus jefes multimillonarios? ¿A que acaso en algún jerarca se empine la pasión de libertad y Dios?
ALGO CLAVE QUE ACLARAR: VICTIMARIOS VÍCTIMAS
Es clave aclarar que el pueblo de Cuba, unos y otros, enemigos y aparentes enemigos, ha sido víctima del sistema castro-comunista para beneficio exclusivo de una jerarquía ladrona y criminal que convierte la Isla en finca privada, invierte en propiedades lejanas y esconde miles de millones de dólares en bancos y otros destinos extranjeros.
Muchos que ayer ensalzaban y cantaban loas a bienes por llegar, ya desvanecidos esos espejismos, lloran desencanto o protestan o procuran escapar.
Para escapar de ese “mar de felicidad’ que babosamente pintara otro déspota delirante, millares de cubanos se dieron al mar y frecuentemente naufragaron en olas trágicas. Al Corredor de la Muerte de la Florida se suman otros puertos, otros rumbos, otras tumbas.
Recuérdese el fusilamiento instantáneo de Lorenzo Enrique Copello, Bárbaro Leodán Sevilla y Jorge Luis Martínez, tres muchachos negros que intentaron huir y el asesinato de otros tres jóvenes negros de quienes se dijo casi burlonamente que al descubrirse la fuga se suicidaron con un mismo revólver y un niño resultó herido.
El pueblo es víctima. Quienes integran los pelotones de fusilamiento quedan marcados por recuerdos espantosos.
A la gente suya, a quienes se prestan a ello y a los que no pueden oponerse, el sistema los manda a servir de esbirros en prisiones infernales.
A matar en Etiopía, el Congo, Angola... a huir en Granada; a subvertir en América; a morir en Bolivia para alimentar un delirio imperial, ahora venido a menos por el desastre económico que obliga a importar azúcar de Brasil y Colombia.
A gritar “escoria” y “gusanos” y arrojar huevos y agredir a quienes aprovechen cualquier tolerancia temporal para marcharse de la Isla en busca de horizontes nuevos. O a gritar infamias y reprimir a las Damas de Blanco, sólo armadas con su dignidad y los gladiolos.
A perpetrar abusos desalmados en Brigadas de Respuesta Rápida y Turba-tropa apestosa, bañada sólo en infamia.
A la Escuela al Campo y los sacrificios de una agricultura que a veces no logra otra cosecha que el fruto desnaturalizado de un aborto en la promiscuidad sexual.
A envenenar la infancia fabricando pioneritos, recitar consignas, perfeccionar odios.
A mostrar senos y curvas de jineteras en infames folletos oficiales para consumo exterior.
Sin pudor alguno el tirano prometió que el niño Elián González no sería utilizado políticamente, y ahí lo tienen uniformado, crecido en babas y declamando comunismo.
Desde la infancia y en todas las estructuras y tareas, el sistema sistematiza la obediencia, el acatamiento, el servilismo, la delación, el espionaje, la impiedad, y es tanta la miseria creada por la corrupción y la incapacidad que fabrica delincuencias en las personas de a pie.
No planteamos una absolución global de culpables. A muchos de ellos deben juzgar los tribunales. Se quiere que un pueblo víctima se incorpore a la construcción de un futuro radicalmente distinto a este presente de fracaso, penuria, tristeza, opresión.
Por favor; no insista Valenzuela ni los voceros de Obama en hablar sobre Cuba. La indefinición hace que cada vez que abren la boca liberan un disparate. No esperen reformas; el comunismo no tiene remedio. Cuanto ceda o conceda será insustancial para un porvenir que queremos plenamente democrático, soberano, próspero, izados cual bandera los valores más altos de la civilización occidental.
No habrá transición. Si la hubiera sería transacción enemiga, contraria a un mañana cubano sin miedos ni miserias.
Quienes aducen que es fácil presumir de intransigencia impoluta desde ambientes sin riesgos, recuerden que salvar los principios y buscarles caminos es la estrategia más eficaz. Y al pretexto de que las medidas duras no han tenido éxito aclárese que las llamadas medidas duras no lo son, que el incompleto embargo embarga muy poco y que el régimen ignora o rechaza todas las casquivanías dialogueras. Sólo prohija a sus mercaderes y cómplices y tolera las iniciativas que pueda manipular en su provecho.
El Autonomismo no condujo a la independencia de Cuba. Las pobres reformas obtenidas de España resultaron de una guerra mambisa de diez años y de otras rebeldías cuyo resurgimiento la Corona española buscaba evitar. Por algo el Capitán José Martí, hijo del Apóstol, encabezó las tropas-custodios de la ceremonia del 20 de Mayo inaugural de la República.
SIN DESCANSO Y SIN CANSANCIO
Sin descanso y sin cansancio insistimos en la necesidad de intensificar la lucha por la liberación de Cuba.
Está bien mantener el embargo, aunque embargue muy poco. Levantarlo sería complicidad.
Esta bien mantener Radio Martí contra la canalla que pretende eliminarlo. Y ante el argumento de su alto costo obsérvese que cuesta menos anualmente que lo que algunos peloteros ganan en las Grandes Ligas.
Está bien impedir, dificultar, encarecer, el regreso a la Isla de quienes para asilarse juraron ser perseguidos políticos. Tal regreso sólo lo excusa una razón humanitaria superior y la siembra patriótica en terrenos fértiles de semillas libertadoras.
Está bien denunciar a quienes dividen al exilio para neutralizarlo o restarle eficacia.
Está bien llamar a gobiernos y pueblos a que no apoyen al castrato, a que la Unión Europea se defina más contra los desdenes de la tiranía, a que sean solidarios otros centros de poder e influencia en el mundo.
Todo eso y mucho más está bien. Falta el indispensable y fundamental enfrentamiento a la tiranía y aplicar violencias que hoy están ausentes de casi todos los libretos. Ese casi salva. Para que no se extinga ni muera. En estas historias lo que hoy luce congelado y yerto puede reír y sonreír mañana.
¿Cómo encender esa sonrisa, además de argumentar en seminarios, peñas y banquetes y rebuscar elocuencias para declaraciones enérgicas?
El derrotero que evita la derrota intenta lo que se puede y lo que no se puede hacer, cumple deberes consecuentes con nuestra mejor historia, llama al pueblo cubano a protestas mayores, excita a las fuerzas armadas a servir realmente a la República, no a déspotas corruptos. ¿A qué esperan militares patriotas para alzarse a su estatura?
Pienso. Sueño. Consulto. Me desvelo. No alcanzo otra respuesta cuerda que la “locura” de la lucha. La perpetuación del totalitarismo sería bochorno, vergüenza, desvergüenza.
Se pelea para conquistar nuevos caminos a civilizaciones que fanatismos crueles incivilizan. ¿Y Cuba? ¿Qué nieves apagan los fuegos que avivaron nuestra esperanza? ¿No resolver en el bajo vientre de los Estados Unidos la agresión que se afana por años en envenenar al continente?
Esto fuerza la paradoja de que lo que no hagan los que pueden hacerlo, lo hagan los que no pueden. Porque esa gente de excepción, que jamás renuncia, aman a su tierra. Porque en ellos viven esos nombres del 19 y el 20 de mayo que en tiempos de inacción da pena mencionar: Martí, Maceo, Gómez, García, Agramonte, Céspedes. Porque el coraje heroico bulle en tales venas especiales. Porque la libertad no renuncia en el pecho de los dignos.
La decencia no acepta componendas. Ni siquiera conviene una “democratización” que el despotismo no ofrece, no propicia ni acepta, y que hipotecaría con pestes comunistas el futuro de la República. ¡Cesen de inventar mediatizaciones y cobardías.
Los cubanos queremos vivir con iguales derechos y deberes democráticos que el pueblo de los Estados Unidos. ¡No somos menos, caray!
Y el desvelo no encuentra más respuesta que el combate mambí y el económico y el técnico y el militar. Regresar al grito combatiente de los mitines inaugurales del destierro. Que el exilio sea el auxilio de la resistencia interna, de la movilización popular reclamando justicia. Coincidir radioemisoras, empresas de televisión, periódicos, organizaciones, toda la gente de ley, en la convocatoria al deber.
UN TANQUE IDEOLÓGICO
Urge crear un Tanque Ideológico administrado y dirigido por su donante inicial y los donantes sucesivos. Consagrado a la acción, el Exilio terminaría prontamente con el totalitarismo en la Isla. Se lo impiden represiva y férreamente las autoridades norteamericanas y un ambiente pacifista fabricado por nuestros enemigos y los amigos flojos. Realidad tan penosa obliga en esta etapa y en los Estados Unidos a consagrar cuantiosos recursos a fomentar ideas e ideales.
Este Tanque Ideológico sería independiente de las organizaciones del exilio y de Colegios y Universidades mediatizadas y hasta enemigas. Documentos en inglés publicados en la gran prensa norteamericana, tarea que no reprimirían los cuerpos de inteligencia de los Estados Unidos ni los cobradores de impuestos.
Imaginemos un patriota que destinara un millón de dólares a este tanque ideológico y encabezara los documentos concebidos por académicos de acuerdo a Derecho. No tardaría otro patriota en aplicar otro millón para cumplir su deber y buscar “good will” para sus negocios y empresas. Y una Corporación no lucrativa haría donaciones complementarias. El aporte sería fundamental al lema: “Estamos en guerra por el alma de Cuba y por el carácter mismo de los Estados Unidos de América.”
¿Se quiere honestamente la libertad de Cuba? ¿Se cree que el pueblo cubano tiene el mismo derecho que el norteamericano a vivir en libertad, democracia y Dios, o se piensa que es una ciudadanía de segunda que merece un futuro hipotecado por pestes comunistas? ¿Hubo sinceridad al decir con Martí que la libertad no es negociable?
El rechazo a los dialogueros de oficio en busca de propaganda o prebendas o disimulando su complicidad con la tiranía, no se aplica a patriotas que intentan métodos pacíficos para obtener la victoria de la libertad. Lo pacífico digno y sostenido puede contribuir a lo digno violento. Muchos tantean hoy tales procedimientos y merecen respeto. Sin embargo, el pueblo no renuncia al combate que lo redima. Es válido cuanto produzca una libertad plena, una República sin ataduras ni sátrapas.
Sea el Exilio el Auxilio de la Disidencia y la Resistencia Interna.
Fúndese ese Tanque Ideológico.
Confírmese a la oposición y al pueblo cubano su condición de víctimas. Víctimas son la mayoría de los victimarios.
Dígase a las Fuerzas Armadas que ellas no tienen un deber con Castro sino con Cuba... Y que lo entienda así quien sea mambí.
Un pueblo que ha sufrido tanto, quiere y merece un repicar de campanas.
No lo escuchan los oídos de la lógica; sí resuenan en los tímpanos del corazón.
Demos a la ilusión y la esperanza carne de historia.
Qué esas campanas de libertad repiquen clamorosas desde el suelo hasta el cielo de la patria.
Re: CUBA: UNA VICTORIA QUE FORJAR
Otro excelentisimo trabajo del Dr. Luis Conte Aguero, santiaguero de pura cepa, patriota de todos los tiempos, ilustre exponente de las ideas, otro mambi cubano
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