TEOFILO DESAGULIERS

Para comenzar a saber de él nos remontamos al año 1598 cuando, después de las lamentables guerras de religión en Francia, Enrique IV promulgó el conocido Decreto de Nantes, mediante el cual se concedían libertades religiosas y civiles a los protestantes hugonotes. Sin embargo, con el
acceso al trono de Luís XIV, esta norma fue revocada en 1685, y todos los protestantes fueron invitados a convertirse al papismo.

En este estado de cosas, en el año 1683 nació Desaguliers en La Rochelle, su padre, un ministro protestante que se negó a acatar las nuevas medidas del gobierno, se vio forzado a huir con su familia de Francia a Inglaterra, llevando al pequeño Teófilo de cuatro años de edad oculto en una cesta cubierta de lino. Una vez en Londres, el señor Desaguliers obtuvo un puesto para ejercer su ministerio bajo la protección del obispo Compton, pariente lejano del marqués de Northampton.

Gracias a tan excelente padrinazgo, el joven Desaguliers fue enviado a Oxford para recibir una depurada educación, aficionándose a la lectura y al análisis y posterior comentario de las obras clásicas. Allí estuvo hasta 1712, año en que regresó a Londres. Más adelante contrajo matrimonio y fijó su residencia en las cercanías de la Rummer Tavern, taberna donde mantenía sus veladas la logia Westminster no 4. Este hecho tuvo una trascendental influencia en su vida. Al vivir cerca del
lugar de reuniones de la citada logia, tuvo la oportunidad de conocer y relacionarse con Isaac Newton y otros miembros de la Royal Society.

Contando con el apoyo del mismísimo Newton, el joven Desaguliers no tardó en convertirse en un destacado conferenciante de la Society, alcanzando el puesto de encargado de mantenimiento de la misma en 1714. Durante ese período Desaguliers se inició como francmasón, y en el año 1719 se
convirtió en el tercer Gran Maestro de la Gran Logia, después de Anthony Sayer y George Payne.

Gozando de tan valiosas compañías, y en una época que comenzaba a florecer una incipiente Ilustración, Teófilo Desaguliers, como miembro de la Royal Society, fue el primero en probar la existencia del átomo. Este importante hecho revela la existencia de un hombre que debía entender
mucho más profundamente que otros la relevancia de las Siete Artes Liberales y de las Ciencias.

Gracias a su extraordinario y particular mérito, extrajo una vívida apreciación de los preceptos contenidos en la Francmasonería. Valoración reforzada, además, con la experiencia que sufrieron sus padres con la persecución protestante por parte de la Iglesia Católica Romana. Todo ello sirvió
para agudizar su intelecto y comprender quizá mejor que otros la vital importancia que tiene la libertad de conciencia; reconocer el término y significado de humanidad en su sentido más amplio; apreciar en su justa medida el valor de la virtud de la tolerancia y la fraternidad del hombre.

En resumen, un sentir que lamentablemente, como bien podemos apreciar hoy día en la sociedad de nuestro entorno, las generaciones posteriores, en los siglos posteriores, han ido perdiendo merced a la nefasta acción de las permanentes guerras, a las constantes atrocidades e injusticias sin cuento que se desparraman ante nosotros en los medios de comunicación audiovisuales, contempladas como un macabro hábito que ha conseguido, mediante el aburrimiento o la indiferencia quizás, templar el acero de nuestra resistencia a la sensibilidad y convertir nuestro corazón en una coraza insensible ante tanta falta de humanidad, ante tanto sufrimiento e intolerancia.

Mas, si como francmasones tenemos éxito de vez en cuando en denunciar una injusticia, en suavizar alguno de los males que se comenten por doquier contra el individuo y de impedir esa maldita actitud de indiferencia allí donde es tan necesaria la compasión, entonces habremos de
sentirnos satisfechos por pertenecer a esta casta de hombres como Desaguliers y otros, para darles las gracias por su ejemplo y sabiduría en trazarnos el difícil y espinoso sendero de la verdadera Iniciación a través de lo más hondo del alma humana y de la Divinidad.