SOBRE LAS PALABRAS

El erudito francés Fabre d’ Olivet anota, en su introducción a los Versos Dorados Atribuídos a Pitágoras, que la palabra “ poesía” deriva del fenicio phoé o pe, que quiere decir boca lenguaje, y del vocablo ish, que indica a un ser superior, un espíritu, o incluso el mismo Dios.

Según esta idea, la palabra creadora , cuando de verdad lo es, tiene algo de ese principio, lo recuerda o evoca. Agunos kabalistas relacionan ese canto primordial o shir con el bereshit o primera palabra de la Biblia, que significa en el principio, o al principio.

En ese continente de misterio denso y encarnada espiritualidad que es la India, los eruditos en sánscrito relacionan a vac, la palabra , el verbo con vaj-ra, el relámpago, el rayo creador.

“En el silencio sólo se escuchaba
Un susurro de abejas que sonaba”
( Garcilaso de la Vega, Egloga III )

Las siete eses situada en sitios precisos de las dos líneas citadas aparecen allí para hablarnos de un gran secreto al que –aparentemente- sólo acceden los poetas.

Abeja = para los egipcios simbolizaba el alma de los iniciados, y el trabajo post- morten de los maestros.

En la India , la abeja representa al buscador espiritual bebiendo el néctar del supremo conocimiento, que como lo señalara Buddha en su sermón silencioso, está encarnado en la flor.

Para los sufíes el rasgo que caracteriza a los verdaderos creyentes, es el asemejarse a las abejas que nunca se equivocan al escoger las plantas ricas en polen. Para algunas escuelas derviches , representa al iniciado que busca el saber de los saberes.

En los santuarios de Eleusis y Efeso , las sacerdotisas encargadas de llevar a los neófitos hasta el umbral de su iniciación, tenían el nombre de melisas es decir abejas, o hacedoras de miel …

Considerando , con el Zohar –resplandor-- , que “las veitidos letras del alfabeto hebreo están impresas en el Alma, en cada alma, que a su vez las imprime en el cuerpo” , el hombre puede, mediante un concimiento espiritual del lenguaje, modificar su destino: dilatarlo o constreñirlo. Esta función mediadora de la lengua es de vital importancia para la Kábala, que define al hombre como un Ser que Es precisamente porque “ habla”. Al mismo tiempo esa condición lo hace oscilar entre la muerte y la vida, puesto que un proverbio (18:2) reza: “ La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.