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Mensaje por odioafifo Jue Jul 16, 2009 1:37 pm

Unidos hasta el final

Publicado el 15 Julio 2009 by Jean Pierre Dubarri

Estamos otra vez con el debate de la eutanasia o el derecho a morir dignamente, o como a mi me gusta precisar: vivir dignamente hasta el último soplo de vida digno. Leo hoy en el diario El Correo una noticia sobre una pareja fuera de lo común: el ex director de orquesta Edward Downes (85 años), y su mujer Joan (74 años), ambos con un deterioro grave de su calidad de vida, la mujer con pocas semanas de esperanza de vida por un un cáncer de hígado y de páncreas, y él por una ceguera y sordera, se entiende por alguna enfermedad asociada. Ante esto ambos acudieron a la la clínica suiza Dignitas, y murieron dígnamente en plenitud de sus facultades en compañía de sus hijos. Si fuera un caso religioso nunca mejor dicho sería “hasta que la muerte os separe”, pero en este caso en el que supongo no son creyentes diremos que en el amor la muerte digna les unió por la eternidad. Un acto del cual la sociedad crítica e intolerante como en la mayoría de las posiciones religiosas debería de meditar. Un acto libre que no pena a nadie y que permite una salida digna de una vida penosa y de una sentencia a muerte o de estado vegetativo. Edward Downes y Joan, descansaron de un sufrimiento suprahumano, de una agonía que no conllevaría a otra meta que a la propia muerte y autodestrucción del yo. ¿Cuando aprenderán las religiones, sobre todo la cristiana a respetar el libre ejercicio de la muerte digna?
Esto me lleva a pensar nuevamente que la muerte sin la etiqueta morbosa, ni el temor, sino como algo natural en la vida del ser humano es negativa para la Iglesia. Sin miedo a la muerte no es necesario una esperanza en una resurrección o vida posterior en el Más Allá. Sin el miedo a la finitud humana y la aceptación de este final sin dolor ni sufrimiento deja sin esperanza a las doctrinas judeo-cristianas donde el sostento de la religión es precisamente como en la Iglesia que argumenta, el dolor santifica.
Sin más preámbulo dejo copia de la noticia que me ha llegado muy al fondo de mis sentimientos más humanos, el amor. El amor hasta la muerte. Por un derecho a morir dígnamente.

Jean Pierre Dubarri.
http://www.elaverno.net/?p=1029




Unidos hasta el final
Ainhoa Paredes | Londres

Fallecen mediante suicidio asistido un prestigioso director de orquesta británico y su mujer, una ex bailarina.

El prestigioso ex director de orquesta Edward Downes, de 85 años, y su mujer Joan, ex bailarina y coreógrafa, de 74, se sumaron hace unos días al más de un centenar de británicos que decidió viajar a la clínica suiza Dignitas para someterse a un suicidio asistido. Ambos se consideraban privilegiados por haber tenido una vida tan gratificante en lo profesional y en lo personal y no soportaban vivir limitados físicamente: él estaba a punto de quedarse ciego y sufría también de sordera, mientras que a ella le habían dado sólo unas semanas de vida, después de diagnosticarle recientemente un cáncer de hígado y de páncreas.
La noticia salió ayer a la luz gracias a un extenso comunicado emitido por sus hijos, que viajaron hasta Zurich para estar junto a sus padres en el momento en que, recostados en la cama, bebían un líquido transparente que les durmió en un par de minutos. «Se hizo todo con mucha tranquilidad y fue muy simple… Fue muy triste, pero estamos contentos de que se les diese la oportunidad de acabar sus vidas de la manera que ellos querían».
El caso generó titulares no sólo porque Downes era director emérito de la Orquestra Filarmónica de la BBC, sino porque el debate sobre el suicidio asistido sigue en el candelero y lo seguirá estando mientras sea ilegal tanto en Reino Unido como en la mayoría de países. La ex ministra de Sanidad, la laborista Patricia Hewit, abogó hace unos meses por la necesidad de cambiar una legislación que penaliza con catorce años de cárcel a los familiares que ayuden a los enfermos, aunque en la práctica nadie ha sido condenado.
54 años juntos
Después de 54 años juntos, Edward Downes y su mujer tomaron la decisión, según su hijo Caractacus, el viernes. «Sentía que su cuerpo no le respondía. Su cerebro seguía muy activo y se sentía impotente por no poder hacer las cosas que su cabeza quería», afirmó el joven, que explicó ayer que la pareja tenía miedo de que si ella empeoraba, no podría viajar a Suiza más adelante.
No es la primera pareja que decide poner fin a su vida a la vez, pero quienes conocían a Edward Downes entienden que para un hombre con su pasión, integridad y energía habría sido muy difícil continuar viviendo. Este director de orquesta no fue una estrella, pero sí uno de los más respetados tras diecisiete años como miembro del Royal Opera House de Londres y decenas de premios y condecoraciones a sus espaldas, entre ellas la de Caballero del Imperio Británico.
Downes, como especialista en Verdi, contribuyó a recuperar la ópera ‘Stiffelio’, a principios de los noventa con José Carreras en el papel estelar.
Fuente: El Correo
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20090715/sociedad/unidos-hasta-final-20090715.html
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