La Masoneria en Canarias
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La Masoneria en Canarias
El antiguo convento de Santo Domingo, en San Cristóbal de La Laguna, da cobijo a una exposición sobre la masonería en Canarias, que podrá ser visitada durante este mes hasta el día 29 de mayo, momento en que será clausurada. Una de los principales objetivos de la exposición es "apartar el oscurantismo y la tergiversació n informativa que ha sufrido esta organización desde hace bastantes años", según mantiene uno de los principales promotores de la muestra Diálogo sobre Masonería y Cultura, Javier Bonales.
Este masón perteneciente a la logia Nueva Era insiste en que los masones están detrás de muchos proyectos altruistas, "aunque nunca llega a la opinión pública que han sido ellos los verdaderos promotores. Principalmente, porque tenemos prohibido hacer proselitismo".
Bonales asegura que la masonería en Canarias ha sido pionera en España y actualmente mantienen una actividad frenética. "Hoy en día en las Islas operan unas 22 logias reconocidas, en las que no sólo se tratan asuntos filosóficos, sino que se plantean proyectos para tratar problemas sociales que deben ser tenidos en cuenta". Por esa misma razón, Bonales insiste en que la masonería no vive de espaldas a la sociedad, sino más bien todo lo contrario. De hecho, confiesa que "trabajan activamente con Médicos sin Fronteras", entre otras
organizaciones.
La puesta en escena de un rito masón posee grandes dosis de teatralidad. En lo que se podría denominar el altar se colocan dos bolsas de tela, una negra y otra roja. El miembro de la logia, durante la celebración del ritual tendrá que introducir su puño cerrado en el interior de la bolsa negra en primer lugar. Allí podrá aportar dinero o cogerlo. Ningún compañero sabrá nunca lo que haya decidido. En cambio, la bolsa roja está destinada a recoger las aportaciones de los miembros con respecto a los proyectos que se deseen llevar a cabo. "Las logias funcionan de modo democrático", asegura Bonales, "por lo que la totalidad de la organización acatará el proyecto que decida desarrollar la mayoría".
La exposición, financiada por varias organizaciones privadas y públicas, entre las que destacan la Universidad de La Laguna y el Ayuntamiento de esa misma ciudad, recoge documentos fundacionales de varias logias, como el que data de 1870 sobre la creación de Nueva Era, una organización afincada en La Laguna y que poco después de su fundación creó la prestigiosa revista Canarias. Tal es la importancia de la masonería en Canarias, que, según Bonales, proyectos concretos llevados a cabo para tratar "el fracaso escolar, la inmigración o relativos a la nutrición" han salido del seno de las logias.
Cabe destacar, que "el primer colegio nocturno, laico y gratuito fue abierto gracias a la logia Añaza 270. La enseñanza iba dirigida a los trabajadores y a sus hijos para que pudieran desarrollarse. Este tipo de acciones le ha supuesto a los masones ser tildados de conspiradores y de maquiavélicos". Este masón insiste en que aportar conocimientos a la sociedad es parte de la tarea que tienen encomendada los miembros de estas organizaciones, y "no debemos olvidar que a mayor conocimiento, más libertad alcanzamos, puesto que somos más difíciles de manipular y esto no gusta al poder".
Sobre esta cuestión, Bonales asegura que este fue uno de los motivos, entre otros, de la persecución a la que los sometió el franquismo. Duda de que Franco alguna vez se sintiera atraído por la masonería o que en algún momento de su vida intentara ingresar en una logia, como se ha dicho en más de una ocasión para justificar su rechazo hacia estas organizaciones. Sin embargo, la represión surtió efecto, al menos en Canarias, donde la masonería no volvería a organizarse y restablecer sus reuniones hasta 1979, en plena transición.
Recuerdos de la masonería en Canarias
Diversos edificios emblemáticos de las Islas guardan secretos que nos trasladan a la simbología masónica. Sin ir más lejos, en la catedral de Arucas se pueden observar algunos signos tallados en la roca puestos allí (a modo de firma) por los masones que construyeron el edificio. Sin embargo, podríamos ver ejemplos similares en La Palma, en la capilla mayor de El Salvador, en Tenerife, donde encontramos rastros de la masonería en la iglesia de la Concepción de La Orotava o por supuesto en el antiguo templo masónico de Santa Cruz, en la calle San Lucas, hoy tristemente en el más absoluto abandono.
Orígenes y simbología
Las primeras referencias a la masonería debemos rastrearlas en los constructores europeos de catedrales medievales. Éstos mantenían reuniones, como ocurría con cualquier otro gremio, en el que se discutían las cuestiones propias del oficio.
Con el paso del tiempo, la erección de grandes catedrales acabó derivando en un arte en el que los arquitectos guardaban, de manera celosa, sus secretos de trabajo. Este hermetismo dio lugar a una jerarquía en el que los iniciados, o aprendices, sólo podían conocer cierta información básica. Al grado de Aprendiz le seguiría el de Compañero y a este del de Maestro.
Los edificios construidos de manera exquisita por aquellos canteros adquirieron fuertes connotaciones simbólicas. Las catedrales establecían conexiones con la divinidad y fueron vistos como la ofrenda del Hombre a Dios. Por tanto había que trabajar los cimientos de estas construcciones, también desde el plano espiritual. Las herramientas de trabajo dejaron de ser elementos funcionales para encarnar cualidades deseables en el ser humano, tales como la rectitud, la determinación, el trabajo o la solidaridad.
Hacia el siglo XVIII, la masonería dejó de ser operativa para ser especulativa. Tuvo un carácter más intelectual y daba entrada a políticos, comerciantes o militares. Este nuevo enfoque que hacía énfasis en sus elementos simbólicos quedó de manifiesto con la publicación, en 1723, de las Constituciones de Anderson; que continúan vigentes, como nos confirmaba Bonales, entre los masones actuales.
La masonería llegó a España a través de José Bonaparte, quien fue nombrado en 1805 Gran Maestre del Gran Oriente de Francia en 1805 y sería monarca de nuestro país. Canarias, obviamente, no estuvo al margen de este proceso. El 16 de diciembre de 1816 se funda la primera logia masónica del archipiélago, en Santa Cruz de Tenerife, Los Comendadores del Teide. Destacables fueron también las logias Afortunadas 36, en Las Palmas, y Teide 53, en Santa Cruz de Tenerife. En esta última se encontraban afiliados algunos masones iniciados en Cuba. La conexión con América, según los expertos, constituye una seña de identidad de la masonería canaria.
Habría que citar finalmente la lagunera Nueva Era 93, cuya fundación data de 1874 o una de las más importantes de las islas, Añaza 270, que
sería responsable del fastuoso, y ya citado, templo de la calle San Lucas, una construcción única en España a día de hoy.
En la exposición del convento de Santo Domingo, los asistentes tendrán la ocasión única de visitar la recreación de un taller masónico; aquel lugar en el que los primeros constructores organizaban su trabajo y guardaban sus útiles. Con la masonería especulativa el taller daría paso a un templo. Es el lugar en el que se desarrollan los trabajos iniciáticos de la logia y simboliza el Universo. Muchas veces se halla orientado hacia los cuatro puntos cardinales. El techo, decorado con las constelaciones del zodíaco, representa el cielo, y el suelo la Tierra. En él puede observarse un tablero de baldosas blancas y negras, el damero, que simboliza la dualidad del ser humano cuyas acciones pueden ser valoradas desde una doble perspectiva.
http://www.canarias aldia.com/ noticia.php? noticia_id= 196822
Este masón perteneciente a la logia Nueva Era insiste en que los masones están detrás de muchos proyectos altruistas, "aunque nunca llega a la opinión pública que han sido ellos los verdaderos promotores. Principalmente, porque tenemos prohibido hacer proselitismo".
Bonales asegura que la masonería en Canarias ha sido pionera en España y actualmente mantienen una actividad frenética. "Hoy en día en las Islas operan unas 22 logias reconocidas, en las que no sólo se tratan asuntos filosóficos, sino que se plantean proyectos para tratar problemas sociales que deben ser tenidos en cuenta". Por esa misma razón, Bonales insiste en que la masonería no vive de espaldas a la sociedad, sino más bien todo lo contrario. De hecho, confiesa que "trabajan activamente con Médicos sin Fronteras", entre otras
organizaciones.
La puesta en escena de un rito masón posee grandes dosis de teatralidad. En lo que se podría denominar el altar se colocan dos bolsas de tela, una negra y otra roja. El miembro de la logia, durante la celebración del ritual tendrá que introducir su puño cerrado en el interior de la bolsa negra en primer lugar. Allí podrá aportar dinero o cogerlo. Ningún compañero sabrá nunca lo que haya decidido. En cambio, la bolsa roja está destinada a recoger las aportaciones de los miembros con respecto a los proyectos que se deseen llevar a cabo. "Las logias funcionan de modo democrático", asegura Bonales, "por lo que la totalidad de la organización acatará el proyecto que decida desarrollar la mayoría".
La exposición, financiada por varias organizaciones privadas y públicas, entre las que destacan la Universidad de La Laguna y el Ayuntamiento de esa misma ciudad, recoge documentos fundacionales de varias logias, como el que data de 1870 sobre la creación de Nueva Era, una organización afincada en La Laguna y que poco después de su fundación creó la prestigiosa revista Canarias. Tal es la importancia de la masonería en Canarias, que, según Bonales, proyectos concretos llevados a cabo para tratar "el fracaso escolar, la inmigración o relativos a la nutrición" han salido del seno de las logias.
Cabe destacar, que "el primer colegio nocturno, laico y gratuito fue abierto gracias a la logia Añaza 270. La enseñanza iba dirigida a los trabajadores y a sus hijos para que pudieran desarrollarse. Este tipo de acciones le ha supuesto a los masones ser tildados de conspiradores y de maquiavélicos". Este masón insiste en que aportar conocimientos a la sociedad es parte de la tarea que tienen encomendada los miembros de estas organizaciones, y "no debemos olvidar que a mayor conocimiento, más libertad alcanzamos, puesto que somos más difíciles de manipular y esto no gusta al poder".
Sobre esta cuestión, Bonales asegura que este fue uno de los motivos, entre otros, de la persecución a la que los sometió el franquismo. Duda de que Franco alguna vez se sintiera atraído por la masonería o que en algún momento de su vida intentara ingresar en una logia, como se ha dicho en más de una ocasión para justificar su rechazo hacia estas organizaciones. Sin embargo, la represión surtió efecto, al menos en Canarias, donde la masonería no volvería a organizarse y restablecer sus reuniones hasta 1979, en plena transición.
Recuerdos de la masonería en Canarias
Diversos edificios emblemáticos de las Islas guardan secretos que nos trasladan a la simbología masónica. Sin ir más lejos, en la catedral de Arucas se pueden observar algunos signos tallados en la roca puestos allí (a modo de firma) por los masones que construyeron el edificio. Sin embargo, podríamos ver ejemplos similares en La Palma, en la capilla mayor de El Salvador, en Tenerife, donde encontramos rastros de la masonería en la iglesia de la Concepción de La Orotava o por supuesto en el antiguo templo masónico de Santa Cruz, en la calle San Lucas, hoy tristemente en el más absoluto abandono.
Orígenes y simbología
Las primeras referencias a la masonería debemos rastrearlas en los constructores europeos de catedrales medievales. Éstos mantenían reuniones, como ocurría con cualquier otro gremio, en el que se discutían las cuestiones propias del oficio.
Con el paso del tiempo, la erección de grandes catedrales acabó derivando en un arte en el que los arquitectos guardaban, de manera celosa, sus secretos de trabajo. Este hermetismo dio lugar a una jerarquía en el que los iniciados, o aprendices, sólo podían conocer cierta información básica. Al grado de Aprendiz le seguiría el de Compañero y a este del de Maestro.
Los edificios construidos de manera exquisita por aquellos canteros adquirieron fuertes connotaciones simbólicas. Las catedrales establecían conexiones con la divinidad y fueron vistos como la ofrenda del Hombre a Dios. Por tanto había que trabajar los cimientos de estas construcciones, también desde el plano espiritual. Las herramientas de trabajo dejaron de ser elementos funcionales para encarnar cualidades deseables en el ser humano, tales como la rectitud, la determinación, el trabajo o la solidaridad.
Hacia el siglo XVIII, la masonería dejó de ser operativa para ser especulativa. Tuvo un carácter más intelectual y daba entrada a políticos, comerciantes o militares. Este nuevo enfoque que hacía énfasis en sus elementos simbólicos quedó de manifiesto con la publicación, en 1723, de las Constituciones de Anderson; que continúan vigentes, como nos confirmaba Bonales, entre los masones actuales.
La masonería llegó a España a través de José Bonaparte, quien fue nombrado en 1805 Gran Maestre del Gran Oriente de Francia en 1805 y sería monarca de nuestro país. Canarias, obviamente, no estuvo al margen de este proceso. El 16 de diciembre de 1816 se funda la primera logia masónica del archipiélago, en Santa Cruz de Tenerife, Los Comendadores del Teide. Destacables fueron también las logias Afortunadas 36, en Las Palmas, y Teide 53, en Santa Cruz de Tenerife. En esta última se encontraban afiliados algunos masones iniciados en Cuba. La conexión con América, según los expertos, constituye una seña de identidad de la masonería canaria.
Habría que citar finalmente la lagunera Nueva Era 93, cuya fundación data de 1874 o una de las más importantes de las islas, Añaza 270, que
sería responsable del fastuoso, y ya citado, templo de la calle San Lucas, una construcción única en España a día de hoy.
En la exposición del convento de Santo Domingo, los asistentes tendrán la ocasión única de visitar la recreación de un taller masónico; aquel lugar en el que los primeros constructores organizaban su trabajo y guardaban sus útiles. Con la masonería especulativa el taller daría paso a un templo. Es el lugar en el que se desarrollan los trabajos iniciáticos de la logia y simboliza el Universo. Muchas veces se halla orientado hacia los cuatro puntos cardinales. El techo, decorado con las constelaciones del zodíaco, representa el cielo, y el suelo la Tierra. En él puede observarse un tablero de baldosas blancas y negras, el damero, que simboliza la dualidad del ser humano cuyas acciones pueden ser valoradas desde una doble perspectiva.
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