¿PROGRESO SIN PLUSVALIAS EN CUBA?

Posted June 9th, 2011 by Reinaldo Escobar



La economía clásica reconoce a la plusvalía o beneficio del empleador como el motor del desarrollo de la economía de mercado. Esta bien documentado que ese desarrollo no es igualitario, y si se aplica una política que distribuya por partes iguales los beneficios todo el crecimiento se detiene e incluso se produce una involución productiva debido a la falta de incentivos, de competencia y también a la supresión de las necesidades que empujan al obrero a las fabricas.

En la formación de los Estados Unidos las fabricas instaladas por capitalistas europeos permanecieron vacías (sin obreros) hasta que los políticos (aconsejados por banqueros e industriales) decidieron que el gobierno federal comprara enormes extensiones de tierras libres para hacer subir artificialmente el precio de las restantes tierras y los pobres se vieran obligados a alquilar su mano de obra a la industria por no poderla usar en la agricultura. El movimiento forzado desde el campo a la ciudad ha sido siempre el truco del capitalismo para amontonar a los pobres y poder explotarlos. La plusvalía que se le extrae al obrero sirve para indicar un progreso falso, porque el sistema necesita de la permanente pobreza del trabajador como estimulo a la producción de riquezas. Distribuir la riqueza suena bonito, pero el capitalismo no quiere suicidarse, y eso explica también el fin del "Estado del Bienestar". Si un deshabilitado o desempleado recibiera demasiada ayuda federal en los Estados Unidos, seria un estimulo a la vagancia (piensa el capitalista), de manera que sobre todo en tiempos de crisis es necesario recortar las ayudas y desamparar a las clases productivas, para que la necesidad los fuerce y la economía se levante.

En Cuba la revolución argumentó desde el principio que la plusvalía era inmoral, pero el tiempo pasó y el revisionismo económico vuelve a tolerar el beneficio, es decir la explotación, solo que para disimular el enriquecimiento de algunos se pretende implantar un sistema de impuestos que traspase gran parte de dicho beneficio al Estado. Como el Estado cubano es socialista se supone que esos impuestos sirvan para gastos sociales (educación, salud, cultura, etc), pero en realidad va a ser muy difícil mantener el equilibrio entre capitalismo y comunismo sin la intervención de un pluripartidismo, y de una oposición legal. Sin cuentas claras ni discusión pública de las finanzas la corrupción tomara ventajas. Por otra parte un progreso sin plusvalías es imposible en términos modernos, porque ¿de donde va a sacar dinero un empresario para mejorar su servicio o producción? ¿Que estimulo tendrá una empresa que tenga que comprar los suministros en almacenes del estado, cuando en la calle el mercado negro vende los mismos mas baratos (robados) a los más pillos?. Todo este caos económico se debe a un modelo híbrido que pretende incorporar dos sistemas políticos incompatibles en un pueblo acostumbrado a la doble moral. En la Cuba actual no es que falte gestión, ni capacidad, lo que falta es un proyecto político, y no importa que tipo de proyecto sea, pero sin el mismo no es posible el desarrollo real, porque falta la unidad orgánica de los proyectos políticos, que establece pautas, confianza y garantías.