Gallos finos y buitres *** Por Esteban Fernández
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Gallos finos y buitres *** Por Esteban Fernández
por Zoé Valdés ¡Libertad y Vida!
GALLOS FINOS Y BUITRES.
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por Esteban Fernández.
¿Ustedes no han escuchado críticas, burlas e intentos de menospreciar a los ancianos cubanos anticastristas en el exilio? Los llaman anticuados, pasados de moda y viejos cagalitrosos, pero hoy me encantaría comparar A MIS AMIGOS VIEJOS con los dinosaurios que esclavizan nuestra nación. Aunque, desde luego, resulta una misión imposible equiparar a unos GALLOS FINOS con unos BUITRES.
La gran diferencia reside en que la inmensa mayoría de los viejitos del destierro que me rodean tienen SUS ALMAS LIMPIAS y los esbirros tienen lodo en el alma y sangre en las manos. Y entonces mis viejos, a pesar de tener que vivir alejados de su patria, pueden vivir tranquilos, sin guardaespaldas, sin miedo mientras veneran y cuidan a sus nietos y andan con sus conciencias tranquilas. Y hasta esa lejanía de la Patria no es culpa de ellos, sino precisamente de Fidel y Raúl Castro y su pandilla de desalmados.
Esos felices veteranos cubanos no han tenido nunca que matar a nadie, no han enviado a nadie ante el paredón de fusilamiento, no han lanzado a miles de cubanos a cumplir largas condenas en cárceles inmundas. Ni por las cabezas les pasa tener que matar a un íntimo amigo, ni a un hombre que les sirviera ardientemente por más de 30 años, como lo hizo Castro con Arnaldo Ochoa.
Muchos ancianos exiliados cubanos tienen enfermedades y achaques parecidos a los de Castro. Algunos son hasta más viejos que el dictador, pero cuando una madre y su hijo son devorados por los tiburones al caer al mar escapando de la isla esclava, no es culpa de ellos, ni ellos son los causantes de la tragedia y la miseria que los impulsa a escapar del país.
Estos viejos desterrados viven una vida sosegada, pacífica y holgada, producto de haber trabajado toda su vida (después de haberlo perdido todo en Cuba) mientras que el dictador ha dejado de ser un hombre para convertirse en un monstruo. Y de la misma manera que nos es imposible ver reír a un dinosaurio­, igual nos sucede con Fidel Castro Ruz.
Personas mayores a mí alrededor como Antonio Rotella, Hugo Byrne, Aris Caso, Abel Pérez, Alberto del Calvo, Luis Rafael Aguirre, Pepito Regalado, Enrique Artalejo, Tony Fernández, José Luis Fernández, Pedro Chirino, Pepe de Vivar, José Ramón Sánchez, Tito Rodríguez Oltmans, Rafael M. Estévez, Miguel Uría, José Platas, Jesús Noda, Yoel Borges, Saturnino Cardoso, Juan Vila, Miguel Talleda, Ramón Mola – como yo – no tienen Patria, pero tienen corazón y el amor de sus familiares y amigos.
¿Saben ustedes las miles y miles de muestras de cariño recibidas por nuestros viejos ante cada enfermedad que los aqueja? Créanme, que en medio de sus dolencias tienen que sentirse satisfechos. Mientras tanto, ¿saben ustedes cuántos millones de cubanos se alegran y le piden a cuanto santo existe que las enfermedades de Castro lo lleven a la muerte?
Celia Cruz vivió y murió muy feliz, riéndose y cantando hasta él último momento de su vida. Y el pueblo le rindió y le sigue rindiendo pleitesías eternamente. Ese es el caso ejemplar de una anciana cubana.
Viejos que no le han robado un solo centavo a nadie, que saben que sus nietos nunca van a encontrar a un solo cubano que los odie. Ni un solo anciano cubano a mi alrededor puede temer que su hijo se tropiece en la calle con alguien que lo acuse de criminal. Mientras tanto Fidel Castro tiene que enterarse al verlo en la televisión, que su hijo Antonio, al salir del país acompañando al equipo de pelota cubano, con lo primero que se enfrenta es con letreros que dicen “FIDEL ASESINO”. ¡Qué diferentes son los 80 y pico de años de Guillermo Álvarez Guedes y los de Fidel Castro! Uno ha hecho reír a un , y el otro sólo lo ha hecho llorar y sufrir…
Mente inmaculada, corazón tierno, compasión, amor, alma, conciencia tranquila, decencia, honestidad, manos limpias de crímenes, son los ingredientes que mantienen a los viejos cubanos en el exilio riéndose a carcajadas ante un buen chiste. Mientras que las muecas del tirano son producto de los ríos de sangre cubana vertidos por su culpa. Por eso, mis estimados compatriotas, nunca es más cierta la frase de que “EL QUE RÍE ÚLTIMO, RÍE MEJOR”.
(Amabilidad del autor).
http://zoevaldes.net/
GALLOS FINOS Y BUITRES.
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¿Ustedes no han escuchado críticas, burlas e intentos de menospreciar a los ancianos cubanos anticastristas en el exilio? Los llaman anticuados, pasados de moda y viejos cagalitrosos, pero hoy me encantaría comparar A MIS AMIGOS VIEJOS con los dinosaurios que esclavizan nuestra nación. Aunque, desde luego, resulta una misión imposible equiparar a unos GALLOS FINOS con unos BUITRES.
La gran diferencia reside en que la inmensa mayoría de los viejitos del destierro que me rodean tienen SUS ALMAS LIMPIAS y los esbirros tienen lodo en el alma y sangre en las manos. Y entonces mis viejos, a pesar de tener que vivir alejados de su patria, pueden vivir tranquilos, sin guardaespaldas, sin miedo mientras veneran y cuidan a sus nietos y andan con sus conciencias tranquilas. Y hasta esa lejanía de la Patria no es culpa de ellos, sino precisamente de Fidel y Raúl Castro y su pandilla de desalmados.
Esos felices veteranos cubanos no han tenido nunca que matar a nadie, no han enviado a nadie ante el paredón de fusilamiento, no han lanzado a miles de cubanos a cumplir largas condenas en cárceles inmundas. Ni por las cabezas les pasa tener que matar a un íntimo amigo, ni a un hombre que les sirviera ardientemente por más de 30 años, como lo hizo Castro con Arnaldo Ochoa.
Muchos ancianos exiliados cubanos tienen enfermedades y achaques parecidos a los de Castro. Algunos son hasta más viejos que el dictador, pero cuando una madre y su hijo son devorados por los tiburones al caer al mar escapando de la isla esclava, no es culpa de ellos, ni ellos son los causantes de la tragedia y la miseria que los impulsa a escapar del país.
Estos viejos desterrados viven una vida sosegada, pacífica y holgada, producto de haber trabajado toda su vida (después de haberlo perdido todo en Cuba) mientras que el dictador ha dejado de ser un hombre para convertirse en un monstruo. Y de la misma manera que nos es imposible ver reír a un dinosaurio­, igual nos sucede con Fidel Castro Ruz.
Personas mayores a mí alrededor como Antonio Rotella, Hugo Byrne, Aris Caso, Abel Pérez, Alberto del Calvo, Luis Rafael Aguirre, Pepito Regalado, Enrique Artalejo, Tony Fernández, José Luis Fernández, Pedro Chirino, Pepe de Vivar, José Ramón Sánchez, Tito Rodríguez Oltmans, Rafael M. Estévez, Miguel Uría, José Platas, Jesús Noda, Yoel Borges, Saturnino Cardoso, Juan Vila, Miguel Talleda, Ramón Mola – como yo – no tienen Patria, pero tienen corazón y el amor de sus familiares y amigos.
¿Saben ustedes las miles y miles de muestras de cariño recibidas por nuestros viejos ante cada enfermedad que los aqueja? Créanme, que en medio de sus dolencias tienen que sentirse satisfechos. Mientras tanto, ¿saben ustedes cuántos millones de cubanos se alegran y le piden a cuanto santo existe que las enfermedades de Castro lo lleven a la muerte?
Celia Cruz vivió y murió muy feliz, riéndose y cantando hasta él último momento de su vida. Y el pueblo le rindió y le sigue rindiendo pleitesías eternamente. Ese es el caso ejemplar de una anciana cubana.
Viejos que no le han robado un solo centavo a nadie, que saben que sus nietos nunca van a encontrar a un solo cubano que los odie. Ni un solo anciano cubano a mi alrededor puede temer que su hijo se tropiece en la calle con alguien que lo acuse de criminal. Mientras tanto Fidel Castro tiene que enterarse al verlo en la televisión, que su hijo Antonio, al salir del país acompañando al equipo de pelota cubano, con lo primero que se enfrenta es con letreros que dicen “FIDEL ASESINO”. ¡Qué diferentes son los 80 y pico de años de Guillermo Álvarez Guedes y los de Fidel Castro! Uno ha hecho reír a un , y el otro sólo lo ha hecho llorar y sufrir…
Mente inmaculada, corazón tierno, compasión, amor, alma, conciencia tranquila, decencia, honestidad, manos limpias de crímenes, son los ingredientes que mantienen a los viejos cubanos en el exilio riéndose a carcajadas ante un buen chiste. Mientras que las muecas del tirano son producto de los ríos de sangre cubana vertidos por su culpa. Por eso, mis estimados compatriotas, nunca es más cierta la frase de que “EL QUE RÍE ÚLTIMO, RÍE MEJOR”.
(Amabilidad del autor).
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