Cubita la bella! *** Por Esteban Fernandez
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Cubita la bella! *** Por Esteban Fernandez
por Zoé Valdés ¡Libertad y Vida!
¡CUBITA LA BELLA!
por Esteban Fernández
Casi todos los cubanos, sin lugar a dudas, al escuchar el himno, ver nuestra bandera y nuestro escudo se emocionan intensamente. Eso es normal.. Sin embargo, también una vieja película de cowboy (sobre todo las de Hopalong Cassidy), ver un episodio del abogado Perry Maso (Raymond Burr) y I LOVE LUCY, nos lleva inevitablemente a la nostalgia por la televisión que veíamos en la Isla.
La foto del Tocororo, pensar en un azulejo revolotendo en un solar yermo nos hace recordar a la Patria perdida, y que alguien simplemente diga: “Pon tu pensamiento en mí” ya eso es suficiente para acordarnos de “Clavelito” y del país añorado.
Sólo hay que mencionar delante de nosotros a “Roldán el Temerario, a Leonardo Moncada, Taguaurí y su pantera roja Yeti, Cruz Diablo, a Bacallao bailando un cha cha chá con la orquesta Aragón, a Kalixto Kilowatt, al hombre de la Casa Prado, a Tinguaro, a Salmoyedo, al Cesante, a Popa” e ifso facto “estamos en Cuba”.
Vemos un Chevrolet del año 57, un Buick del 56 y la mente retrocede 50 años en un segundo. Un palo de trapear, un cielo estrellado, un poema de Ernesto Montaner, un arbolito de Navidad, un paisaje, el sabor de una guayaba verde con sal, ver a una persona tirando un cubo de agua para la calle un 31 de diciembre nos llevan a recordar aquel pasado cubano. Recordar melodías de los cantantes Barbarito Diez o Vicentico Valdés por Radio Progreso “La Onda de la Alegría” o la mención del joturo guantanamero, nos montan en una “cápsula espacial” rumbo a Cuba.
Un trago de guarapo y “ya nos retrotraemos al pasado”. ¿Usted nunca se ha tomado una cucharada de melao de caña, cierra los ojos, y se siente como que ha retrocedido 50 años atrás y se encuentra en medio de un central azucarero cubano?
Recordar al dominicano Alberto “El negrito del Batey” Beltrán, al chileno Lucho Gatica, al Niño de Utrera, los payasos españoles “Gaby, Fofó y Miliki” nos traslada a Cuba. Alguien dice “¿Dónde me pongo?” y recordamos al argentino Pepe Biondi y a Cuba. Lo mismo nos pasa con la canadiense Vitola ”la que se defiende sola”. Dígame la verdad ¿usted puede escuchar el trinar de un sinsonte, ver a un colibrí, tomarse un Mojito, escuchar las palabras Baracutey, Guaracabuya, Siboney, Siguaraya, sin que le dé “un ataque de cubanía?
Mencione delante de un anciano cubano al Stadium del Cerro, al Río Cauto, la Bahía de Nipe, el rocío mañanero, a la C.M.Q., al Congo de Catalina, a la Manzana de Gómez, al Focsa, al Bidet de Paulina, al Cristo de La Habana, a La Virgen del Camino, al Aeropuerto José Martí, el río Yayabo, los panques de Jamaica, y sus corazones brincan de alegría.
Una luciérnaga, la imagen de San Lázaro, una rosa blanca, una luna llena reflejada en el océano, un viejo y deteriorado radio RCA VICTOR, una lagartija, un grillo, los muñequitos de El Pájaro Loco y La Pequeña Lulú, una carriola, unos mamoncillos, un batido de leche malteada, una barra de dulce guayaba, una mata de chirimoya, de anón o de guanábana, escuchar el grito de Tarzán, todo nos recuerda a la Cuba del pasado glorioso.
Unas viejas películas de Miguel Aceves Mejía, de Pedro Vargas, de Pedro Infante, de Tin Tan, de Cantinflas de Tom Mix, Roy Rogers, Tony Curtis, Rock Hudson, Johnny Weissmuller, Bill Halley con su guitarra cantando “Al compás del reloj”, llevan nuestras mentes a los cines habaneros. Un buen helado de mantecado y ¡ya estamos en Santiago de las Vegas!
Unos niños en un parque jugando a la viola, una gaviota volando sobre el mar, el canto de un gallo al amanecer, el zumbido de una abeja, una amenazadora avispa, una Montaña Rusa, un cachumbambé, un “tío vivo”, el olor a chapapote, una carroza en un carnaval, alguien tirando una serpentina, una cucharada de azúcar prieta, el olor de un Habano, Gaspar, Melchor y Baltazar, las aguas cristalinas de un río, un aguacero, un rayo, un trueno, el ulular de una lechuza, los dados del cubilete, una guayabera, un machete Collins, Cachucha y Ramón, una maltrecha foto del Caballero de París y 14 mil cosas mas nos recuerda a Cuba. ¡Casi siempre en los corazones, en las almas y en los cerebros de los cubanos!
(Amabilidad del autor. Perdonen los errores pero no estoy en mi computadora. Les debo tambien la foto del tocororo cubano enviada por Esteban Fernandez). Gracias.
http://zoevaldes.net/
¡CUBITA LA BELLA!
por Esteban Fernández
Casi todos los cubanos, sin lugar a dudas, al escuchar el himno, ver nuestra bandera y nuestro escudo se emocionan intensamente. Eso es normal.. Sin embargo, también una vieja película de cowboy (sobre todo las de Hopalong Cassidy), ver un episodio del abogado Perry Maso (Raymond Burr) y I LOVE LUCY, nos lleva inevitablemente a la nostalgia por la televisión que veíamos en la Isla.
La foto del Tocororo, pensar en un azulejo revolotendo en un solar yermo nos hace recordar a la Patria perdida, y que alguien simplemente diga: “Pon tu pensamiento en mí” ya eso es suficiente para acordarnos de “Clavelito” y del país añorado.
Sólo hay que mencionar delante de nosotros a “Roldán el Temerario, a Leonardo Moncada, Taguaurí y su pantera roja Yeti, Cruz Diablo, a Bacallao bailando un cha cha chá con la orquesta Aragón, a Kalixto Kilowatt, al hombre de la Casa Prado, a Tinguaro, a Salmoyedo, al Cesante, a Popa” e ifso facto “estamos en Cuba”.
Vemos un Chevrolet del año 57, un Buick del 56 y la mente retrocede 50 años en un segundo. Un palo de trapear, un cielo estrellado, un poema de Ernesto Montaner, un arbolito de Navidad, un paisaje, el sabor de una guayaba verde con sal, ver a una persona tirando un cubo de agua para la calle un 31 de diciembre nos llevan a recordar aquel pasado cubano. Recordar melodías de los cantantes Barbarito Diez o Vicentico Valdés por Radio Progreso “La Onda de la Alegría” o la mención del joturo guantanamero, nos montan en una “cápsula espacial” rumbo a Cuba.
Un trago de guarapo y “ya nos retrotraemos al pasado”. ¿Usted nunca se ha tomado una cucharada de melao de caña, cierra los ojos, y se siente como que ha retrocedido 50 años atrás y se encuentra en medio de un central azucarero cubano?
Recordar al dominicano Alberto “El negrito del Batey” Beltrán, al chileno Lucho Gatica, al Niño de Utrera, los payasos españoles “Gaby, Fofó y Miliki” nos traslada a Cuba. Alguien dice “¿Dónde me pongo?” y recordamos al argentino Pepe Biondi y a Cuba. Lo mismo nos pasa con la canadiense Vitola ”la que se defiende sola”. Dígame la verdad ¿usted puede escuchar el trinar de un sinsonte, ver a un colibrí, tomarse un Mojito, escuchar las palabras Baracutey, Guaracabuya, Siboney, Siguaraya, sin que le dé “un ataque de cubanía?
Mencione delante de un anciano cubano al Stadium del Cerro, al Río Cauto, la Bahía de Nipe, el rocío mañanero, a la C.M.Q., al Congo de Catalina, a la Manzana de Gómez, al Focsa, al Bidet de Paulina, al Cristo de La Habana, a La Virgen del Camino, al Aeropuerto José Martí, el río Yayabo, los panques de Jamaica, y sus corazones brincan de alegría.
Una luciérnaga, la imagen de San Lázaro, una rosa blanca, una luna llena reflejada en el océano, un viejo y deteriorado radio RCA VICTOR, una lagartija, un grillo, los muñequitos de El Pájaro Loco y La Pequeña Lulú, una carriola, unos mamoncillos, un batido de leche malteada, una barra de dulce guayaba, una mata de chirimoya, de anón o de guanábana, escuchar el grito de Tarzán, todo nos recuerda a la Cuba del pasado glorioso.
Unas viejas películas de Miguel Aceves Mejía, de Pedro Vargas, de Pedro Infante, de Tin Tan, de Cantinflas de Tom Mix, Roy Rogers, Tony Curtis, Rock Hudson, Johnny Weissmuller, Bill Halley con su guitarra cantando “Al compás del reloj”, llevan nuestras mentes a los cines habaneros. Un buen helado de mantecado y ¡ya estamos en Santiago de las Vegas!
Unos niños en un parque jugando a la viola, una gaviota volando sobre el mar, el canto de un gallo al amanecer, el zumbido de una abeja, una amenazadora avispa, una Montaña Rusa, un cachumbambé, un “tío vivo”, el olor a chapapote, una carroza en un carnaval, alguien tirando una serpentina, una cucharada de azúcar prieta, el olor de un Habano, Gaspar, Melchor y Baltazar, las aguas cristalinas de un río, un aguacero, un rayo, un trueno, el ulular de una lechuza, los dados del cubilete, una guayabera, un machete Collins, Cachucha y Ramón, una maltrecha foto del Caballero de París y 14 mil cosas mas nos recuerda a Cuba. ¡Casi siempre en los corazones, en las almas y en los cerebros de los cubanos!
(Amabilidad del autor. Perdonen los errores pero no estoy en mi computadora. Les debo tambien la foto del tocororo cubano enviada por Esteban Fernandez). Gracias.
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