EL INTERNET COMO REORDENADOR DEL PENSAMIENTO

EL INTERNET COMO REORDENADOR DEL PENSAMIENTO


¿Para qué se escribe? Martí respondería que para decir la verdad (suponiendo que exista una sola verdad – verdad absoluta – en alguna parte). Sartre diría más bien que para comunicarse con otros. El escritor siempre presupone la (potencial) presencia del lector – sea éste o no quien el escritor se imagina – y para este último se escribe.
Todo esto es cierto, pero hay más. Aún cuando “se escriba para alguien” – y contradiciendo a Sartre – yo afirmaría que el escritor escribe (primero) para sí mismo.

O sea, para saber – para averiguar uno mismo mediante este proceso – lo que uno verdaderamente piensa. Para hurgar en el propio cerebro. Hemingway decía que la máquina de escribir era su psiquiatra.

El ser humano es criatura débil y falible (por pura definición). No sabemos si hay verdades absolutas (que lo responda Dios), pero sí que estas verdades no están a nuestro alcance – más que parcialmente, dialécticamente, jugando con la relatividad del tiempo y el espacio. Descubrir – fragmentariamente – parte de lo que constantemente cambia y evoluciona. Hegel pensaba que “la verdad” de un determinado momento (instante) histórico – que siempre era dialéctica y evolucionaba – no sería accesible (el secreto de esta verdad) hasta mucho tiempo después que las decisiones fueran tomadas. O sea, que viviríamos siempre en incertidumbre y misterio.

Por último, el mandamiento cristiano fundamental parece ser la humildad y el perdón.
O sea, la conciencia de la propia insignificancia. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra – etc.

No pretender que sabemos lo que no se sabe (o no se sabe bien); pero, por otra parte, no renunciar a seguir investigando (tratando de entender).
Éste es el verdadero juego del intelecto.
Y es jugar, con conciencia de nuestra falibilidad, siempre.

Yo creo que los escritores siempre escribieron para ellos mismos. Y que éste era un proceso que (sólo después) interaccionaba con un público. Y a veces éste era un proceso feliz y otras no.
Hubo artistas como Van Gogh que nunca vendieron un cuadro. Y escritores y filósofos (hubo muchos) – y también teólogos – que sirvieron a reyes y príncipes (y, en consecuencia, tuvieron que hacer concesiones).
Estos compromisos son los más peligrosos – el autor sometiéndose a su público.

No, no quiero recomendar el aislamiento versus la comunicación del individuo con “su sociedad” o medio circundante. Igual que Sartre, yo considero la enajenación – o inadaptación social – el peor (quizás) enemigo.
Porque el hombre es un ser social, se realiza en la interacción con el grupo (con algún grupo – aunque fuera un grupo cerrado “de monjes en un monasterio”).

¿Qué cambia en el Internet (potencialmente al menos)?
La rapidez de los procesos. Del intercambio de información. De la expresión no-unilateral y de ida y vuelta.

Además que está el Internet como casi infinita biblioteca. Y biblioteca instantánea.
Es mucho más fácil “preguntarle a Google” que hurgar entre decenas de volúmenes, lo que los curiosos antes teníamos que hacer todo el tiempo. Y obtener muchas respuestas, de fuentes distintas y contradictorias, que es adonde cualquier research nos lleva siempre, es claro (y afortunadamente – yo jamás quisiera recibir información de una sola fuente, esto sería lo más peligroso del mundo). En fin, que el Internet nos da todo eso. (Y en pocos minutos). ¡Increíble!

Quiero insistir, antes de terminar, en este último punto. El hombre busca dentro de sí mismo – dentro de ese (muy extraño) proceso “de evolución dentro de circunstancias” que cada individuo es – y se autodescubre (añado de nuevo: en un particular instante, dentro de un proceso) y entonces “comunica” y esto último es una confrontación con el exterior, un chequeo con la realidad (que también es una “objetividad dialéctica”, la del mundo de afuera).
¿Qué ocurre entonces? Pues que el individuo “rectifica” (otra adaptación). Obtiene feedback del exterior y el proceso continúa (eternamente, hasta la muerte).
Pero el Internet lo hace mucho-mucho más rápido. Es vertiginoso.

El problema que nos planteamos ahora – en la realidad que viene o de la que ya somos parte – es que viviremos probablemente vidas terrenas más largas, pero con mayor velocidad.
¿Y cuán rápido podemos reaccionar?
¿Es que tenemos/tendremos tal capacidad de reflejos?
No sé, tengo que pensarlo.

Yo le agregaria: "Pienso, luego existo".
No puede resultar contradictorio el interactuar exponiendo las ideas, pues con ello se enriquece el intelecto ademas de encontrar personas que sean afines en los distintos campos del saber humano. El intercambio de experiencias engrandece y nos ayuda en nuestra forma gregaria de vivir. Nos conecta y nos hace sentir parte integral de nuestro Universo.
Excelente exposicion pepe. Saludos.