YOANI SÁNCHEZ Y SU ANCHO DE BANDA

Yoani continúa arrebatándole territorio a unos cuantos que se empeñan en permanecer atrincherados dentro de sus casas. Armada de una peluca, faldas cortas y espejuelos cuadrados, repite una vez más esa historia que muchos se niegan a darle credibilidad, invade la guarida de aquellos que pretenden disfrazar la mordaza que existe verdaderamente en contra de la opinión libre. No sé que opinarán sus detractores, y son muchos los que existen en ambas orillas, pero es demasiada “casualidad” o, tolerancia por parte de los órganos represivos del país, cuando nos detenemos a estudiar cuidadosamente cada una de sus aventuras. Luego, solo puedes arribar a una sola conclusión, si Yoani colabora para los servicios de inteligencia cubana como señalan sus enemigos y traficantes de ideas disidentes dentro y fuera de la isla, no cabe la menor duda de encontrarnos ante unos servicios de inteligencia extremadamente contrarrevolucionarios.
La inoportuna y muy famosa flaca de Cayo Hueso está en el momento oportuno y lugar indicado cuando sus celosos enemigos menos lo esperan. ¡Ojo! No hace falta ser miembro o cómplice del gobierno para ser considerado un enemigo de ella, basta solamente estar infestado por esos sentimientos de envidia, frustración y, ¿por qué, no?, padecer un tanto esa ansiedad de protagonismo por la que libran enconadas batallas en la isla casi a diario. En fin, mientras unos cuantos pierden su tiempo encerrados en sus casas haciendo alardes o anuncios de unas saludables “huelgas de hambre”, tan necesarias para reducir en algo la espantosa y rubicunda figura de aquellos gorditos en boga durante los cincuenta, la flaca les toma la delantera y se cuela en cualquier tribuna, ¡Ojo de nuevo!, donde no asisten sus detractores justificando la existencia de cientos de miles de barricadas, ella se cuela y lo peor, da la talla.
Pues bien, todo esto ocurre en un ambiente viciado por la visita del travestido Moratinos. Por un lado, toda una comedia que siempre termina mal y ya muy pocos creen y a nadie excita, lo mismo de lo mismo que casi siempre termina en bronca y, luego sale a la luz pública. Por el otro lado, una historia repetida con un testimonio gráfico, pero, que muchos se encargarán de desmentir con un sinnúmero de acusaciones basadas solamente en supuestos y otros argumentos que apenas logran convencer a nadie, puras pendejadas a lo cubano.
Sí hay constancia de algo muy serio y lo hemos visto desde muchas partes de este universo. Ella estaba allí, entró disfrazada con una peluca rubia y la mostró en el momento de su valiente o, estudiada y autorizada exposición, estaba allí. ¿Dónde estaban los otros? Me refiero a sus enemigos, detractores, los que verdaderamente debieron ocupar ese lugar. Muy ocupados en sus verdaderas funciones, protestar porque no los recibió el pajarraco de Moratinos.
Yoani se le coló a Mariela Castro y puso en aprietos sus teorías sobre los culitos “revolucionarios”, la princesa no supo responderle, nunca lo hará. Su desplante en las oficinas de Inmigración cubana es una invitación a un “valor” a seguir, nadie se atreve a hablar en ese tono dentro de aquellas temidas oficinas, ella lo hizo y su acción molesta a quienes se sienten desplazados del escenario. Yoani está donde todos deberíamos estar, pero no estamos y justificamos nuestros miedos o cobardías con millones de razones. Cuando chocas de frente con casos tan destacados como éste, no se puede ocultar el deseo de cambiar en contenido de una frase o consigna. ¡Somos un solo pueblo! Muy bien pudiera cambiarse por ¡Somos una sola Yoani! Porque de verdad, lo necesitamos. Entonces, tal vez, puedan respetarnos como pueblo y disfrutaremos de esa fama bien merecida que ella ha logrado obtener internacionalmente y desea compartir con nosotros, disidentes, presos, gusanos, papagayos, politólogos, oportunistas, chivatos, espías, bobos divertidos, comemierdas uniformados, panaderos, jineteras, militantes, combatientes y, mi abuela que nada tiene que ver en este potaje, pero forma parte de esa masa apestosa y gritona que se llama pueblo.

La flaca habló del “ancho de banda” siempre utilizado para justificar las limitaciones de conexión a Internet. Un “ancho de banda” con incapacidad para soportar las dimensiones de sus ovarios y nuestras vergüenzas. No la dejan salir de Cuba, es un rehén protegida por su fama, adquirida a golpes de un valor muy bien encubierto entre finas palabras. ¡Ojalá no la dejen salir nunca! Ella no se merece, hasta ahora, los ataques de este ingrato exilio. ¡Ojalá no la dejen salir nunca! Cuba se merece a una Yoani.

A PUERTAS CERRADAS


Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2009-10-31