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Mensaje por Admin Vie Jun 21, 2013 9:44 am

EL HERMANO MARTÍ Martimason2

Por Orestes Martí

Hemos leído con interés un reciente artículo sobre el Apóstol de Cuba, “José Martí y la Masonería”[1]; muy bien explicado y sin dudas arrojando luz sobre un tema tan interesante e importante no solo para los cubanos, si no para muchos masones —y martianos— que a lo largo y a lo ancho de “Nuestra América” han debatido sobre el tema de la pertenencia del más universal de los cubanos a dicha institución.

En realidad, hay muchos “incrédulos” que no han querido saber de otras muchas informaciones al respecto, incluidas las de personas muy allegadas tanto a Martí como a su entorno; informaciones que hace ya algunos años publicamos en una web martiana, a partir de un estudio cronológico elaborado sobre la base de documentos obtenidos en la Biblioteca de la Gran Logia de Cuba, muy especialmente el titulado “Fuentes Bibliográficas para el conocimiento de la militancia masónica de José Martí”, preparado por José González Rodríguez y presentado por él a la Academia Cubana de Altos Estudios Masónicos.

Incluso, hemos llegado a leer la barbaridad de que el Héroe Nacional de Cuba había pagado al Sr. Lowe para que lo llevara hasta Cuba (Cabo Haitiano); cuando en realidad hay testimonio firmado por el Dr. Bernardo Gómez Toro (hijo de Máximo Gómez) en el cual contó como se había producido realmente el pedido de ayuda de Martí al francmasón Lowe.[2]

Algunos otros “incrédulos” han alegado que Martí no pudo coincidir con Fermín Valdés Domínguez en la Logia “Armonía” puesto que —según se afirma—, éste salió deportado para España en 1872; sin embargo, no se aclara:

- primero: que Martí debió ser iniciado no en 1871 si no entre 1872 y 1873

- segundo que no fue Fermín quien lo presentó al taller masónico “Armonía” sino el Dr. Solano Ramos[3], el cual en varias oportunidades lo afirmó públicamente y que solo la muerte le impidió cumplir su compromiso de contarlo en detalles.

Tal afirmación no es gratuita. Se ha repetido insistentemente que la primera información publicada sobre la condición de masón de José Martí fue el ahora famoso artículo que Fermín Valdés Domínguez publicó en el periódico habanero “El Triunfo” en 1908. Sin embargo, aunque éste fuera el de mayor trascendencia, debido, sobre todo, a su posterior reproducción en las Obras de José Martí de la Editorial Quesada [4] en las que ofreció datos mas precisos —entre otras cosas, el nombre la logia—, hay un dato que parece haber pasado inadvertido para quienes han investigado este asunto, veamos…

Es conocido que a las pocas semanas después de comenzar la guerra de independencia de 1895, el general Callejas, Capitán General de Cuba, volvió a prohibir la masonería en el país; pero al entrar en funciones el gobierno interventor de Estados Unidos, el 1º de enero de 1899, se reorganizó la “Gran Logia de la Isla de Cuba” en el mes marzo de ese mismo año y a partir de esa fecha se comenzaron a reabrir las logias que antes de la prohibición trabajan en diversos sitios. El 26 de mayo de 1899 la logia habanera “Fe Masónica” dedicó la sesión de ese día a la memoria de José Martí, a quien se refirió como “mártir de nuestra libertad” e “insigne masón”. La correspondiente nota que apareció en el número del 1º de junio de 1899 de la revista “La Gran Logia” expresaba que “En la sesión celebrada en la noche del viernes ú1timo (26 de mayo) por la Logia Regular Fe Masónica, el Dr. Valdés Ragués propuso a los miembros de la misma se dedicara dicha sesión a la memoria del mártir de nuestra Libertad, el insigne masón José Martí”.[5] Parece entonces que en realidad este fue el primer homenaje que la masonería de Cuba rindió al fundador del Partido Revolucionario Cubano.

Ahora un segundo dato que también ha pasado inadvertido: el patriota masón que redactó la noticia sobre el homenaje y muy posiblemente haya hecho la semblanza del homenajeado, fue Valdés Ragués quien había conocido a Martí en el Colegio San Anacleto, donde este cursó sus estudios primarios. Y aún hay más, quién dirigía la mencionada publicación era el historiador masónico Aurelio Miranda Álvarez quien había residido en Nueva York coincidentemente en los últimos años que lo hizo Martí y a quien lo más probable es que conociera su condición masónica aunque seguramente no, la logia donde se había iniciado.

Sin embargo, hay algunos otros importantes datos que pocos han relacionado con lo anterior; tres meses después de aparecer esta información, en la misma Revista apareció otra nota —escrita por su propio director— en la que se decía: “El Dr. Francisco Solano Ramos nos había ofrecido un artículo sobre la iniciación, en Madrid, en una logia del Gran Oriente Lusitano Unido, del hermano José Martí; pues él la presenció y fue quien propuso al ilustre cubano para ingresar en la Institución. Con la muerte de aquel hermano no podemos dar a conocer esos datos, a no ser que su familia los encuentre y tenga la bondad de facilitárnoslo”.[6]

Algunos historiadores masónicos dicen tener razones para pensar que el ofrecimiento de Solano Ramos tuvo lugar dos semanas antes de su repentino fallecimiento, siendo Diputado Gran Maestro para el Distrito de Pinar del Río; unos días antes de su fallecimiento había convocado a una reunión en su casa —en Pinar del Río— con el propósito de tratar reabrir la logia “Paz y Concordia” y lograr apoyo para crear la “Liga contra la ignorancia de la provincia de Pinar del Río”; entre los asistentes a la reunión, Aurelio Miranda Álvarez. Se cree que esa fue ocasión en la que Solano Ramos le ofreció a Miranda el mencionado artículo que no llegó a escribir.[7]

El Capitán del Ejército libertador Ángel Rosende y de Zayas publicó un folleto en 1931, titulado El Francmasón de la República de Cuba y su hermano José Martí y Pérez. En la página 15 del referido folleto, entre otras cosas se refiere a las joyas masónicas del Apóstol. Dice: “Fe Masónica, nuestra Logia Amada, ha instituido el homenaje u ofrenda perenne, cada mes, por una logia de la Obediencia, cadena hermosa que sigue su curso de honor y glorificación al recuerdo de ese noble hermano caído. Recopila las poesías dedicadas a él para publicarlas oportunamente.

Ambos acuerdos, a iniciativa del h. René Acevedo, ex Maestro del Taller, guarda en su Oriente las joyas mandil y collarín de los grados 18 y 30 con los que trabajara en los Valles Masónicos de España. Martí los dejó al Dr. Fermín Valdés Domínguez (fallecido); su viuda, la Sra. Asunción del Castillo, Vda. de Valdés Domínguez, Coronel del E. L. y Jefe de Despacho del Generalísimo, las donó a los hermanos galenos Domingo y Solano Ramos.[6] que vieron la luz masónica en la Logia que lleva el nombre del gran masón, su padre, Solano Ramos y luego afiliados a Fe Masónica y estos dos buenos masones, también siguiendo la senda del autor de sus días las traspasaron al Dr. Federico Torralbas, Venerable Maestro del Cuadro, en esa época, año 1924, quien las cedió altruistamente a su taller y en solemne sesión fueron recibidas oficialmente por la Logia y entregada luego el 27 de noviembre, de ese año ante la Estatua del Apóstol, en pleno parque de Martí, acto que revistió gran resonancia y eficiente exteriorización masónica que fue cerrado con la peregrinación hasta la Punta, donde se levanta, erguidamente, el mausoleo del lugar, donde fueran inmolados los estudiantes del 71″.
Recientemente he visto un documento —en manos del hermano Dr. Andrés Armas Carrazana, masón de Canarias— en el que se recoge el facsímile de la carta de la viuda de Fermín Valdés Domínguez fechada el 26 de abril de 1924 y certificada por el entonces Secretario de la Logia “Fe masónica”, con fecha 8 de marzo de 1949.[8]

Dos datos más que en mi modesta opinión se han obviado o no han querido tenerse en cuenta:

Primero: lo anotado en su diario de campaña por el Generalísimo Máximo Gómez, aludiendo a lo ocurrido en torno a la caída del Maestro en Dos Ríos. La nota —tomada del Diario de Campaña de Gómez, editado por el Instituto Cubano del Libro en 1968— señala en lo correspondiente al 20 de mayo de 1895: “Día 20, mando mi ayudante Ramón Garriga, con una carta mía al jefe enemigo a indagar si Martí es muerto o vivo con herida grave, lo que sea. A las 5 de la tarde envía Garriga noticias esperanzadoras que Martí va herido y bien atendido. El Jefe enemigo, Coronel Sandoval, deja un escrito en manos de la Señora Modesta que da a entender que como H:. de Martí, está bien atendido”. (Subrayado mío. Sandoval era francmasón.)

Segundo: En el año del centenario del nacimiento del Apóstol, 1953, vio la luz pública numerosa literatura sobre Martí. De ella dos libros y tres folletos, con alusiones al tema. Los libros son: “Martí en Santo Domingo”, de Emilio Rodríguez Demorizi y la biografía —Nueva y humana visión de Martí”, de Carlos Márquez Sterling—. El libro de Rodríguez Demoritzi es exhaustivo en cuanto a las actividades de Martí en la República Dominicana y el mismo recoge artículos, documentos, testimonios de su paso por la tierra quisqueyana.

Aparece en este libro la conferencia ofrecida por el cubano radicado durante muchos años en Santo Domingo, Juan E. Bory, en la Logia —Unión Hispanoamericana—, la noche del 23 de mayo de 1931.

Bory, que tuvo el privilegio de mecanografiar el texto del Manifiesto de Montecristi por encargo expreso del Apóstol, dice en su emocionado relato: “Una tarde vi llegar enjuto y pálido al Maestro. Su humilde norte semejaba a Cristo: su palabra suave la de un Apóstol. Su llegada conmovió a los sencillos moradores de aquel pueblo hermano. En la modesta morada del Generalísimo cursó una vida silenciosa, y en el silencio de aquel hogar fecundaba la libertad de Cuba, tal como un águila que posa en la llanura para luego remontarse a las alturas de la gloria. Cumplió su deber visitando con el Generalísimo, la Respetable Logia —Quisqueya—, eslabonándose con aquellos generosos y buenos hermanos, que tanto bien le hicieron a Cuba. Oí esa noche el torrente elocuente del verbo del Maestro. Mi alma quedó inundada por la divina luz de la Masonería y por los resplandores de aquel hombre maravilloso”.

Antes de concluir, quisiéramos llamar la atención sobre otro dato “dejado escapar” de forma incomprensible; en el año 1956, la Revista La Gran Logia en su número 11 año 76, correspondiente al mes de noviembre, publicó un trabajo de Roger Fernández Callejas presentado por el autor al Onceno Congreso Nacional de Historia (Trinidad 1956), en el que se aprobaron sus conclusiones. Fernández Callejas estableció la regularidad del Gran Oriente Lusitano Unido GOLU) y describió la situación masónica de la época en que Martí fue iniciado. Las conclusiones aprobadas en el —en ocasiones—, olvidado Congreso, fueron:

PRIMERA: José Martí fue iniciado como masón en la logia —Armonía No. 52— radicada en Madrid, perteneciente al Gran Oriente Lusitano Unido, en fecha no determinada aún. Con posibilidad de que haya sido en los años 1872 ó 1873.

SEGUNDA: La Logia —Armonía No. 52— en la que Martí fue miembro era una logia regular, ya que pertenecía a una Gran Potencia Masónica que ostentaba esa condición, y estaba reconocida por sus iguales de todo el mundo, especialmente por la Gran Logia de Cuba, con la cual mantenía relaciones de amistad.

TERCERA: En la logia en que se inicia, recibe hasta el grado 18 de la Masonería Escocesa y obtiene el grado 30 en un alto cuerpo no localizado.

CUARTA: La actividad masónica de Martí en el seno de las logias es solamente real en España y México, y esporádica y accidental en los otros países donde radicó.

QUINTA: El criterio que Martí se formó de la institución masónica, está encerrado en la siguiente frase suya, publicada en la Revista Universal, de México: “La masonería no es más que una forma activa del pensamiento liberal”.

NOTAS:

[1] José Martí, masón confirmado.
[2] “La Expedición Gómez-Martí”, con el subtítulo: Un eslabón perdido en su cadena de vicisitudes, por el Dr. Bernardo Gómez Toro, hijo del Generalísimo.
Este folleto bellamente impreso y adicionado con fotos y síntesis biográficas de los acompañantes de Martí y Gómez, es un verdadero elogio a la masonería, pues en él queda de manifiesto la importancia de la institución fraternal en el logro de dicha expedición, recogiendo afirmaciones suscritas por el Capitán del velero hamburgués —Nordstrand—, Thomas Lowe, de que fue la condición de masones de Martí y Gómez, lo que indujo a transportarlos hasta cerca de las costas cubanas, asumiendo los peligros que representaba dicha misión. Unas líneas que ponen de manifiesto lo anteriormente expresado: “En los primeros días de abril, llegué a Great Inagua. En este puerto el agente Sr. Mc. J. Barber venía a bordo con un señor (José Martí) quien hablaba bien inglés y me decía que este señor con otros 5 compañeros habían llegado con un buque chico inglés, domiciliado en Providence, Nassau y que el capitán de este buque había rehusado continuar el viaje porque se había enfermado.
Los señores me preguntaban si quería tomar a bordo estos 6 señores para desembarcarlos a la vuelta de Cap Haití a Port Antonio (Jamaica) al pasar la costa de la Isla de Cuba cerca del cabo Maisí. Como me estaba bien conocido que era prohibido desembarcar gente en una costa abierta, les rogué me dieran informaciones más exactas. El Sr. Martí me explicaba que ellos eran jefes insurgentes y que sus compañeros en Cuba les esperaban para liberar su patria del gobierno español. Como sabía en que manera los empleados del gobierno español tiranizaban el pueblo, además como el Sr. José Martí se me daba de conocer como hermano de la francmasonería, a la cual yo también pertenecía, yo estaba de acuerdo con los deseos de los señores….”.
[3] Solano Ramos n 1851 ϯ 28 de agosto de 1899, cuando sólo contaba con 48 años de edad.
[4] Este artículo ha sido reproducido en muchas oportunidades, entre ellas en el tomo XII de las Obras de José Martí, editadas por Gonzalo de Quesada y Aróstegui, y como introducción al Tomo I del Diario de Soldado, de Fermín Valdés Domínguez. Centro de Información Científico Técnica, Universidad de La Habana, 1972.
[5] “In memoriam”. Revista La Gran Logia, 1 de junio de 1899, p.110.
[6] Revista La Gran Logia. Tercera época. Año I, N. 13, 1 de septiembre de 1899, p 208.
[7] La información sobre esa reunión aparece en la revista La Gran Logia. Año I, N.12, 15 de agosto de 1899, p.182.
[8] Bernardino Pino y González, Secretario de la Logia “Fe Masónica”

CERTIFICA:

Que en el archivo de esta Logia, entre las cartas que constan en el expediente de las Joyas de José Martí, aparece lo que a continuación copiamos:

“Habana, Abril 28 de 1924.- Sres. Domingo y Francisco Solano Ramos. Ciudad.- Distinguidos amigos: Respondiendo gustosa a las invitaciones de usted respecto a las joyas masónicas que mi esposo, el Dr. Fermín Valdés Domínguez, entregó a vuestro padre, el Dr. Solano Ramos, tengo el gusto de informarles que el día 5 de octubre de 1894, en Cayo Hueso, Florida, el Apóstol José Martí, puso bajo la custodia de mi esposo las tres insignias de su pertenencia y con recomendación expresa de conservarlas. Terminada nuestra guerra de Independencia, conociendo mi esposo las relaciones masónicas y de otro orden que existían entre vustro padre, el Dr. Solano Ramos y el Maestro Martí, en Marzo de 1900 se las donó a tan ilustre cubano y Masón, respondiendo de la autenticidad de todo lo que dejo manifestado. Sin otro particular soy de ustedes atentamente, Asunción C. Valdés de Domínguez. (Firmada y rubricada)

Después de jurar ser copia fiel del original, extiendo el presente en La Habana, a 8 de marzo de 1949, con el Vto. Bno. del Mtro. h. Dr. Waldo Bacallao y Amill, con el estampo del sello oficial del Taller.

Vto. Bno. Waldo BACALLAO, Ven. Maestro

Bernardino PINO,
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