QUIEN ES EL ENEMIGO?

Definir al enemigo en términos políticos es muy cómodo. Simplemente se hace una caricatura, exagerando lo malo e ignorando lo bueno. Esa es la clásica propaganda que han hecho los políticos tradicionales. Para nosotros los nacionalistas el asunto es mas complejo, porque para buscar el bien nacional, es mas útil el pragmatismo que la propaganda, y mas justo evaluar la conducta de los contrarios de acuerdo a juicios morales, y no ideológicos, porque aunque una persona o un partido tiene sus propias opiniones políticas, de llegar al poder debe gobernar para todos, sin excluir a nadie.
Somos un pueblo dividido, que tiene el deber moral de unirse. Decir que el enemigo es el otro cubano, que piensa diferente es fuente inagotable de violencia politica. En realidad todos hemos sido víctimas de una gran manipulación, y ya es hora de sospechar que el enemigo estuvo en los dos bandos, en la derecha y en la izquierda, y no bajo formaciones ideológicas, sino bajo la intolerancia, el odio y la incomprensión, muchas veces inducida desde lejos. Los fundadores de nuestra nación creían en la república laica , generadora de una moral sin dogmas, y mas que apoyarse en ideologías se apoyaban en sentimientos de libertad, igualdad y fraternidad, mas tarde llegarían los materialistas, que militando en todos los partidos corromperian aquellos ideales fomentando la violencia política como formula de resolver conflictos. La fraternidad republicana se fue extinguiendo bajo el peso de una cultura de codicia , que convirtió en déspotas corruptos a los que triunfaron, y en anarquistas rebeldes a los que fracasaron, dividiendo sin remedio en múltiples fragmentos a la joven república, para beneficio del capital internacional, que veía con agrado la división de los cubanos.
Contra el despotismo y la arrogancia Española luchamos primero, y contra la codicia de los norteamericanos después, sin darnos cuenta que el enemigo estaba en casa, en nuestra intolerancia y falta de respeto al derecho del otro cubano. Eramos una joven república en un pequeño país, y grandes potencias se disputaron nuestra nación, lo cual nos dividió.

Nuestros enemigos son aquellos que nos quieren divididos, aquellos que en demasiadas ocaciones conspiran incluso desde las democracias opulentas, para establecer sobre nosotros a gobiernos despóticos sin vínculos populares, que nos presionan para negociar desde posiciones de debilidad, la aceptación de modelos importados de gobernacion. Aquellos que promueven las malas costumbres morales entre nuestros jovenes. Los que callaron los crímenes de la dictadura durante medio siglo, contando con los medios para denunciarlos. Los que en su eterna lucha contra las derechas, disimularon las violaciones de los derechos humanos en nuestra Patria, aquellos que siembran la discordia entre blancos y negros, entre marido y mujer, entre generaciones, y entre cubanos, en fin, el que divide y desgasta nuestras fuerzas tan necesarias para fortalecer nuestro hogar nacional.
El centralismo político, del burocrático Estado totalitario, destruyo casi por completo nuestra sociedad civil.Todas las formas naturales de agrupación fueron penetradas, dominadas o destruidas por el régimen, y bajo un clima de terror se fundaron las primeras instituciones, que jamas hubiesen sido toleradas por el pueblo en condiciones de tranquilidad social. Los CDR con su efecto desintegrador sobre la sociedad civil estimularon la doble moral y el disimulo como contravalores, y el cubano aprendió a mentir para no ser maltratado por la dictadura.
El despotismo del régimen al igual que el de la monarquía absoluta de Francia centralizo en el Estado todos los deberes y derechos y creo la injusticia institucionalizada al destruir los grupos naturales. Ni gremios, ni sindicatos, ni familias tienen en Cuba autonomía ni dignidad suficientes para influir en los destinos políticos de la nacion. Se hace necesario un nuevo orden que descentralice y que disminuya el tamano del Estado, que defina con claridad los derechos de los grupos naturales, sobre todo de la familia, que legalice el pluripartidismo, y que fomente el desarrollo de una clase media nacional, necesitamos que surja una robusta burguesía que imprima a toda la sociedad los valores del republicanismo clásico, pero nada de esto es posible sin una carta magna, sin una constitución hecha por nosotros mismos. Conociendo esa realidad, grandes intereses extranjeros ya se preparan para intervenir desde ahora en nuestro futuro político, usando en su primera etapa a la gran prensa internacional la cual hará énfasis en aquellos disidentes o lideres políticos cubanos con tendencias socialistas. La socialdemocracia que pretenden implantarnos sera a través de esos grupos o personas que de manera traidora se dejan sobornar o "patrocinar". Es muy importante para los nacionalistas cubanos, vigilar a esas figuras políticas que surgidas de la nada, y sin una definida declaración de principios republicanos, son promovidos por esos medios de prensa, que jamas en medio siglo de tiranía se ocuparon de otra cosa, que la de difamar a nuestro exilio tradicional.
Ha llegado el momento del cambio,y nuestros enemigos lo saben, ellos trataran de influir en la formación de las nuevas instituciones para ponernos grilletes invisibles y explotar nuestras energías a su favor. Sumemos voluntades y formemos un partido de los que aman y construyen.


¡Sumate al nacionalismo!