Trotsky: la verdad oculta de un masón
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Trotsky: la verdad oculta de un masón
Después de exponer más o menos detalladamente lo que con un poco de pericia se puede encontrar como información relevante de su vida, pasamos a hablar de aquello de lo que prácticamente ninguna biografía habla claramente. Y para comenzar diremos que Trotsky era masón.
En su autobiografía, “Mi Vida”, afirma su triple condición: judío, marxista y masón.
Y en la página127 dice: “Discontinué mi obra sobre la masonería para ocuparme del estudio de la economía marxista… La obra sobre la masonería actuó como una especie de test para estas hipótesis… Creo que esto influenció todo el curso de mi desarrollo intelectual”[1]. Pero con o sin obra de por medio, veremos que el revolucionario siguió los dictámenes de la masonería hasta el final de su vida.
Los líderes rojos masónicos, incluyendo a Alexander Parvus y León Trotsky, empezaron una ola de terror devastadora ya en la revolución fallida de 1905. Los masones considerarían entonces que los crímenes revolucionarios cometidos en 1905-06 fueron “grandes avances”[2]. Lo cierto es que a través de la revolución, la masonería encontraba un medio de acabar con sus enemigos en Rusia. Entre 1906 y 1908 el movimiento revolucionario controlado por los masones realizó 26.268 intentos de asesinato, de los que resultaron 6.091 rusos asesinados y más de 6.000 heridos[3].
Según Nina Berberova, investigadora de la masonería rusa, León Trotsky ya fue miembro por seis meses de una logia masónica rusa a la temprana edad de dieciocho años. Dejó la logia cuando se hizo miembro de logias extranjeras, entre ellas Arte y Trabajo (Art et Travail) en Francia[4].
En la primavera de 1914 Trotsky viajaría a Venecia como miembro de la Gran Logia de Francia, para encontrarse con su hermano V. Gacinovic para discutir los planes para el asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria. Los hermanos masones Trotsky, Radek y Zinoviev estaban bien informados de los planes para asesinar al pretendiente al trono de Austro-Hungría[5].
En 1916 Trotsky estudió tácticas revolucionarias en la logia francesa Les droits de l’homme (Los derechos del hombre)[6], haciéndose también miembro de la poderosa Orden judía B’nai B’rith, que en los Estados Unidos le proveyeron de apoyo financiero y papeles en orden en su camino de regreso a Rusia en la primavera de 1917[7]. Esto fue confirmado por el cientista político austríaco Karl Stein-Hauser.
Tan altas eran sus conexiones que el mismísimo Presidente Woodrow Wilson (masón) le proveería con un pasaporte para regresar a Rusia y “llevar a cabo” la revolución. Este pasaporte americano estaba acompañado por un permiso de entrada ruso y una visa de tránsito británica. Jennings C. Wise, en “Woodrow Wilson: Discípulo de la Revolución, hace el comentario pertinente”: “Los historiadores no deben olvidar nunca que Woodrow Wilson, a pesar de los esfuerzos de la policía británica, hizo posible a León Trotsky entrar en Rusia con un pasaporte americano”[8].
Trotsky también fue un miembro de la Logia Shriner, donde sólo masones que han alcanzado el grado 32 pueden ser miembros[9]. Y mientras estaba en América en 1917 también se haría miembro de la Logia Memphis Israel[10]. Iba a alcanzar el grado 33 en Moscú en 1919, mientras recibía a una delegación de hermanos del extranjero[11].
El 24 de marzo de 1917, el New York Times informó que el banquero Jacob Schiff (B’nai B’rith) había dado tributo a Trotsky: “Él era la persona que habíamos estado esperando y por la que luchamos todos estos años”. Schiff fue quien hizo los arreglos para que Trotsky llegara a Estados Unidos en enero de 1917 y para que viviera cómodamente dispuso una limusina para su uso.
Banqueros internacionales desde Gran Bretaña, Estados Unidos, Rusia, Alemania y Francia se encontraron en Suiza en el verano de 1917. Según Oleg Platonov acordaron depositar a través de Kuhn, Loeb & Co. 50 millones de dólares[12] en una cuenta suiza para las gestiones de Lenin y Trotsky.
Por su parte el abogado del empresario y banquero masón John P. Morgan, Elihu Root, también iba a pagar a los revolucionarios 20 millones de dólares más a través de un fondo de guerra. Ese dinero llegó a través de Jacob Schiff, según lo confirmado en documentos del Congreso de Estados Unidos el 2 de septiembre de 1919.
Una supuesta “delegación de la Cruz Roja” viajó a Rusia en agosto de 1917 con la intención de discutir con los líderes Bolcheviques los últimos detalles de su asunción al poder. De los miembros de la delegación siete eran doctores, mientras que los otros eran banqueros de Nueva York, entre ellos John P. Morgan y Jacob Schiff. La delegación estaba encabezada por William B. Thomson, la cabeza del Banco Federal de la Reserva de Nueva York, quien entregó a los bolcheviques al menos otro millón de dólares[13].
Tras la delegación médica los banqueros escondían su verdadera intención, que incluía entregar grandes sumas de dinero a los Bolcheviques[14]. El Congreso Internacional Masónico sostenido en el Hotel du Grand Orient de Francia, en París, del 28 al 30 de junio de 1917, enfatizó que Rusia constituía un obstáculo para el gobierno masónico mundial. Esto dio licencia al Gran Oriente para destruir a Rusia con la ayuda del comunismo[15].
Una multitud de reportes de oficiales diplomáticos, agencias de inteligencia y observadores privados, incluyendo a Edgar Sisson, enviado especial del Presidente Woodrow Wilson hablaron del carácter masónico del triunfo bolchevique en la “Revolución de Octubre” de 1917[16]. El informe Sisson confirmaba que ciertos banqueros internacionales, afiliados con los Warburgs y Kuhn, Loeb and Co., ayudaron a financiar a Lenin y Trotsky para que llegaran al poder y pasasen a Rusia bajo fuego y sangre.
De hecho muchos de los bolcheviques, aparte de Lenin y Trotsky, eran masones: Boris Solovyov, Vikenti Veresayev, Grigori Zinoviev (Gran Oriente), Anatoli Lunacharsky, Nikolai Bukharin (en realidad Moshe Pinkhus-Dolgolevsky), Christian Rakovsky, Yakov Sverdlov, Anatoli Lunacharsky (realmente Balich-Mandelstam), Maxim Litvinov, Mechislav Kozlovsky (masón polaco), Karl Radek (Gran Oriente), Mikhail Borodin, Leonid Krasin, Vladimir Dzhunkovsky, y muchos más[17].
En el Cuarto Congreso del Comintern, Trotsky anunció que los camaradas Zinoviev, Radek y Bukharin eran masones[18]. Incluso antes de la toma del poder en octubre de 1917 Zinoviev, Trotsky y Kamenev hicieron una visita a la logia Los Estudiantes de San Petersburgo[19].
Ya realizada la revolución, con frecuencia fueron a visitar la Rusia soviética representantes de la masonería internacional con el fin de discutir asuntos del momento con Lenin, Trotsky, Bukharin y otros hermanos masones[20]. De esta forma ayudaban con la deseada y planificada destrucción de Rusia.
Esta relación duraría toda la vida de Trotsky. De hecho mucho más tarde, tras su exilio definitivo de Rusia y una vez que se estableció en Sudamérica, trabajaría para unir las grandes logias de regiones en Sudamérica. Los levantamientos comunistas en Sudamérica, de hecho – incluyendo a Cuba – fueron organizados por esas logias[21].
Por Cynthia Caden. Trotsky masón. 70 Aniversario de su asesinato.
Notas:
[1] “Mi vida”. Trotsky. Penguin, Harmondsworth. Ed. 1975.
[2] “Arquitectos del engaño”. Juri Lina. 2004.
[3] “Los hijos del diablo”. Vladimir Krasny. Moscú. 1999. pág. 181.
[4] “Masonería en Europa Central y Oriental”. L. Hass. Wroclaw. 1982
[5] “Los poderes secretos en la historia rusa”. Yuri Begunov. Moscú. 2000. pág. 220.
[6] “Los judíos en la historia rusa”. Yuri Ivanov. Moscú. 2000. pág. 124.
[7] “Cincuenta millones de hermanos: un panorama de las logias y clubs americanos”. Charles W. Ferguson. Nueva York. 1937. pág. 253.
[8] “Wal Street y la Revolución Bolchevique”. Antony C. Sutton.
[9] “El poder detrás del Presidente”. Johan van Leers. Estocolmo. 1941.
[10] “La batalla de los dioses rusos”. Vladimir Istarkhov. Moscú. 2000. pág. 154.
[11] “Masonería y la Revolución Rusa”. Grigori Bostunich. Moscú. 1995. págs. 55-56.
[12] “Arquitectos del engaño”. Juri Lina. 2004.
[13] The Washington Post. 2 de febrero de 1918.
[14] “Wall Street y la Revolución Bolchevique”. Antony Sutton. Morley. 1981. pág. 83.
[15] “Arquitectos del engaño”. Juri Lina. 2004.
[16] Calendario Occidental, 7 de noviembre de 1917. La mayoría están disponibles en la Librería del Congreso. El “Cien días rojos” de Sisson (1931) contiene su informe completo de 1918 al Presidente Wilson y el Informe Overman (Documentos del Senado 61 & 62, 1919) están especialmente recomendados.
[17] “El secreto oculto del NKVD y la SS”. Anton Pervushin. San Petersburgo. Moscú. 1999. pág. 133.
[18] “Los masones en Rusia”. Viktor Brachev. San Petersburgo. 2002. pág. 439.
[19] “Los poderes secretos en la historia rusa”. Yuri Begunov. Moscú. 2000. pág. 308.
[20] “La corona de espinas de Rusia: la historia secreta de la masonería 1731-1996″. Moscú. 1996. pág. 283
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