“RAÚL CASTRO MATÓ A MI MADRE DE HAMBRE” *** Por Guillermo García Rodiles

por **Admin** Sáb Jul 26, 2014 9:38 pm

EN UN ANIVERSARIO DEL GÉNESIS DE LA DESTRUCCIÓN DE CUBA, UN OPORTUNO RECORDATORIO: “RAÚL CASTRO MATÓ A MI MADRE DE HAMBRE”

Por: Guillermo García Rodiles

Coconut Grove Florida

Conocí a Raúl Castro en el año 1957 cuando yo tenía 10 años de edad. Estaba yo con mi madre suministrando armas y otras cosas a la columna 18 del ejército rebelde comandada por el comandante Félix Pena. Llevábamos un cargamento de armas y medicinas.

“RAÚL CASTRO MATÓ A MI MADRE DE HAMBRE” *** Por Guillermo García Rodiles RAULCASTROYVILMAESPINENLASIERRA

Raúl se encontraba pasando revista por esa zona en compañía de Vilma Espín. El punto donde nos conocimos se llama Bejuquera.
La columna 18 en ese momento tenía a unos norteamericanos detenidos y como yo dominaba el idioma inglés correctamente les serví de intérprete.

Yo noté que Vilma se pasaba el tiempo peinándole su larga cabellera a Raúl. Yo y mi madre Antonia (Ñica) González-Rodiles Planas y mis tías hermanas de mi mamá, Noemí y Elia, llevábamos suministros a todo el Segundo Frente Oriental Frank País.

En otras ocasiones nos tropezamos con él (Raúl) en la zona de Mayarí Arriba y Calabaza de Sagua.

Nunca tuve conocimiento de que Raúl hubiera participado (peleado) en algún combate personalmente en el Segundo Frente. Siempre estaba en la retaguardia.

Al triunfo de la Revolución mi madre fue condecorada con el grado de comandante.
En esos tiempos era el grado máximo que otorgaban y a mí, el combatiente más joven del Segundo Frente, me regalaron una carabina M-1 por órdenes de Raúl.

Cuando la Revolución, que no se suponía que fuera una revolución comunista, la declararon comunista yo decidí abandonar Cuba y mientras trabajaba en un barco mercante cubano, pedí asilo político en Canadá.

Ya yo tenía mis aspiraciones musicales y estando ya en Estados Unidos la suerte me acompañó y me uní a varios grupos musicales de fama internacional como Chicago y otros más.

Al cabo de muchos años de estar en el exilio regresé a Cuba a visitar a mi madre la que, como indiqué, lo había dado todo por esta Revolución de mierda.

La encontré moribunda viviendo en condiciones deplorables y muriendo de hambre. El médico que supuestamente la atendía en el Simet me confesó era por falta de proteínas lo que estaba deteriorando la salud de mi madre.
Yo traté por todos los medios de conseguir un permiso para permanecer en la Isla y poder alimentar a mi madre. Pedí entrevistarme con Raúl y éste mandó al ayudante de él, el general Solano a que me “embarcaran”. Este me dijo que sacara una vigencia de viaje.
Fui al Ministerio del Interior y me reuní con Walquiria Fernández, una improvisada que era la que tenía que ver con los trámites de vigencias. Me dijo que yo tenía que regresar a Estados Unidos y solicitarla desde allá. Tenía ya el presentimiento de que estaban planeando deshacerse de mí y de mi madre.
Regresé a Estados Unidos y aplico según como lo estipulan las regulaciones y me pasaba todo el tiempo desesperado llamando a la Sección de Intereses de Cuba en Washington en ese tiempo dirigida por Collazo y siempre la respuesta era que no hemos recibido todavía la solicitud.
Yo desesperado sabiendo que mi madre moría de hambre llamé desde Miami a Cuba a Solano y casi le da un ataque cuando supo que la llamada era de Miami.

El tiempo pasó y recibo la triste noticia de que mi madre había fallecido. Al día siguiente recibo una llamada de Collazo de la Sección de Intereses de Cuba en Washington expresando que lo sentían mucho y que si yo quería viajar a Cuba y le dije que por supuesto que sí.

Me mandó a ver a una persona en el aeropuerto de Miami y el cual me montó en un avión y volé a Cuba.

Al otro día de yo estar en Cuba llega la vigencia de viaje a mi casa en Miami la cual ya estaba autorizada por Raúl expresando que podía participar en el entierro de mi madre.

La llevé a Guantánamo, su ciudad natal y donde vivíamos hasta que nos unimos a la insurgencia y deposité los restos en una tumba bien deteriorada al lado de la de mi abuelo materno, su padre.
Regresé a los Estados Unidos lleno de dolor sabiendo que Raúl y su esposa la envidiosa Vilma Espín, habían conspirado para que mi madre muriera de hambre ya que no la necesitaban más.
Mi madre no tuvo que morir tan joven y en las condiciones que murió después de haberlo dado todo por esa Revolución de mierda.

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