LAS BUENAS INTENCIONES Y LAS CORRECTAS MANERAS *** por Zoé Valdés

por Zoé Valdés ¡Libertad y Vida!


DE LAS BUENAS INTENCIONES Y LAS CORRECTAS MANERAS


Que un escritor, periodista, intelectual o artista del exilio brinde actualmente su opinión sobre los viajes de los artistas y escritores castristas de la isla a Miami, no vale para nada en lo absoluto. Cualquier cosa que digamos caerá en tinaja rota, puesto que el hecho es que el gobierno de Barack Obama ha decidido darle prioridad a la relación circense con los esbirros del castrismo, antes que enfrentar a una dictadura y situarse del lado del exilio, no me refiero al exilio de terciopelo, ni de los gusañeros (que no son gusanos ni compañeros), no, hago referencia a que no se ha colocado del lado del verdadero exilio, que nada tiene que ver con el exilio histórico (no únicamente) o histérico, como se ha tratado de descalificar, sino con un exilio cuyo dolor no ha sido todavía reconocido. No ha sido sólo Barack Obama el que no se ha enfrentado, ningún gobierno anterior lo hizo, pero Obama ha decidido celebrar los Quince y hacer Pique.

Leí con atención la entrevista con Pablo Milanés en El Nuevo Herald que le hizo la periodista Sarah Moreno, y felicito a la periodista, pero debo decir que me asqueó todavía más la posición del cantautor “protesta”. A estas alturas me esperaba otro comportamiento, e incluso creía que por fin Pablo Milanés iba a confesar lo que hace años viene diciendo sotto voce en su casa habanera, entre amigos, que luego lo cuentan en todas partes. Pero no lo hizo, y no creo que lo hará durante su próximo concierto en Miami, ciudad de exiliados cubanos y latinoamericanos, exiliados de una Nicaragua Orteguista a la que él le cantó, exiliados de los regímenes latinoamericanos castrocomunistas a los que él les ha cantado. Es más, tal vez esta entrevista sea como aquellas otras que dieron Los Van Van, de medias tintas primero, para que la gente creyera que irían a ser contestatarios durante el concierto, y ocurrió todo lo contrario.

Hace tiempo, una conocida que había estado en la residencia habanera de PM me contó que este había declarado, sotto voce siempre, que estaba a punto de salir a manifestarse en contra del régimen por las calles de La Habana, tan harto estaba de lo que venía ocurriendo contra la población negra en Cuba. Le dije a esta persona que si lo volvía a contactar le dijera, que si realmente estaba dispuesto a hacerlo, tendría el apoyo de buena parte del exilio. No obtuve más que la callada por respuesta.

Pablo Milanés, siento diferir de quienes ahora lo agasajan con epítetos pueriles y políticamente correctos, no es solamente un revolucionario de izquierda, ingenuo y torpecillo. Pablo Milanés sigue apoyando al castrismo, y con ello se ha enriquecido, con ello ha mantenido a su prole, le ha puesto casas a sus ex mujeres en lugares paradisíacos (un ejemplo) y puede entrar y salir de Cuba a donde él quiere, privilegio que gozan solo los cubanos autorizados por el régimen, y eso se ha visto en varias entrevistas que ha dado, como en una que colgué hace poco y que dio en Argentina, en la televisión pública. Es cierto que suele ser crítico, hasta un límite. Bien, es el mismo tipo de crítica que le han permitido a Pedro Juan Gutiérrez, a Leonardo Padura, a Wendy Guerra, entre otros, y a otro grupito de personas que se han mantenido haciendo el paripé de una cierta crítica, viven fuera de Cuba, o adentro y afuera, y para poder hacerlo deben entrar por un cierto aro. Esta gente está autorizada a recibir grandes sumas de dinero, le entregan una parte al estado castrista, y libran impuestos fuera.

Yo me pregunto a qué va Pablo Milanés a cantar a Miami, si él puede hacerlo en cualquier otra parte del mundo. Pienso que por varias razones: le han dado como tarea cantar en Miami y él lo ha aceptado porque tal vez crea –supongamos que le quede algo de ingenuidad revolucionaria, yo no creo en esa ingenuidad para nada- que está contribuyendo a una “reconciliación entre cubanos” (separación y discrepancia creadas por el propio régimen que él apoya) que solo beneficia a los de allá y no le da un chance a ninguno de los de acá, es más, los pone en una lista negra, como en la época del nazismo. Entonces yo me pregunto si PM, con lo inteligente que es, no se pregunta él a su vez si es que puede existir reconciliación entre una madre a la que le asesinaron a su hijo a bayonetazos, y si puede comparar él el año que estuvo en la UMAP con los 30 años que estuvo Mario Chanes de Armas en una ergástula castrista. Porque en esa entrevista yo no vi ni una sola muestra de humildad ante las víctimas, por parte de alguien que considerándose a sí mismo una víctima, le ha seguido cantando y deseándole buena salud (como cuando se enfermó Fidel Castro), a su peor verdugo. La otra razón por la que PM haya decidido dar ese concierto en Miami pudiera deberse a que los conciertos le han mermado en otras partes del mundo, y ve la posibilidad de ingresar un buen dinero en su cuenta, lo que es válido para cualquier artista. En ese caso, creo que le toca a los exiliados dar la respuesta correspondiente. Y si el teatro se llenara, ya no es culpa exclusivamente de Pablo Milanés, ni de Barack Obama, es que tal como lo vengo diciendo desde hace rato el castrismo ha copado a Miami de sus tropas de choque, y ahí quien se ha dejado vencer es el exilio mismo, incapaz de crear periódicos y plataformas para dar a conocer el arte de los exiliados, y sobre todo crear una plataforma o tribuna política que sea tan invencible como la de los judíos o los afroamericanos. Y que esto ocurra es la consecuencia de una gran incapacidad de los políticos, que se la han pasado aupando a los disidentes de pacotilla, en vez de apoyar a los verdaderos artistas.

Yo no vivo en Miami, así que me da igual que vaya quien vaya, y que toque quien toque. En pocos meses estará en Francia Chucho Valdés, y Pablo Milanés también ha anunciado en esa entrevista del Herald, un concierto en Francia, aquí no es nada conocido, por cierto. No pienso gastarme un centavo de mi bolsillo en ninguno de los dos, porque ninguno de ellos ha tenido –no ya el coraje-, la humildad de reconocer públicamente el dolor de los exiliados, y sobre todo ninguno se ha atrevido a acusar al régimen castrista de violación de los derechos humanos y de ser una dictadura criminal, tal como hizo Bono en su reciente concierto en Miami. Todo lo contrario, siempre han vivido de recibir las prebendas del régimen y de cantarles loas y celebrar las glorias de su Comandante.

No sé si Bono dará un concierto en las temporadas venideras en Francia, pero en caso de que así sea es muy probable de que vaya a verlo, y de cualquier forma le haré llegar mi mensaje de agradecimiento. Para el resto, todo mi desprecio. Porque no se puede ir a la capital del exilio cubano a imponer criterios despreciables y mentirosos, y salir tan campantes; o se puede ir, claro que sí, pero allá quien quiera oírlos.

Desde Cuba uno ve las cosas de otra manera, y desde Cuba, hace muchos años, yo también pensaba que PM era diferente, que cuando salía decía cosas distintas a las que nos acostumbraron a oir, y que dentro se abstenía de unas cuantas barbaridades. Bien, han pasado demasiadas décadas, y unos cuantos crímenes más, basta ya de seguir apoyando a aquellos que todavía continúan creyendo en el comunismo de Castro, en el socialismo de Zapatero, y en las revoluciones guerrilleras y terroristas de América Latina. Por último, recuerdo que apoyar al terrorismo, en cualquiera de sus formas, y a través de cualquier medio, constituye un delito en Estados Unidos y en Francia.

Pero sobre todo, yo viví dentro de Cuba lo que muchos no han vivido. No siento nostalgia de nada de lo que me tocó vivir en Cuba, más bien repulsión. En el exilio descubrí la belleza de lo que fue la verdadera cultura cubana, cuánto nos mintieron y nos engañaron. He leído lo que jamás pude leer en mi país. Y no sólo me han prohibido en Cuba, también han conseguido crear una atmósfera alrededor de mi persona donde han logrado prohibirme en diarios del exilio y en los diarios procastristas de algunas partes del mundo, comparto esa honra con escritores de gran talla de Europa del Este. Ismael Kadaré me lo dijo en un taxi que nos conducía del aeropuerto en una ciudad alemana: “Ahora que has empezado a decir todo, ya verás cómo muchos no querrán oírte, y se te cerrarán muchas puertas”.

Por lo tanto, no creo en las buenas intenciones de Pablo Milanés, y aunque sé que estoy perdiendo el tiempo diciéndolo, debo añadir que todavía me repugna más cuando esas supuestas “buenas intenciones” van adobadas de “buenas maneras”, en ese lenguaje que tanto daño le está haciendo al mundo, que es lo políticamente correcto, que, eso sí, asegura que las puertas de cualquier casa te sean abiertas, y que tú abras las tuyas a cualquier malhechor. No, en mi casa no entra ya nadie más que quien yo quiera, y cada vez son menos.

Zoé Valdés.

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