EL PRINCIPE DE MAQUIAVELO *** EL PRINCIPE MODERNO

(Los Partidos Políticos)




NICOLÁS MAQUIAVELO



“El fin justifica los medios"



El Príncipe podría estudiarse como ideología política, como creación de una fantasía que actúa sobre un pueblo disperso y pulverizado en este caso (Italia), para suscitar y organizar su voluntad colectiva. El carácter utópico del Príncipe, reside en que se trata de una pura abstracción doctrinaria, el símbolo del Jefe. Maquiavelo trata acerca de cómo debe ser el Príncipe para conducir un pueblo. El Moderno Príncipe, el Mito-Príncipe, no puede ser una persona real, un individuo concreto; sólo puede ser un organismo, un elemento de sociedad complejo en el que comience a concretarse una voluntad colectiva reconocida y afirmada parcialmente en acción. Y este organismo ya ha sido conformado por el desarrollo histórico; y es el Partido Político. Una parte importante del Moderno Príncipe, o sea el Partido Político, debe estar dedicada a la reforma intelectual y moral; es decir, a la cuestión religiosa o a la concepción del mundo. El Príncipe Moderno debe ser, y no puede dejar de serlo, el abanderado y organizador de una reforma intelectual y moral. La reforma intelectual, y moral esta ligada a un programa de reforma económica; ésta, precisamente, constituye la forma concreta en que se presenta toda reforma de este tipo, a ella se suma la necesidad de involucrar elementos que la cambien en permanentes y trascendentes para las generaciones siguientes. Estos son, entre otros, conceptos que dan vigencia a un orden jurídico y político supremo y que transforman el modo de vida de la sociedad: La Economía Política. El Príncipe ocupa en las conciencias el lugar de la Divinidad o del Imperativo categórico; constituye la base del laicismo moderno y la completa laicización de toda la vida, las relaciones yl as costumbres. La lectura lógica del Príncipe, debe de ser establecida a partir de su último capítulo “La exhortación para ponerse al frente de Italia y liberarla de los bárbaros. La tragedia de la realidad Italiana que se desvela casi línea por línea del texto, alcanza en la pluma de Maquiavelo tintes casi apocalípticos: más esclava que los hebreos; “más sierva que los persas; más dispersa que los Atenienses, sin un guía, sin orden, vencida, despojada, despedazada, asolada en todas las direcciones y víctima de la desolación”. Ese es el impulso de El Príncipe: La Italia desolada que busca en las tinieblas alguien en quien poder depositar su esperanza, la Italia deseosa de seguir una bandera a falta tan sólo de alguien que la enarbole. Buscando un Nuevo Orden personalizado un Príncipe Nuevo al que Maquiavelo convoca con urgencia a la tarea de redimir al país, pues le parece que concurren tantas cosas a favor de un Príncipe Nuevo que no sabe, sí habrá nunca otro tiempo más propicio que el presente. En los Capítulos del I al XI, analiza la naturaleza y clases de los principios, así como las condiciones para crearlos, consolidarlos y mantenerlos. Es una reflexión genérica sobre el escenario político en la que se enfatiza la problemática del Principado Nuevo, tanto en lo relativo al modo de acceder a él, cuanto a lo concerniente a su conservación (y legitimación) una vez adquirido. En los Capítulos del XII al XIV, versan sobre lo que podríamos denominar en lenguaje contemporáneo el Aparato Militar, aspecto sin duda decisivo en el diagnóstico Maquiaveliano de la crisis Italiana contemporánea. En ellos se ve la necesidad que un Príncipe tiene de asentar los fundamentos de su dominación sobre un aparato militar propio. En los capítulos del XV al XXIII, reflexiona en torno a las cualidades que deben guiar las acciones de los Príncipes que es tanto como decir los recursos psicológicos, que como instrumentos, debe atesorar el Príncipe Moderno para conservar el Poder y sentar las bases de la dominación social sobre sus súbditos. Es un análisis de la Psicología política desde el ser de las cosas y no desde el deber ser de las mismas. Es también, aquella en la que se han intentado fundamentar más las críticas morales al Príncipe, a partir de la consideración maquiaveliana de la dialéctica entre los medios y los fines, “El fin justifica los medios”. “En las acciones de los hombres, y sobre todo de los Príncipes, contra los cuales no hay tribunal al que recurrir, se considera primordialmente el fin. Procure, pues, el Príncipe conservar su Estado y los Medios serán siempre tachados de honrosos y ensalzados por todos, porque el vulgo se deja seducir por las apariencias y el acierto final, y en el mundo no hay sino vulgo”. En los capítulos del XXIV al XXVI, se describe la crisis Italiana, cuyo diagnóstico se aborda a grandes líneas. En ella se alcanza toda la articulación teórica del texto, donde además, se discute los conceptos claves de la obra: La relación entre fortuna y virtud;l as nociones de necesidad, prudencia y oportunidad. Con la vista puesta en la Italia desfalleciente, Maquiavelo intenta invocar al Príncipe Nuevo que levante desde su virtud irrefrenable el orden nuevo que la necesidad histórica reclama.

CONCLUSIONES

1ª. La Dialéctica entre los fines y los medios, concerniente a su política de maximizar los medios frente a los fines, en el ejercicio del poder, Maquiavelo, aparece como un ardiente partidario de la libertad; lo mismo que contra la corrupción a la que consideraba una amenaza contra la libertad, (virtud sin la cual ningún pueblo puede construir su grandeza.

2ª. La moral para Maquiavelo, radica en los fines, y la Ley, constituye el núcleo organizador de la vida social. Todo lo que atente contra el bien común, debe ser rechazado, y por ello “La astucia, la hábil ocultaciónde los designios, el uso de la fuerza y el engaño adquieren categoría de medios lícitos, si los fines están guiados por la idea de patriotismo, por una parte, y por otra, la razón de Estado.

3ª. Maquiavelo, centra todo su interés a través de toda su obra, en la política como el “Arte de Conquistar el Poder “. La política, por tanto, el arte del Príncipe o gobernante en cuanto tal. Y el Príncipe, en cuanto conquistador y dueño del Poder, en cuanto a encarnación del Estado, está por principio (y no por accidente) exento de toda norma moral.

4ª. Maquiavelo, dice que, “El Príncipe que quiere conservar el poder, debe comprender a menudo para conservar el orden de un Estado, está en la precisión de obrar contra su fe, contra su religión. La razón suprema, no es, sino la razón de Estado.

5ª. El bien del Estado no se subordina al bien del Individuo o de la persona humana en ningún caso, y su fin se sitúa absolutamente por encima de todos los fines particulares por más sublimes que se consideren.

6ª. Sin embargo, en el “El Príncipe, también se encuentra la reivindicación del Estado Moderno, como articulador de las relaciones sociales y la necesidad de que los hombres vivan en libertad.

7ª. La permanente transformación de la política y de los políticos, comol os soñó Maquiavelo, puede ser el camino para la humanización del poder y la sociedad.

Es cuanto…

Romeo Hernández Mendoza 33º