Un cubano extranjero en su patria. Por Laritza Diversent
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Un cubano extranjero en su patria. Por Laritza Diversent
Zoé Valdés
Laritza Diversent
En 2003, Paquito Herrera se acogió a la ciudadanía española, gracias a que sus padres fueron inmigrantes en la isla. Le concedieron visa para viajar a España. Cuando salió de Cuba, el gobierno le puso en la lista de quienes definitivamente abandonan el país. Le confiscaron y nacionalizaron sus propiedades, sin derecho a indemnización.
Al no vivir en Cuba, no tiene carné de identidad, ni cuota para recibir los alimentos racionados por la libreta. Cuando viene de visita, tiene que pagar todos los servicios, como si fuera un extranjero. Sin embargo, para entrar en la isla, necesita pasaporte cubano, como si aún fuera un ciudadano cubano.
La Constitución de la República establece que, cuando se adquiera una ciudadanía extranjera, se perderá la cubana. Aclara y establece el procedimiento a seguir para la formalización y pérdida de la ciudadanía, y las autoridades facultadas para decidirlo.
Para desgracia de Paquito, la Asamblea Nacional del Poder Popular, el parlamento cubano, está muy ocupado. Y no ha tenido tiempo de adoptar una ley que establezca el procedimiento y las autoridades encargadas de decidir el asunto. Mientras, el asunto es regulado por disposiciones de carácter administrativo, emitidas por el Ministerio de Relaciones Exteriores.
En materia de Derecho Constitucional, se produce una inconstitucionalidad por omisión. El parlamento cubano, el órgano legislativo único con facultad de aprobar, modificar o derogar leyes, no cumple con la obligación de legislar la normativa que permite la aplicación de los postulados constitucionales correspondientes.
¿Por qué el parlamento, a pesar de que su inacción afecta un derecho fundamental como el de la ciudadanía, no hace uso de sus facultades? ¿Qué interés puede tener el gobierno en retener la ciudadanía de cubanos que ya son ciudadanos de otros Estados?
Negocio, puro negocio. El asunto pasa por cuestiones económicas con un marcado trasfondo político. En la práctica, todos los cubanos son obligados a entrar en el país con el pasaporte nacional, que los califica como ’cubanos’. No les interesa que sea ciudadano de otro Estado, ni que de acuerdo a los dictados constitucionales, ya no tiene su ciudadanía natal.
En dos palabras: lo que dice la Constitución no se tiene en cuenta. La decisión, entonces, queda en manos de las autoridades gubernamentales, quienes en definitiva son las que deciden cuáles cubanos pueden salir y cuáles pueden entrar al país. Y las encargadas de otorgar “permisos de entrada y salida”, que si no son pagados, no son concedidos.
Una violación descarada de la Ley Fundamental de la República. Lo que importa es que por concepto de trámites migratorios, se ingresan millones de pesos cubanos convertibles, entre otras divisas. Más claro, ni el agua.
Paquito quiere regresar. Todavía sigue legalmente casado en Cuba. Está desempleado. No tuvo suerte en España. Aquí tampoco le iba bien, pero allá se encuentra solo, sin familia. Con 55 años, está dispuesto a empezar de cero en su patria. En marzo del 2009, vino de visita. Y después que se le vencieran las prorrogas de estancia en el país, intentó quedarse. Pero las autoridades de emigración lo deportaron.
El gran problema de Paquito Herrera es que obtuvo la ciudadanía española por naturalización. Y la Constitución cubana no admite la doble ciudadanía. Como el parlamento sigue sin cumplir su obligación de legislar sobre el asunto, en el sistema legal cubano se continúa aplicando el Reglamento de Ciudadanía, en vigor desde que el 4 de febrero de 1944 se pusiera en práctica el Decreto 358. Hace 56 años!
Según sus postulados, respecto al procedimiento para la pérdida y recuperación de este derecho, el Ministerio de Estado, hoy Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), dispone la instrucción de un expediente, cuando tuviere conocimiento de que un ciudadano cubano haya adquirido otra ciudadanía.
En el caso de Paquito, el MINREX debió declarar, por medio de una resolución, la pérdida de la ciudadanía cubana. A continuación, remitir esa resolución al Ministerio de Justicia, para que este organismo realizara la anotación marginal correspondiente, en el asiento de inscripción del Registro Civil
Para recobrar la ciudadanía perdida, Paquito simplemente hubiera tenido que comparecer ante el encargado del Registro Civil del domicilio donde siempre vivió en Cuba, para manifestar y hacer inscribir su propósito de recuperarla. Y un año después, realizar el mismo proceso.
El procedimiento así escrito parece simple. Pero para Paquito es imposible seguirlo. No tiene cómo acreditar que ha perdido su anterior ciudadanía (la cubana) porque el MINREX así no lo ha declarado. Por tanto, tampoco podrá pedir que se reestablezca su domicilio en Cuba. En realidad, no se puede recuperar lo que nunca se ha perdido.
Paquito buscó otra vía para volver a su tierra natal. Pidió un permiso al Consulado de Cuba en España. La respuesta fue negativa. Todavía no ha cumplido 65 años y no tiene hijos. Desesperado, ha optado por pedirle a sus santos que detenga el tiempo. En las noches de desvelo, se pregunta por qué el gobierno cubano le niega el derecho a regresar.
La pregunta ingenua de Herrera tiene una respuesta concreta: el día que él se marchó a residir en España, fue sancionado con el destierro. Una condena política, que oficialmente no consta en ningún documento, pero que hace décadas le han aplicado a más de dos millones cubanos.
Por ello, a Paquito y todos los cubanos que decidieron establecerse en otra nación, les confiscan sus propiedades, tienen que pagar en moneda dura para entrar al país -y también si desean quedarse por más tiempo. Encima, aguantar que los traten como si fueran extranjeros… cuando les conviene.
Lo otro que Paquito no entiende es que, mientras él permanezca en España, le está reportando ventajas al gobierno cubano. Dentro de la isla, él es un estorbo. No sólo porque ya se acerca a la tercera edad, si no porque regresaría tal como se fue. Con una mano alante y la otra atrás. Sin nada.
Y eso que, a diferencia de otros cubanos en similar situación, Paquito tiene dónde un techo donde vivir. Su esposa, con quien contrajo nupcias hace treinta años y continúa casado, tiene una vivienda en Cuba. Sin embargo, para despojarlo de todos sus bienes, que no eran muchos, sólo los matrimoniales, el Estado se subrogó en su lugar y grado, y liquidó la comunidad matrimonial.
Pero el Código de Familia de Cuba no reconoce esa causa como una de las que extingue el vínculo matrimonial, y por ende, la comunidad de bienes. Entonces, para no mantener una copropiedad forzosa con el Estado, su esposa tuvo que pagarle la cuota que le correspondía a su marido.
Una duda: si Paquito Herrera regresa, ¿le devolverán los derechos sobre sus bienes? A la luz del Código de Familia, todos los bienes adquiridos dentro del matrimonio forman parte de la comunidad matrimonial. ¿Qué pasaría con la liquidación forzosa que realizó el gobierno, acto unilateral y también ilegal? Quizás éste sea uno de los motivos por los cuales a Paquito no le permiten volver.
Lo cierto es que el gobierno hace caso omiso de las disposiciones del Reglamento de Ciudadanía. Viola los derechos de los cubanos y simula legitimidad en el acto. Ni privan a nadie de su derecho de cambiar de ciudadanía, ni tampoco admiten la doble, porque solamente reconocen la cubana. Interpretan la ley de acuerdo a su conveniencia.
Hace poco Paquito regresó. Le pidió un préstamo de 900 euros a un banco español, para poder realizar los trámites migratorios. Pasó el fin de año con los suyos y por 40 cuc (pesos cubanos convertibles) le pintó la casa a un sobrino. Con ese dinero, pagó dos solicitudes de prórroga, para permanecer más tiempo en Cuba. Nuevamente va a intentar quedarse, aunque está consciente de que lo volverán a deportar. Piensa seguir intentándolo, hasta que un día las autoridades se cansen y se apiaden de él. O hasta 2020, dentro de diez años, cuando cumpla los 65 y pueda legalmente retornar.
De momento, Paquito Herrera es un extraño en la tierra que lo vio nacer. Y no ve forma de que su suerte cambie.
Laritza Diversent
Nota.- Este trabajo fue escrito en abril de 2010 y no había sido publicado. Laritza Diversent es abogada y periodista independiente, vive en Cuba.
Amabilidad de la autora y de Tania Quintero.
http://zoevaldes.net/
Laritza Diversent
En 2003, Paquito Herrera se acogió a la ciudadanía española, gracias a que sus padres fueron inmigrantes en la isla. Le concedieron visa para viajar a España. Cuando salió de Cuba, el gobierno le puso en la lista de quienes definitivamente abandonan el país. Le confiscaron y nacionalizaron sus propiedades, sin derecho a indemnización.
Al no vivir en Cuba, no tiene carné de identidad, ni cuota para recibir los alimentos racionados por la libreta. Cuando viene de visita, tiene que pagar todos los servicios, como si fuera un extranjero. Sin embargo, para entrar en la isla, necesita pasaporte cubano, como si aún fuera un ciudadano cubano.
La Constitución de la República establece que, cuando se adquiera una ciudadanía extranjera, se perderá la cubana. Aclara y establece el procedimiento a seguir para la formalización y pérdida de la ciudadanía, y las autoridades facultadas para decidirlo.
Para desgracia de Paquito, la Asamblea Nacional del Poder Popular, el parlamento cubano, está muy ocupado. Y no ha tenido tiempo de adoptar una ley que establezca el procedimiento y las autoridades encargadas de decidir el asunto. Mientras, el asunto es regulado por disposiciones de carácter administrativo, emitidas por el Ministerio de Relaciones Exteriores.
En materia de Derecho Constitucional, se produce una inconstitucionalidad por omisión. El parlamento cubano, el órgano legislativo único con facultad de aprobar, modificar o derogar leyes, no cumple con la obligación de legislar la normativa que permite la aplicación de los postulados constitucionales correspondientes.
¿Por qué el parlamento, a pesar de que su inacción afecta un derecho fundamental como el de la ciudadanía, no hace uso de sus facultades? ¿Qué interés puede tener el gobierno en retener la ciudadanía de cubanos que ya son ciudadanos de otros Estados?
Negocio, puro negocio. El asunto pasa por cuestiones económicas con un marcado trasfondo político. En la práctica, todos los cubanos son obligados a entrar en el país con el pasaporte nacional, que los califica como ’cubanos’. No les interesa que sea ciudadano de otro Estado, ni que de acuerdo a los dictados constitucionales, ya no tiene su ciudadanía natal.
En dos palabras: lo que dice la Constitución no se tiene en cuenta. La decisión, entonces, queda en manos de las autoridades gubernamentales, quienes en definitiva son las que deciden cuáles cubanos pueden salir y cuáles pueden entrar al país. Y las encargadas de otorgar “permisos de entrada y salida”, que si no son pagados, no son concedidos.
Una violación descarada de la Ley Fundamental de la República. Lo que importa es que por concepto de trámites migratorios, se ingresan millones de pesos cubanos convertibles, entre otras divisas. Más claro, ni el agua.
Paquito quiere regresar. Todavía sigue legalmente casado en Cuba. Está desempleado. No tuvo suerte en España. Aquí tampoco le iba bien, pero allá se encuentra solo, sin familia. Con 55 años, está dispuesto a empezar de cero en su patria. En marzo del 2009, vino de visita. Y después que se le vencieran las prorrogas de estancia en el país, intentó quedarse. Pero las autoridades de emigración lo deportaron.
El gran problema de Paquito Herrera es que obtuvo la ciudadanía española por naturalización. Y la Constitución cubana no admite la doble ciudadanía. Como el parlamento sigue sin cumplir su obligación de legislar sobre el asunto, en el sistema legal cubano se continúa aplicando el Reglamento de Ciudadanía, en vigor desde que el 4 de febrero de 1944 se pusiera en práctica el Decreto 358. Hace 56 años!
Según sus postulados, respecto al procedimiento para la pérdida y recuperación de este derecho, el Ministerio de Estado, hoy Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), dispone la instrucción de un expediente, cuando tuviere conocimiento de que un ciudadano cubano haya adquirido otra ciudadanía.
En el caso de Paquito, el MINREX debió declarar, por medio de una resolución, la pérdida de la ciudadanía cubana. A continuación, remitir esa resolución al Ministerio de Justicia, para que este organismo realizara la anotación marginal correspondiente, en el asiento de inscripción del Registro Civil
Para recobrar la ciudadanía perdida, Paquito simplemente hubiera tenido que comparecer ante el encargado del Registro Civil del domicilio donde siempre vivió en Cuba, para manifestar y hacer inscribir su propósito de recuperarla. Y un año después, realizar el mismo proceso.
El procedimiento así escrito parece simple. Pero para Paquito es imposible seguirlo. No tiene cómo acreditar que ha perdido su anterior ciudadanía (la cubana) porque el MINREX así no lo ha declarado. Por tanto, tampoco podrá pedir que se reestablezca su domicilio en Cuba. En realidad, no se puede recuperar lo que nunca se ha perdido.
Paquito buscó otra vía para volver a su tierra natal. Pidió un permiso al Consulado de Cuba en España. La respuesta fue negativa. Todavía no ha cumplido 65 años y no tiene hijos. Desesperado, ha optado por pedirle a sus santos que detenga el tiempo. En las noches de desvelo, se pregunta por qué el gobierno cubano le niega el derecho a regresar.
La pregunta ingenua de Herrera tiene una respuesta concreta: el día que él se marchó a residir en España, fue sancionado con el destierro. Una condena política, que oficialmente no consta en ningún documento, pero que hace décadas le han aplicado a más de dos millones cubanos.
Por ello, a Paquito y todos los cubanos que decidieron establecerse en otra nación, les confiscan sus propiedades, tienen que pagar en moneda dura para entrar al país -y también si desean quedarse por más tiempo. Encima, aguantar que los traten como si fueran extranjeros… cuando les conviene.
Lo otro que Paquito no entiende es que, mientras él permanezca en España, le está reportando ventajas al gobierno cubano. Dentro de la isla, él es un estorbo. No sólo porque ya se acerca a la tercera edad, si no porque regresaría tal como se fue. Con una mano alante y la otra atrás. Sin nada.
Y eso que, a diferencia de otros cubanos en similar situación, Paquito tiene dónde un techo donde vivir. Su esposa, con quien contrajo nupcias hace treinta años y continúa casado, tiene una vivienda en Cuba. Sin embargo, para despojarlo de todos sus bienes, que no eran muchos, sólo los matrimoniales, el Estado se subrogó en su lugar y grado, y liquidó la comunidad matrimonial.
Pero el Código de Familia de Cuba no reconoce esa causa como una de las que extingue el vínculo matrimonial, y por ende, la comunidad de bienes. Entonces, para no mantener una copropiedad forzosa con el Estado, su esposa tuvo que pagarle la cuota que le correspondía a su marido.
Una duda: si Paquito Herrera regresa, ¿le devolverán los derechos sobre sus bienes? A la luz del Código de Familia, todos los bienes adquiridos dentro del matrimonio forman parte de la comunidad matrimonial. ¿Qué pasaría con la liquidación forzosa que realizó el gobierno, acto unilateral y también ilegal? Quizás éste sea uno de los motivos por los cuales a Paquito no le permiten volver.
Lo cierto es que el gobierno hace caso omiso de las disposiciones del Reglamento de Ciudadanía. Viola los derechos de los cubanos y simula legitimidad en el acto. Ni privan a nadie de su derecho de cambiar de ciudadanía, ni tampoco admiten la doble, porque solamente reconocen la cubana. Interpretan la ley de acuerdo a su conveniencia.
Hace poco Paquito regresó. Le pidió un préstamo de 900 euros a un banco español, para poder realizar los trámites migratorios. Pasó el fin de año con los suyos y por 40 cuc (pesos cubanos convertibles) le pintó la casa a un sobrino. Con ese dinero, pagó dos solicitudes de prórroga, para permanecer más tiempo en Cuba. Nuevamente va a intentar quedarse, aunque está consciente de que lo volverán a deportar. Piensa seguir intentándolo, hasta que un día las autoridades se cansen y se apiaden de él. O hasta 2020, dentro de diez años, cuando cumpla los 65 y pueda legalmente retornar.
De momento, Paquito Herrera es un extraño en la tierra que lo vio nacer. Y no ve forma de que su suerte cambie.
Laritza Diversent
Nota.- Este trabajo fue escrito en abril de 2010 y no había sido publicado. Laritza Diversent es abogada y periodista independiente, vive en Cuba.
Amabilidad de la autora y de Tania Quintero.
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Re: Un cubano extranjero en su patria. Por Laritza Diversent
No hay un estado en el mundo que trate peor a sus ciudadanos que el cubano, si es "revolucionario" no tienes problema, pero si te vas del pais, es porque se supone que tienes discrepancias o no estas agusto, y apartir de ese momento te conviertes en un apatrida.
La desgracia que le cayó a Cuba por mas de medio siglo ya no tiene explicacion.
No sé como recordaran las generaciones venideras a este periodo historico y a sus responsables, y sobre todo al responsable principal.
La desgracia que le cayó a Cuba por mas de medio siglo ya no tiene explicacion.
No sé como recordaran las generaciones venideras a este periodo historico y a sus responsables, y sobre todo al responsable principal.
Laura Maldonado- MAESTRO MASON
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Re: Un cubano extranjero en su patria. Por Laritza Diversent
Es posible que esta mujer algun dia tenga una responsabilidad grande en su pais.-
Laura Maldonado- MAESTRO MASON
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Re: Un cubano extranjero en su patria. Por Laritza Diversent
Laritza es una voz con mucho peso dentro de la oposicon al regimen.
Re: Un cubano extranjero en su patria. Por Laritza Diversent
Pues los cubanos se tienen que ir acostumbrando, que a lo mejor algun dia quien dirija la transicion o sea el proximo presidente no es un hombre sino una mujer.-
Laura Maldonado- MAESTRO MASON
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