El silencio de algunos , y el cacareo de otros

Entresaco esto de un escrito de Enrique Blando, al que alguno han tildado de agente del regimen, cosa en mi opinion totalmente falsa, se puede discrepar pero hacer ese tipo de acusasiones por antipatia no me parece saludable.-
Estoy de acuerdo con Enrique que hay una oposicion silenciosa, ya lo he comentado en alguna ocasion, hasta para estar en la carcel hay que tener suerte, hay quien recibe de plantados y hay quin no.
Algunos opositores dentro de Cuba que viven bastante bien aunque les falte libertad, deberian ser mas solidarios con sus compatriotas.-

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No es justo que hombres como Pedro Antonio Alonso Pérez, que lleva más de 20 años en la lucha, no tenga un par de zapatos para viajar ahora a la Habana, o Francisco Herodes Díaz Echemendía que acaba solo hace un año de cumplir 20 años completos en la prisión de Boniato y no tiene ni para comer, ni califica para el programa de refugiados por las nuevas interpretaciones de las leyes norteamericanas.

Así, cientos de opositores anónimos no reciben el menor reconocimiento, mientras otros con todo el apoyo mediático se han hecho acreedores de altos premios y galardones, muchos incluyen premios en metálico que sobrepasan el medio millón de dólares y no que no se los merezcan, sino que es inmoral reforzar sus finanzas y comodidades en detrimento de las penurias de otros que no tienen voz no rostro, pero día a día derraman toda su agonía en defensa de la causa cubana.

Si bien es cierto que las Agencias norteamericanas no han hecho la mejor decisión de a quiénes y a qué proyectos financiar, los cubanos con nuestros fondos debemos apoyar a lo que más beneficia a nuestra causa. Se corre el riesgo que poniendo los recursos en manos de alguien inadecuadamente, sea más perjudicial que beneficioso, ya que alienta el descontento y la reacción negativa de los verdaderos luchadores, que se sienten ignorados. Sin querer estamos separando la oposición en clases: opositores de primer nivel, con recursos y última tecnología y opositores a pie, mugrientos y olvidados.