Dr. Vicente Antonio de Castro y Bermúdez *** La Guerra Grande: obra de muchos por Robert A. Solera

El doctor Vicente Antonio de Castro Bermúdez es uno de éstos. Nació en Sancti Spíritus en 1809. Estudia Lógica, Metafísica y Física en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio de La Habana como alumno de José Antonio Saco. A los 14 años ha cursado Filosofía. A los 15, obtiene el grado de Bachiller en Artes de la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo y San Ambrosio de La Habana; a los 18, obtiene el Bachillerato en Medicina; domina el latín, el inglés y el francés. Se recibe de Licenciado en Medicina en 1837, a los 26 años, y días después obtiene el Doctorado.

Estaba entroncado familiarmente con Narciso López, quien enarboló por primera vez la bandera de la Estrella Solitaria, y con Esteban Bermúdez y Pérez de Corcho (padre de Anacleto Bermúdez y González de la Piñera, uno de los ocho estudiantes de Medicina fusilados por el gobierno español de la isla el 27 de noviembre de 1871 en La Explanada de La Punta), de quién era primo y cuñado, pues estaba casado con su hermana Clara Bermúdez Y Pérez De Corcho).

A los 24 años concurre a una oposición de auxiliar de la Cátedra de Anatomía de la Universidad de La Habana. Pronto sustituye al titular, el sabio cubano Nicolás J. 

Gutiérrez. Funge como tal desde el 20 de diciembre de 1835 hasta el 24 de octubre de 1842, cuando la Universidad es secularizada y ocupa entonces la Cátedra de Víspera (Patología). 

Francisco Calcaño (1878) le atribuye ser el creador de la Clínica Médica de La Habana y ser fundador de la clase de Anatomía Descriptiva en nuestros hospitales. Es el primero que enseña en La Habana los métodos del diagnóstico, según Antonio González Curquejo (1887), y de acuerdo con José López Sánchez (1959), es quién enseña la auscultación y percusión introduciendo en Hispanoamérica, y en Cuba en particular, la anestesia.

Vicente Antonio De Castro y Bermúdez, siendo miiembro de la Sociedad Económica de Amigos del País y fundador de la Sociedad Filomédica, despide el duelo de Don Tomás Romay y Chacón, y posteriormente es designado Académico de Mérito de la Real Academia de Ciencia Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, por sus grandes merecimientos e intensa labor científica, según César Expósito, en su Indice de Médicos, Dentistas, Farmacéuticos y Estudiantes de La Guerra de Los Diez Años (1968). 

 

La conspiración de Vuelta Abajo es descubierta por casualidad en 1852 (al caer al suelo cajas de fusiles que eran transportadas) dónde participaba Anacleto Bermúdez, cuñado y primo hermano suyo. Fallece éste en septiembre, llevándose a la tumba los detalles de la conspiración. 

En 1855 es detenido Ramón Pintó Llinás, y en la misma causa Vicente Antonio de Castro es condenado a 10 años de presidio ultramarino, estando ya exiliado en México. 

Transita por las ciudades de México, Veracruz y Nueva Orleáns. Publica en Nueva York, Lecciones Históricas, que recoge las nueve clases impartidas en la Academia de Historia. 

El 30 de diciembre de 1858, sus hijos Vicente y Carlos y su hermana Julia de Castro, llegan a La Habana (supuestamente para fundar la Logia Prudencia, en Matanzas) y según la Subcomisaría de Policía del Primer Distrito para "la formación de sociedades secretas", siendo calificado el doctor Vicente A. de Castro por Maní Morenati, redactor del informe al Coronel Jefe Superior, de "filibustero, presidente en Nueva Orleáns de los enemigos del gobierno de S.M". 

Albert Pike, Gran Comendador del Supremo Consejo del Rito Escocés, Antiguo y Aceptado para el sur de Estados Unidos, con sede en Charleston, Carolina del Sur, le da el 25 de abril de 1861 plenos poderes al Dr. Vicente A. de Castro, quién había ya normalizado sus grados masónicos en el Supremo Consejo de éste, "para regular los cuerpos de la masonería en Cuba", según Aurelio Miranda y Álvarez, en su Historia Documentada (1933). Viaja a Santiago de Cuba, dónde radican las dos direcciones masónicas de Cuba, la Gran Logia y el Supremo Consejo. 

Funda en 1862 una organización masónica que denomina Gran Oriente de Cuba y Las Antillas (GOCA), fungiendo como Gran Maestro de la Gran Logia y Gran Comendador del Supremo Consejo. De ésta surgen retoños insurrecciónales: Constancia No.1, Luz del Sur No. 20, clandestinamente fundada con la Cueva de Cantoja, cerca de Trinidad, Las Villas, entre otros, por Federico Cavada y Juan Bautista Spottorno; Tínima No. 16. Fundada en 1868 en Camaguey y dónde militan 
Salvador Cisneros Betancourt, Ignacio y Eduardo Agramonte, Napoleón y Augusto Arango. Carlos Loret de Mola y Bernabé (Bembeta) Varona, muchos de cuyos miembros participan en el alzamiento del Paso de las Clavellinas, en Camaguey; Estrella Tropical, en casa de Pedro (Perucho) Figueredo en Bayamo; Buena Fé, donde militan Carlos Manuel de Céspedes y Francisco Vicente Aguilera. 

En octubre de 1867, el Comité Revolucionario de Bayamo envía a La Habana a Perucho Figueredo a ponerse de acuerdo con Vicente Antonio de Castro, con el objeto de que el GOCA apoye la insurrección. Figueredo se entrevista con Joaquín Fabián Aenlle, quien sustituía al doctor De Castro en la dirección de ésta. Sus gestiones fracasan, ya que la llamada Junta de la Habana está en manos de los anexionistas- reformistas, según F.J. Pons Domínguez en La Masonería en la Independencia de Cuba (La Habana, edición Modas Magazine, 1954). 

El 10 de octubre de 1868, se produce el Grito de Yara en La Damajagua, por Carlos Manuel de Céspedes. El mismo día se efectuaba una reunión de las logias de la GOCA, donde la mayoría se pronunciaría contra el Dr. Vicente A. de Castro, con 
excepción de la logia Hijos de Hiram, la más numerosa y poderosa. La GOCA queda disuelta en la práctica y la mayoría de sus miembros se lanza a la manigua. 

El pensamiento precede a la acción. El Dr. Vicente A. de Castro dio base con su pensamiento de "guerra eterna a la intolerancia, el oscurantismo, la tiranía", a las luchas por la independencia de Cuba.

Luego de fecunda vida fallece rodeado de su familia el 12 de mayo de 1869 en la calle Sol No.26, y es enterrado en el Cementerio de Espada.

Su obra perdura. Carlos Manuel de Céspedes fundó en la manigua una logia nombrada Independencia Transhumante con los rituales de la GOCA, la Tínima. Sanguily copió los instrumentos de los primeros cinco grados que Máximo Gómez conservaba. Entre los documentos de Bartolomé Masó se conserva una liturgia del doctor Vicente Antonio de Castro, con anotaciones al margen del propio Masó, según Fernández Callejas. 

Su obra se perpetúa en la realidad que a la larga dio la libertad a Cuba el 20 de mayo de 1902, aún cuando su recuerdo yace empolvado en legajos, dónde sólo algunos buscan y rebuscan para cumplir con el apotegma de José Martí: "Honrar, Honra".

Robert A. Solera