EL MERCADO DE AGUILERA – Santiago de Cuba *** por D. Jácome

Pocos fueron los que intentaron identificar esta foto, y aunque Mayda Claude ubicó a la primera el sitio, fue realmente Gonzalo Hernández Arocha el único que acertó al mencionar el lugar y nombrar incluso el mercado que aparecía. Es lógico que ocurriera pues la foto es muy antigua y dudo que alguien lo hubiera visto en esa época.

Pues es el “Mercado La Plaza”, más conocido como “Mercado Aguilera”, que está ubicado en la manzana conformada por las calles Aguilera, Heredia, Padre Pico y Gallo, en Santiago de Cuba. 

En 1859 aún Santiago de Cuba no contaba con un mercado que cumpliera con las exigencias de su población, que ya alcanzaba casi los 32 mil habitantes y aumentaba por días. Existían comercios ambulantes en zonas como el Campo de la Libertad -hoy Plaza de Marte, el camino del Caney -actual Avenida Victoriano Garzón y el Tívoli, pero éstos no satisfacían las demandas crecientes de su población, por lo que era necesario el establecimiento de un mercado de mayores tamaño que estuviera ubicado en un lugar céntrico de la ciudad para facilitar el acceso al mismo. No obstante por la envergadura de la obra y sus costos, los planes de ejecución no se realizaron.

Fue la gestión del Gobernador político y Comandante General de la Plaza Oriental, Carlos Vargas Machuca, por muchos considerado el mejor gobernador español de Santiago de Cuba y apodado "el constructor" por la cantidad de obras que promovió en la ciudad, quien diera también a esta el impulso decisivo para su comienzo y dotaría finalmente a Santiago de su Mercado. 

Las obras, salidas a concurso, fueron otorgadas al señor Manuel Cherizola, quien las iniciara en 1856, siendo concluidas el 31 de diciembre de 1859. Se le llamó oficialmente “Mercado de Concha”, en homenaje al Gobernador Militar de la Isla, José Gutiérrez de la Concha. Poco tiempo después ya se le llamaría Mercado de Aguilera.

La apertura del nuevo Mercado santiaguero fue acompañado de celebraciones que, por su fecha de inauguración, se unirían a las tradicionales y multitudinarias fiestas de fin de año. En una crónica de la época se comentaba:

“…Todas las clases sociales se congregaron aquella tarde memorable. Un público inmenso que invadía todo el perímetro del mercado y sus calles adyacentes daban gracias al Señor por el sentido avance de progreso, y prorrumpían en aclamaciones al generoso propulsor que hacía posible con el arresto de su actividad, tantas bondades para esta abandonada urbe…”

Como era común en la época en las grandes celebraciones oficiales, se levantó un precioso altar, donde se encontraban los Presbíteros Marcelino de Quiroga y Modesto Mustelier, acompañado del Canónigo Pedro Ramírez de Estenoz. Antes de comenzar la inauguración, se presentó Vargas Machuca con sus ayudantes vestidos de gala. Al llegar al rito religioso y las bendiciones de rigor, los padrinos, Brigadier Vargas y la distinguida dama Magdalena Nariño de Griñán, fueron ovacionados. 

Vargas Machuca usó de la palabra destacando el beneficio que representaba para los ciudadanos santiagueros y agradeciendo la importante ayuda prestada por el Ayuntamiento. Se dio un clamoroso ¡viva! a la Reina Isabel y al Brigadier Vargas Machuca, y posteriormente se pasó a la fiesta, lo que siempre nos gusta a los cubanos. Se bailó con la presencia de orquestas hasta altas horas de la noche, hubo regalos, dulces y bebidas.

En 1932 un incendio destruyó el edificio por lo que tuvo que ser reconstruido, aprovechando la ocasión para hacerle algunas transformaciones. La primera y segunda plantas fueron destinadas a almacenes, frigoríficos y a depósito de mercancía; y la tercera y cuarta eran destinadas a la venta directa al público de los productos. 

En un artículo de 1944, el Dr Ernesto Buch destaca el hecho de que a los ochenta y seis años de su apertura el Mercado siguiera prestando sus mismos servicios. El remozado edificio, que hoy se nombra “Mercado La Plaza”, aunque popularmente continúa llamándosele “Mercado de Aguilera”, acumula 155 años de prestaciones a la población. 

Y espero que así continúe por mucho más tiempo.