PANFILO, UN HEROE A LA MEDIDA DE NUESTROS MIEDOS

PANFILO, UN HEROE A LA MEDIDA DE NUESTROS MIEDOS.


Los héroes son imprescindibles y necesarios en la cotidianidad de nuestras vidas, al menos para los cubanos. No se puede concebir una isla como la nuestra, el ombligo del mundo, aunque sea de los perfectos idiotas del universo, sin héroes. Cuando no los haya, los fabricamos. Poco importa de cuál parte se inventen estos fenómenos sociales que luego atraparán a las masas como moscas, son imprescindibles.
El gobierno cubano los fabrica como si fueran chorizos, mete a un sublime idiota por uno de los conductos de su terrible maquinaria, y no les quepa la menor duda, saldrá un héroe del otro lado. Ese héroe responderá a las necesidades del momento, será un tipo que se coma él toda la caña necesaria para mantener activo a un central. Levantará cientos de paredes en microbrigadas, las suficientes para superar a la muralla china. Se inmolará abrazado a una bandera cubana en una montaña rodeada por enemigos y gritará algo, tiene que gritar antes de inmolarse, porque si no lo hace no es un héroe.
-¡Ño, me cago en el coño de su madre! Tal vez el compañero que se encontraba a su lado lo escuchó y no dijo nada, quizás no. Como nadie lo escuchaba maldecir las causas que lo llevaron a una temprana muerte, Paco murió considerado un héroe, y si no lo era, mucha falta que hacía.
Del lado de acá ocurre lo mismo, nos encontramos desesperados por tener héroes que nos representen en el terreno internacional, poco importa si creen en él o no, lo interesante es poseerlos. Un pueblo sin héroes es como un jardín sin flor, y no nos podemos quedar atrás. Los que están presos no cuentan, esos se pueden borrar de un solo plumazo, los que interesan deben estar en la calle, en la dura.
Pánfilo es un infeliz alcohólico que perteneció a la marina mercante cubana, un día, aquella flota desapareció y se vio botado en la calle. No supo ganarse la vida en otro campo que no fuera el suyo, no sabía hacer pizzas para vender cuando el fatal período especial, no tenía contactos para comprar maní en la bolsa negra, nada. Atrapado entre sueños y viajes al exterior de su jaula, Pánfilo cedió ante el alcohol y se convirtió en el borrachito simpático de la cuadra, el barrio, y luego, su simpática improvisación recorrió parte del mundo sin él saberlo. ¡Aquí lo que hace falta es jama!
Pronto, muy pronto, todos nos vimos representados en sus palabras. Nada peligrosas, pero muy cercanas a nuestras realidades ocultas durante tanto tiempo. Solo él se atrevía a manifestarlas, poco importaba que estuviera borrachito y se arrepintiera en un momento de sobriedad, como es normal, como es natural en aquella tierra. No le dieron tiempo a mucho, ya habían estudiado perfectamente su debilidad, el alcohol. Nosotros debíamos tener un héroe a cualquier precio, el individuo que manifestara abiertamente lo que ocultaban nuestros miedos. Lo emborracharon nuevamente y Pánfilo se olvidó de todo lo manifestado en estado de sobriedad, perdió el miedo, recobró el valor y se sintió libre y hombre como nosotros cuando estábamos del lado de allá. Lo filmaron, nadie sabe quién fue, pero lo agarraron envalentonado, desafiante, pendenciero, ofensivo, belicoso. Lo atraparon justo al gusto de la cámara que lo transportaría a su triste fama, ¿no hubo algo de manipulación?, ¿quién le pagó los tragos?
La cama se la tenían tendida desde la primera aparición en el mundo cibernético, ¡claro!, muy pocos conocen la existencia de ese simpático negrito dentro de la isla. Poco importa que se conozca en la isla, habrán gritado muchos en la diáspora, tenemos al héroe cortado a la medida de nuestros miedos, el que dice lo que nosotros no tenemos el valor de manifestar. ¿Un héroe es un héroe, no? Al carajo todo tipo de sentimientos, por andar en estas boberías, miren el tiempo que el tipo lleva en el poder.
Raúl, Paco, Rafael, Mercedes, Perico y Javier, pagan conformes el precio de todos los documentos que le exigen para viajar a la isla. No solo eso, soportan con servilismo todas las humillaciones a las que son sometidos en los aeropuertos cubanos, mientras justo delante de sus narices, los extranjeros son tratados como ciudadanos de primera categoría en la tierra que los vio nacer. No dicen nada y soportan el maltrato durante horas, tienen miedo, vivieron con miedo aquí y allá. Aplauden a Pánfilo cuando lo ven por televisión o Internet.
¡Pánfilo ha sido condenado a dos años de prisión! Dicen todos los cables noticiosos y es visto por aquellos que regresaron de sus vacaciones a la isla. ¡Poco importa! Exclaman a la vez, ya aparecerá otro idiota o borracho con la estampa de héroe, eso es lo que necesitamos. ¡Qué viva Magdalena la Pelúa!


Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2009-08-14


FORO NAVAL CUBANO "Faro de Recalada"

Con la encarcelacion de Panfilo, el tiro les ha salido por la culata. El mundo entero lo conoce y el mundo entero repudia la medida carcelaria del regimen de La Habana. Lo demas es cuento de camino.
Saludos Esteban.